Columnistas
Oda al Siglo XX
El Siglo XX nos dejó a las puertas del XXI con todas las herramientas para el desarrollo humano...
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22 de sept de 2025, 09:48 p. m.
Actualizado el 22 de sept de 2025, 09:49 p. m.
“Pero el Siglo XX es un despliegue de maldad insolente; ya no hay quien lo niegue. Vivimos revolcados en un merengue y en el mismo lodo, todos manoseados: Siglo XX, cambalache problemático y febril”.
Son las estrofas de este mítico tango de Enrique Santos Discépolo. La historia de este siglo suele resumirse en guerras y desastres, pero con frecuencia se olvida que también fue una época de grandes avances científicos y de una extraordinaria floración en el campo del pensamiento y del arte.
El Siglo XX avanza como una deslumbrante sucesión de argumentos e ideas, combinando la música, la literatura, el cine y una perspectiva realmente universal que abarca desde el Concilio Vaticano II hasta la Revolución Cultural china, llegando incluso hasta nuestros días e involucrándonos con la irrupción de internet. Todo esto deja en claro que la guerra no es lo único que caracteriza este periodo. En el ámbito intelectual, por ejemplo, hubo una profunda aceptación de la ciencia, no solo porque contribuyó con la invención de productos cuyo alcance transformó nuestras vidas por completo, sino porque marcó una diferencia respecto a siglos anteriores.
Algunos historiadores señalan que la relación del Siglo XX con los siglos XVIII y XIX no fue tan distinta; sin embargo, este periodo se diferencia en tres aspectos fundamentales:
1. La ciencia se centró en los fundamentos de la naturaleza.
2. Las investigaciones en matemáticas, antropología, historia, genética y lingüística comenzaron a ofrecer una visión coherente del mundo natural.
3. La psicología abrió un nuevo terreno de conocimiento, haciendo que el hombre del Siglo XX se percibiera a sí mismo de manera distinta.
La tecnología, por su parte, abrió camino a avances impresionantes: el teléfono móvil, el ordenador portátil, la píldora anticonceptiva, el descubrimiento de la penicilina, el desarrollo de las vacunas, los rayos X, la radiología avanzada, los primeros trasplantes de órganos, la insulina, la cirugía a corazón abierto y la prevención de enfermedades, entre muchos otros.
Terminó así un siglo extraordinario, fascinante y creativo, quizás comparable con el siglo IV o con el Renacimiento. Fue como si la historia hubiera atravesado un largo trámite para desembocar en una época donde se concretaron los extremos y se pusieron a prueba los sueños y las pesadillas. Nunca antes había pasado tanto en tan poco tiempo, y el Siglo XX nos dejó a las puertas del XXI con todas las herramientas para el desarrollo humano e, incluso, para la posibilidad de la inmortalidad, aunque no hayamos sabido aprovecharlas por seguir enfrascados en guerras innecesarias y por nuestra dificultad para vivir en paz.
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