Columnista

No se equivoquen

En la recuperación de Palacio de Justicia hubo improvisación, uso indiscriminado de la fuerza y muerte de civiles inocentes en medio del fuego cruzado.

GoogleSiga a EL PAÍS en Google Discover y no se pierda las últimas noticias

Francisco José Lloreda Mera
Francisco José Lloreda Mera. Columnista | Foto: El País

9 de nov de 2025, 02:48 p. m.

Actualizado el 9 de nov de 2025, 02:48 p. m.

El responsable de la tragedia del Palacio de Justicia es el M-19. Preocupa que, cuarenta años después, aun haya quienes midan con un mismo rasero el acto terrorista con la reacción del Estado y, lo que es peor, que excusen o soslayen el actuar de esa guerrilla. Otros, con frialdad y cinismo, califican de genialidad la iniciativa criminal, al tiempo en que niegan y ocultan verdades de a puño como el objetivo real de la toma sangrienta.

Hay hechos incontrovertibles: el asalto armado el 6 de noviembre de 1985 por parte de un comando del M-19 con la careta de un juicio político en el propio Palacio de Justicia al expresidente Betancur, la operación militar y policial para recuperar el control del edificio, y la muerte en distintas circunstancias de 101 de los 350 civiles secuestrados, entre ellos 11 magistrados que decidían la viabilidad de la extradición a Estados Unidos.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos y el Consejo de Estado condenaron al Estado. El general Arias Cabrales y el coronel Plazas Vega, entonces comandantes de la XIII Brigada del Ejército y de la Escuela de Caballería, fueron condenados a 35 y 30 años de prisión y, un coronel, un mayor y cuatro capitanes sentenciados a 40 años de cárcel. El general (r) Plazas Vega fue absuelto años después por la Corte Suprema de Justicia.

Mientras tanto, los del M-19, amnistiados. Los que planearon, conocían y llevaron a cabo el acto terrorista. Ellos o sus hijos serían presidentes, comisionados de paz, alcaldes y congresistas. Ahí están, Gustavo Petro, detenido días antes, y María José Pizarro, hija de Carlos Pizarro, entre otros, ondeando feliz e impunemente la bandera del M-19, en tanto quienes defendían la democracia con aciertos y sin duda errores, se pudren en la cárcel.

Para completar, quien usurpa el poder presidencial excusa al M-19 y califica de genio al exguerrillero Luis Otero por idearse la incursión terrorista y, contra toda evidencia, niega que Andrés Almarales, otro de los facinerosos, hubiese asesinado a sangre fría al exmagistrado Manuel Gaona, el ponente de la sentencia a discutir ese día. Y ninguno de los exguerrilleros ha tenido el valor de reconocer que eran pagados por Pablo Escobar.

En la recuperación de Palacio de Justicia hubo improvisación, uso indiscriminado de la fuerza y muerte de civiles inocentes en medio del fuego cruzado. Pero, de ahí a insinuar que las Fuerzas Armadas estaban a la espera del asalto, no. Como tampoco culpar a Betancur por no haber atendido la llamada y el llamado de alto el fuego del presidente de la Corte, Alfonso Reyes Echandía, quien seguramente tenía un fusil apuntándole a la cabeza.

No era fácil. Y no lo es para los familiares de quienes murieron en esos días aciagos; es entendible que cuestionen la reacción de la fuerza pública, llamada a proteger la vida. Pero, especular sobre cuál hubiese sido el desenlace de no haber estos irrumpido como lo hicieron en el edificio, haberse aceptado el show del enjuiciamiento político o sentado a negociar lo innegociable, carece de todo sentido. Igual, incriminar a la par al Estado.

El responsable de la masacre en el Palacio de Justicia es el M-19, el verdadero partido político del presidente y la izquierda criminal que lo acompaña y que pretenden lavarle la cara a ese grupo terrorista en vísperas de un año electoral. No se trata de excusar a la Fuerza Pública por sus desmanes, pero sí, de diferenciar. Más, cuando los unos están amnistiados y disfrutando de las mieles del poder y otros en la cárcel o estigmatizados de por vida. Injusticia que debe ser corregida so pena de ahondar aún más la herida.

Abogado y doctor en política de la Universidad de Oxford. Se desempeñó como Ministro de Educación, Embajador en La Haya, Alto Consejero Presidencial para la Seguridad Ciudadana, y Director de El País de Cali. Actualmente es Presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo, gremio de la industria de hidrocarburos.

Regístrate gratis al boletín de noticias El País

Descarga la APP ElPaís.com.co:
Semana Noticias Google PlaySemana Noticias Apple Store

AHORA EN Columnistas