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Marihuana y alcohol

La marihuana produce menos efectos nocivos que el consumo de alcohol. Pero...

23 de diciembre de 2014 Por: Ramiro Andrade Terán

La marihuana produce menos efectos nocivos que el consumo de alcohol. Pero los dos hacen daño a quienes lo consumen. Así debió presentar el tema el Ministro de Salud, Alejandro Gaviria. Quien –en una entrevista– afirmó que “fumar marihuana es más seguro que consumir alcohol”. Debió agregar que los dos son nocivos para la salud del consumidor. Nada tienen de seguro. Por el contrario: el consumo de marihuana o alcohol, afecta la salud, estimula la tendencia a la agresión y distorsiona peligrosamente la personalidad y el buen juicio del consumidor. En boca del Ministro, encargado de velar por la salud de sus compatriotas, la frase “más seguro”, se presta a confusión. El consumo de uno u otra, debe ser condenado con claridad. El Estado sufre la agresión de las drogas ilícitas. Que ha venido en aumento y toma un giro alarmante: ya hay un consumo apreciable de millares de colombianos. Eso no ocurría antes: nos limitábamos al infame tráfico. Ahora somos consumidores, con traficantes que hacen guardia en los establecimientos escolares para iniciar a niños y adolescentes en el fatídico vicio.¿Ha tomado el gobierno medidas radicales y persistentes para combatir la perniciosa invasión de drogas ilícitas? Si lo ha hecho –y ojalá sea cierto– ha tenido tal secreto que el país poco sabe de un asunto clave. El consumo de alucinógenos es plaga letal en el mundo. Sus efectos incalculables y perversos afectan a los adultos, y contagian a la juventud que cae prisionera en sus garras, es una especie de antesala para otros delitos. No es un crimen menor, es una potente y riquísima transnacional que envenena menores: compra autoridades, infiltra organizaciones insospechables, soborna y se extiende con rapidez por todo el planeta.América Latina ha sido invadida por organizaciones refinadas y técnicas, que se encargan del fantástico negocio. En este año y los próximos, el mundo vivirá escalofriante batalla contra ese invasor. Y si Latinoamérica no lo combate unida y a tiempo, pagará esa conducta con grave daño social. No basta que una nación combata el tráfico. La eficacia de esa medida radica en su universalidad. Es gigantesco delito que debe atacarse con el concurso unificado de todas las naciones que lo padecen, para que resulte efectivo. Eso no ha ocurrido en su plenitud. El acuerdo concreto, real, es más retórica que realidad. Las drogas son delito universal que obliga a una respuesta mundial.