La maravilla del Universo
Pensaba escribir sobre fechas más cercanas a nosotros. Por ejemplo los 100 años de Marcel Proust, a cuyo En Busca del Tiempo Perdido uno vuelve siempre que necesita limpiar la retina y la sensibilidad.
O hablar de los 100 de José Saramago, de quien leo en este momento sus Viajes por Portugal, diario de recorridos y fotos por su país natal. O referirme a los 100 años que Álvaro Mutis cumplirá en 2023.
Pero decidí empezar miles de millones de años atrás, y remontarme a los 13.800 millones de años de origen del universo. Esto, porque he sido atrapada por una serie que se titula, justamente, Universo, de Netflix y narrada por Morgan Freeman.
Pensaba, al seguir esta historia asombrosa de nuestro universo, por qué la escuela (al menos la mía) mató tanta magia y tanta sorpresa alucinante entre materias sosas, catatónicas y soporíferas, más obsesionadas con la memorización de datos y fechas que por hacernos pensar y soñar y maravillar.
Que pudiéramos salir de la escuela amando la física, la química, la biología, la historia, las matemáticas, tendría que ser una medición superior a la de una prueba de Estado. Y que la comprensión de nuestra conexión con el universo y el planeta y todos los seres iluminara nuevas conciencias, una prioridad.
La historia de nuestro universo es superior a la intriga de cualquier novela o cuento jamás escrito, aunque sea injusta esta comparación.
Como el alfabeto tiene 27 letras de cuyas variaciones y mezclas están hechos todos los relatos de nuestra lengua, así mismo el universo, las estrellas, los planetas y todo lo que existe es resultado de la interacción entre solo 90 elementos químicos.
Esta serie nos ayuda a recordar que cada búsqueda nuestra es, en realidad, calco de la lucha de todo lo creado por obtener más energía. O recordar que los ingredientes que nos componen, incluida la electrónica de nuestro cerebro (que permite hacer conexiones y convertir química en palabras), proviene no de ahora, sino de las sustancias que se forjaron en el corazón de las estrellas, en el origen del cosmos, antes de la luz, en la gran infancia de todo lo que existe. Con cuánta belleza lo retratan series como 'Universo'.
Cuánto deberíamos aprender todos del universo, cuánto necesitaríamos repasar los principios con los que estamos hechos: combinación, mezcla, diferencia, diversidad, variedad.
Quizá si se enseñara la ciencia desde la admiración y la maravilla, más que desde solo lo coercitivo, daríamos nuevo valor a todo lo que existe.
Creo que hacia allá caminamos, ahora que empiezan a escasear los recursos que soportan la longevidad de las especies.