Columnista
Riqueza y centralismo
La solución no puede ser otra que la urgente descentralización de recursos y responsabilidades, los primeros en un 78 % en manos de la Nación.
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30 de nov de 2025, 01:33 a. m.
Actualizado el 30 de nov de 2025, 01:33 a. m.
Tuve ocasión de visitar a Riohacha y participar no solamente de gratos eventos en la cuna del vallenato, sino de encontrar una región decidida a buscar su destino de la mano de lo mejor de su liderazgo. Familiarizados con la idea de que allí todo deriva de una economía atada a la riqueza de la minería, fue grato encontrar en la gran feria empresarial impulsada por la Cámara de Comercio de la Guajira lo mejor del empresariado local, representado por pymes del comercio, el turismo, los servicios de toda índole, aun tecnológicos, y la bella confección de productos autóctonos, derivados de su mochila tradicional.
Constatar la ocupación hotelera, sus vuelos repletos y la proliferación de eventos como un Festival del Bolero, el concurso del semillero de niños vallenatos y el lanzamiento de una convocatoria destinada a resaltar los compositores de este género, todo alrededor del imponente malecón sobre la bahía, y coincidir con la entrega que empresas colombianas, lideradas por Aval, están haciendo de sus proyectos de agua potable, emprendimiento y fortalecimiento de cadenas productivas (la artesanal estará esta semana en Italia), me puso de presente una vez más la paradoja de la riqueza de nuestras regiones y la carencia de atención de necesidades tan básicas como el agua, en Ríohacha el abastecimiento en algunas zonas es de un día y medio a la semana.
Lo peor es que las soluciones en su gran mayoría dependen del nivel central y se resuelven malamente en escritorios de burócratas que desconocen la realidad local, incluso la idiosincrasia propia de los pueblos autóctonos.
Entonces, el contraste entre la necesidad de satisfacer localmente las necesidades y la distancia para hacerlo desde el centro muestra la condición triste de que algo falla en el arreglo de nuestra distribución geopolítica. Elecciones locales, responsabilidades locales, mezcladas con las nacionales, generan zonas grises e irresponsabilidades de unos y otros. Qué decir del tema de la seguridad donde los jefes de policía siguen siendo los alcaldes inermes y poblaciones enteras copadas por los narcotraficantes.
La solución no puede ser otra que la urgente descentralización de recursos y responsabilidades, los primeros en un 78 % en manos de la Nación. Para este ciclo político que se avecina, enmarcado por un profundo déficit fiscal, la forma como se atenderán esas necesidades próximas de los habitantes de nuestras regiones debe ser otro de los ejes de las campañas. Es imperativo poner en marcha el espíritu de la Constitución para desarrollar el fortalecimiento de las regiones, aún con proyectos y programas supradepartamentales; de otra forma, serán los departamentos con mayor desarrollo receptores eternos de la migración necesitada que abandona su territorio, pletórico de riqueza mal distribuida por el centralismo que la asfixia y mutila los proyectos prioritarios por razones eminentemente políticas.
Con suficientes pruebas de la mala ejecución de los presupuestos desde la burocracia deficiente y desconocedora de las realidades de nuestros territorios, habrá que reflexionar a fondo y proponer políticas y acciones inmediatas, en procura de que las regiones, donde la riqueza natural abunda, estructuren sus propias soluciones, para lo cual es necesario eliminar el prejuicio de que son incapaces. Con inmensa satisfacción escuché de la boca de la líder orgullosa de uno de los clanes Wayúu, bellamente ataviada con su manta, en su ranchería, claridad absoluta, coherente y factible sobre la forma de gestionar su progreso y su futuro, sin desnaturalizar su estirpe. ¡Allí está el camino!
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