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Oda a la vejez

¿En qué condiciones llegamos a vivir 90 o incluso 100 años?

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Antonio Joaquín García.
Antonio Joaquín García. | Foto: El País.

13 de oct de 2025, 12:37 a. m.

Actualizado el 13 de oct de 2025, 12:37 a. m.

Nuestros antepasados tenían una expectativa de vida de apenas 40 años. A medida que fue evolucionando su permanencia en la Tierra, esa expectativa comenzó a crecer. En los últimos años de la humanidad, esta se ha incrementado notablemente. ¿La clave? Mejores hábitos saludables, alimentación natural, uso de vacunas, mejores condiciones higiénicas, acceso a agua potable, tratamientos médicos más eficaces, práctica de ejercicio, y disminución del consumo de alcohol y tabaco. También ha influido la tecnología aplicada a la medicina, mantener conexiones sociales que favorecen la salud mental y emocional, dormir más horas, y el acceso oportuno a tratamientos médicos avanzados.

Los años traen consigo experiencias y transformaciones que debemos aceptar, no combatir, negar ni reprimir. Ser longevo significa vivir muchos años, pero la duda que nos asalta es: ¿en qué condiciones llegamos a vivir 90 o incluso 100 años?

El envejecimiento tiene múltiples explicaciones. Es un proceso multifactorial, ligado a muchos eventos que, en conjunto, explican los cambios fisiológicos y moleculares que se dan con el paso del tiempo. Las células no son inmortales; llegan a una condición biológica conocida como ‘muerte programada’. Cada día nuestro cuerpo se defiende con eficacia de centenares de pequeños y grandes ataques. Sin embargo, lamentablemente, no siempre esas defensas funcionan.

La genética juega un papel fundamental en el envejecimiento. El ADN es nuestro mapa genético: decide cómo seremos desde la infancia hasta la vejez, pero siempre influenciado por el entorno en el que vivimos. Existen distintas teorías para explicar el envejecimiento, pero hasta el momento, ninguna ha sido comprobada científicamente.

Debemos tener cuidado, porque todos los días el mercado nos inunda con remedios, fórmulas, ejercicios, y cirugías que, en muchos casos, responden más a intereses comerciales que a reales beneficios. Al final, somos nosotros quienes decidimos qué camino tomar para prolongar la vida.

Un aspecto vital es el amor y la necesidad de convivir con nuestros semejantes. El cuerpo está programado para funcionar muchos años, incluso sexualmente hasta la muerte. Estudios realizados en comunidades saludables demuestran que las personas viven más cuando tienen un estilo de vida equilibrado. Amar a alguien, vivir en pareja y disfrutar de los días nos llena de energía y vitalidad.

Existe un estudio realizado en Okinawa, Japón, donde el 90% de la población supera los 90 años. Ellos sostienen que la alimentación es una medicina. Su dieta se basa en verduras, frutas, pescados y un alga llamada kombu. Además, consumen menos arroz que otros pueblos y practican el yumaru: un sentido de pertenencia, conciencia del propio valor dentro de la familia y la sociedad, deseo de vivir, divertirse y trabajar. Los mayores de 90 años nunca dejan de trabajar. Practican artes marciales, son respetados y honrados por toda la comunidad, son solidarios, valoran profundamente a la familia y disfrutan del aire libre.

Esto contrasta con muchas realidades del mundo occidental, donde los ancianos pierden estímulos y son relegados. Un aspecto que destacan es el amor: mientras sea fuerte y verdadero, y exista el deseo de vivir, no se debe renunciar a los amigos, a la familia, a los libros, a la cultura, a los animales, ni a rodearse de personas que también quieran seguir viviendo.

No debemos renunciar nunca a todas las cosas buenas de la vida. Solo así llegaremos a una vejez saludable, digna y feliz.

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