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Más que solo tren

... La decepcionante conclusión es que la mayoría ha ignorado la propuesta que se les presentó, pese a ser breve y concisa, acompañada de un pequeño documento debidamente ilustrado, y no han sacado de ella ni siquiera los aspectos que consideren convenientes...

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Benjamin Barney Caldas
Benjamin Barney Caldas | Foto: El País

20 de nov de 2025, 03:02 a. m.

Actualizado el 20 de nov de 2025, 03:02 a. m.

Es preciso que se piense en el tren ligero como parte de un eje urbano-regional de Cali, y no independientemente. Dicho eje vial y urbano, ya propuesto hace unos años por un grupo de profesionales, incluye el tren de Yumbo a Jamundí por el actual corredor férreo; una autopista urbana a sus dos lados, separada de aquel por dos largas zonas verdes, las que en algunas partes configuran parques urbanos, y la alameda más larga del mundo; la regulación del par vial de las Cls. 25 y 26; dos ciclovías de doble sentido junto a amplios y llanos andenes arborizados. Y el ramal del tren a Palmira se empataría con dicho eje vial, cerca a la actual a la Terminal de Transporte; y se debería complementar con otro a Buenaventura.

En consecuencia, lo más indicado es estudiar la propuesta para esos dos ejes urbano-regionales para Cali, y luego, si se la encuentra pertinente, en su totalidad o parcialmente, establecer un plan oficial y definitivo que permita realizar de manera independiente el proyecto de sus varios componentes (tren, autopista, zonas verdes, parques, alameda, par vial, ciclovías, andenes) pero entonces con la seguridad de que después no se interferirán unos a otros, y que a la larga todos serán complementarios. Esto permitiría iniciar ya mismo las obras iniciales necesarias para la mayoría de dichos componentes y que mientras tanto serían útiles para la ciudad, pero en orden de prioridad y según los presupuestos con los que se cuente.

De todo esto se ha escrito muchas veces en esta columna, y desde hace varios años se han realizado varias reuniones al respecto por parte de los autores de la propuesta de dichos ejes viales urbano-regionales de Cali, incluyendo algunas con los diversos funcionarios municipales que sucesivamente han tenido que ver con este tema. Pero la decepcionante conclusión es que la mayoría ha ignorado la propuesta que se les presentó, pese a ser breve y concisa, acompañada de un pequeño documento debidamente ilustrado, y no han sacado de ella ni siquiera los aspectos que consideren convenientes; y los que destacan algún tema de la misma equivocadamente no suelen verlo como parte de un conjunto que es mucho más amplio.

Pero ¿qué puede explicar esta mirada a la ciudad evidentemente corta de alcances y de miras? Primero, que priman los intereses económicos de los que usufructúan los contratos tanto desde la empresa privada como por parte de las autoridades y, en segundo lugar, la carencia de estudios, experiencias y conocimientos de los funcionarios involucrados. Junto con la ignorancia recurrente en esta ciudad de sus cruciales aspectos urbanísticos, paisajísticos y arquitectónicos, tres disciplinas básicas para pensar una ciudad -el artefacto construido- junto con el estudio de sus habitantes y el de sus actividades, los que a su vez se deberían hacer en relación con el artefacto, de informarse de sus características cualidades y relaciones entre esos tres aspectos.

Es como si no se supiera que es una ciudad, y ni siquiera la que define el diccionario, en tanto “un conjunto de edificios y calles, regidos por un ayuntamiento, cuya población densa y numerosas se dedica a actividades no agrícolas” en otras palabras, un artefacto (la ciudad física) más sus habitantes y sus actividades; pero igualmente se refiere a un “conjunto de edificios e instalaciones que ocupan una parte delimitada de la ciudad y tiene una finalidad específica” como una ciudad universitaria, por ejemplo. Pero, además, en Colombia ya vive en las ciudades cerca de las tres cuartas partes de su población, y Cali se acerca a los tres millones, y de ahí lo pertinente de subdividirla en ciudades dentro de la ciudad unida por los ejes urbano-regionales mencionados.

Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle. Ha sido docente en Cali en Univalle, la San Buenaventura y la Javeriana, y en el Taller Internacional de Cartagena, de los Andes, y continua siéndolo en la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona. Escribe en El País desde 1998.

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