Un desafío prioritario

Luchar con eficacia y contundencia contra la corrupción debería tener una altísima prioridad para el nuevo gobierno si de verdad quiere unir el país

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15 de jul de 2022, 11:35 p. m.

Actualizado el 18 de may de 2023, 05:00 a. m.

Desesperados por lo que venían sintiendo, los colombianos respondieron en 2018 a la llamada Consulta Anticorrupción con más de once millones seiscientas mil personas votando a favor y expresando su rechazo y desesperación. A lo largo del último año fueron muchas las encuestas que se hicieron indagando sobre los temas de mayor preocupación. A diferencia de otros tiempos no fueron asuntos como la inseguridad o la paz lo que apareció en los primeros lugares, fue la corrupción. Esa angustia se expresó masivamente al respaldar con una altísima votación a Hernández, cuyo único argumento era luchar contra este flagelo.

Después de los resultados de la consulta de 2018 se hubiera esperado una respuesta clara del Congreso impulsando iniciativas en esta dirección. No pasó nada de eso. Solo discursos y más discursos.
En el Gobierno estaban puestas las esperanzas y, a estas alturas, era el momento para una rendición de cuentas mostrando los logros alcanzados en un tema tan prioritario. En lugar de esto lo que se ven son escándalos y más escándalos de corrupción con magnitudes inconmensurables, y en temas muy sensibles.

No son solo las barbaridades que se vieron en el caso de Centros Poblados, donde pretendían robarse más de un billón de pesos (no solo los $70.000 millones del anticipo), en un asunto como la conectividad rural. Son casos aberrantes como el de los Ocad y los recursos para la paz que ascienden, según los medios, a más de quinientos mil millones de pesos. Más grave aún, este caso estaría involucrando a Planeación Nacional y los señalamientos llegan al más alto nivel relacionando, incluso, al director saliente con las cúpulas de las entidades de control.
Como si fuera poco, el caso del senador Castaño, sindicado de tener montada toda una empresa criminal, se complica todos los días y aparecen cifras gigantescas de contratación manejadas con artimañas, como están denunciando el caso de Telecafé y estos son solo algunos casos emblemáticos.

Petro habla de un papel más protagónico del Estado en temas tan críticos como el de la salud. Asimismo, manifiesta que quisiera tener como gran consejera de su gobierno a la economista Mazzucato. Ella es, sin duda, un personaje muy relevante en la discusión económica. La oyen gobiernos y empresarios y hay quienes la ven como futura premio Nobel en esta disciplina. Sus planteamientos son interesantes y pueden tener efectos muy positivos en casos como el de la Unión Europea que, con su asesoría, busca alcanzar metas ambiciosas como las de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Naciones Unidas. Ella propone darle al Gobierno un papel de emprendedor moviendo la sociedad en el logro de grandes propósitos que tengan muchos impactos por sus encadenamientos.

Como planteamiento es bien interesante. Sin embargo, ¿cómo se pueden lograr esos grandes proyectos movidos por el Estado, “misiones” las llama ella, si la corrupción se está carcomiendo las instituciones? Luchar con eficacia y contundencia contra la corrupción debería tener una altísima prioridad para el nuevo gobierno si de verdad quiere unir el país y lograr que sus planteamientos se conviertan en realidades.

Ingeniero industrial, Presidente de Asocaña por casi veinte años, consultor privado y miembro de múltiples juntas directivas en los sectores financiero, industrial, energético, servicios, educativo y de investigación. Escribe para El País hace más de veinte años.

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