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Refugiados y refugiados

Dos historias de dos grupos de refugiados. Uno asentado, para quien su estatus de refugiado es cosa del pasado lejano, el otro postrado, sigue manteniéndose como refugiado para ser utilizado con fines políticos.

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Marcos Peckel.
Marcos Peckel. | Foto: El País.

7 de dic de 2025, 12:50 a. m.

Actualizado el 7 de dic de 2025, 12:50 a. m.

Los pasados 29 y 30 de noviembre coincidieron dos conmemoraciones producto del mismo evento: la adopción el 29 de noviembre de 1947 por parte de la Asamblea General de Naciones Unidas de la resolución 181 que establecía la partición del territorio de Palestina, entonces bajo mandato británico, en dos Estados, uno judío y uno árabe. Esa solución de dos Estados que hasta el día de hoy sigue siendo elusiva. Los 29/11 los palestinos conmemoran la ‘Nakba’ -catástrofe- mientras que los 30/11 los judíos conmemoran la expulsión de los judíos de países árabes.

El 14 de mayo de 1948, sobre el sustento jurídico de la resolución de partición, Israel declaraba su independencia el día que las tropas británicas abandonaban el territorio. Ese mismo día los países árabes vecinos lanzaron la guerra contra el naciente Estado buscando matarlo en su cuna. Al final Israel prevaleció. Fue esa guerra la que impidió la creación del Estado árabe-Palestino al lado de Israel y generó la crisis de los refugiados árabes-palestinos. Como consecuencia de la independencia de Israel, los judíos fueron expulsados de países árabes. Dos olas de refugiados.

Para los refugiados palestinos, 710 mil según la ONU, se creó en 1950 Unrwa, agencia especializada de Naciones Unidas que tendría a su cargo la gestión humanitaria de los desplazados y que hasta el día de hoy administra los campos de refugiados en Gaza, Cisjordania, Líbano, Siria y Jordania. Setenta y ocho años han pasado, los refugiados palestinos siguen confinados en escuálidos campos viviendo bajo el régimen asistencialista de Unrwa sin que los países árabes a los que llegaron les permitan su integración económica y social.

La misma Autoridad Nacional Palestina, ANP, -creada tras los acuerdos de Oslo- ha hecho poco para sacar a los refugiados de los campos en los territorios bajo su administración en Cisjordania y Gaza hasta 2007, a pesar de la masiva ayuda de la comunidad internacional. Mucho menos ha hecho Hamás, que expulsó a la ANP de Gaza en 2007 por los refugiados en los campos bajo su dominio. Tras la masacre de Hamás en Israel del 7 de octubre de 2023 que desató la guerra que concluyó hace pocas semanas con un cese al fuego, se destaparon graves falencias en la Unrwa que ponen en entredicho su continuidad.

El otro grupo de refugiados, unos 850 mil, corresponde a los judíos expulsados de países árabes entre 1948 y 1967. Comunidades antiquísimas como la de Iraq con 2500 años de presencia continua y las de Argelia, Libia, Marruecos, Egipto, Yemen y Túnez fueron desterradas de sus hogares. Paradójicamente, los países árabes terminaron justificando con esa expulsión arbitraria la necesidad del Estado Judío, único que acogió a los refugiados judíos. Estos llegaron al nuevo país en condición de indigencia, tras haber sido despojados de manera sumaria de sus propiedades y tras pasar unos años en campos de transición se integraron a la sociedad israelí y abandonaron para siempre su condición de refugiados.

La Convención de la ONU de 1951 establece que el estatus de refugiado no se “transfiere” a los descendientes, sin embargo, esta no aplica a los refugiados palestinos quienes mantienen su estatus de refugiado generación tras generación, sumando actualmente unos cinco millones, de los cuales un millón y medio reside en los 58 campos administrados por Unrwa. Los refugiados palestinos tienen derecho a una solución justa, pero al mundo árabe y al liderazgo palestino les ha interesado mantenerlos en los campos, sin derechos, sin nacionalidad, sin esperanza, para utilizarlos como herramienta diplomática y propagandística.

Dos historias de dos grupos de refugiados. Uno asentado, para quien su estatus de refugiado es cosa del pasado lejano, el otro postrado, sigue manteniéndose como refugiado para ser utilizado con fines políticos.

Profesor de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia. Analista internacional para varios medios en Colombia y el exterior. Colaborador y columnista de El País desde el 2001.

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