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Mario Fernando Prado

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Reconciliémonos

La paz, la convivencia, el respeto, la autoridad, la solidaridad son los cimientos de esta nueva Cali que renacerá entre las cenizas de los odios, las venganzas, las divisiones, la corrupción y las componendas.

3 de noviembre de 2023 Por: Mario Fernando Prado

La abrumadora votación que favoreció a Alejandro Eder demostró que no hay que pararle tantas bolas a las encuestas ni menos dejarse llevar por sus influencias a veces perversas y por ende malintencionadas.

De haber acertado con sus guarismos, habríamos tenido un empate técnico que, como lo escribí en pasada columna, habría fomentado las divisiones y la polarización, responsables de este clima de incertidumbres que hemos padecido desde hace varios años.

Pero no: la victoria contundente del ederismo que le sacó a su contenedor más de 90 mil votos, demostró que, a pesar de las maquinarias y la incitación a la lucha de clases, imperó la racionalidad y fue definitivo el voto de opinión, al cual no le estábamos dando la importancia que hizo inclinar la balanza hacia el “candidato del establecimiento” que fue lo mínimo que le endilgaron.

Indiscutiblemente, sus alianzas, sobre todo con Diana Rojas -que no se inmoló, sino que pensó más en Cali que sí misma-, le fueron abriendo campo y ganar terreno. Además, su independencia con el alcalde Ospina fueron también determinantes para conquistar la joya de la corona de nuestra atribulada ciudad.

Sin embargo, Eder no se obnubiló con el triunfo con actitudes revanchistas.

Ni bien supo que había ganado, enarboló la bandera de la reconciliación consistente en enviarle un recado a sus opositores en el que les dijo que se dieran la mano, se tomaran un tinto y fueran amigos.

Y así lo ha venido haciendo todos estos días. Tendiendo puentes anteponiendo a cualquier consideración personal lo francamente importante como es el futuro de Cali.

Y a ello le está apostando, dejando a un lado y olvidando todo lo que le dijeron y lo que él respondió, en una actitud gallarda y ejemplarizante.

Nos esperan muy buenos aires comenzando por recuperar el tiempo perdido. El futuro es ahora, ya mismo, y solo hay que mirar para adelante y no dejarse llevar por echarle la culpa a los que la tienen. De eso se encargarán las IAS.

La paz, la convivencia, el respeto, la autoridad, la solidaridad son los cimientos de esta nueva Cali que renacerá entre las cenizas de los odios, las venganzas, las divisiones, la corrupción y las componendas.

Hay mucho por hacer y para ello necesitamos un clima de entendimiento y de tolerancia sin perder, repito, la autoridad.

La inseguridad y la violencia nos tienen agobiados. La movilidad urge que se repiense. El MÍO debe mejorarse antes que liquidarse. Tenemos déficit de escuelas y de educación. Hay que meterle la mano a la salud y a la salud mental de caleños. Los espacios públicos y los parques, así como la arborización, el medio ambiente, requieren una atención especial, etc.

Algo muy positivo fue el encuentro con Dilian, nuestra gobernadora de los 700 mil votos, que selló una alianza que cristalizará por ejemplo el tren de cercanías y mejorará la seguridad en nuestra zona rural.

Bienvenido señor Alcalde. Sus abuelos, Don Harold, motor de Manuelita, secuestrado y asesinado por la guerrilla, y Don Álvaro Garcés, quien junto con sus hermanos donaron el millón de metros cuadrados para la Ciudad Universitaria del Valle y los terrenos para la Fundación Valle del Lili, entre muchas otras obras en favor de la comunidad, le van a acompañar, desde el más allá, para el buen logro de su gestión.

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