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¿Se acaba el Batallón?

El Valle perdió la influencia que tenía años ha. Nos convertimos en un departamentico de tercera en todo y para todo.

28 de noviembre de 2022 Por: Mario Fernando Prado

Está circulando un rumor por demás preocupante: la tercera Brigada que tiene a su cargo el Batallón de Alta Montaña ubicado en la vereda de El Diamante -a solo 20 minutos del Corregimiento de Felidia- estaría a punto de cerrarse o mejor dicho desmantelarse.

Lo anterior sería la peor noticia para la seguridad de Los Farallones de Cali en donde siguen operando la minería ilegal, los atentados contra la fauna y la flora, la presencia guerrillera, los laboratorios para el procesamiento de drogas ilícitas y un corredor para llegar al Pacífico desde las montañas de Nariño y el Cauca.

Pero, además, tiene a su cargo la seguridad de las comunas 1, 18 y 20 de esta ciudad y hasta la extensa región de Dagua azotada permanentemente por los grupos guerrilleros y la delincuencia.

Semejante exabrupto se produciría si no es atendida la solicitud de la Secretaría de Seguridad y Justicia de Cali a los altos mandos militares, de una partida de 9140 millones de pesos para las actividades de la Policía y el Ejército sobre la cual tan solo se aprobaron 700 millones de pesos o sea menos un 7% de lo presupuestado.

De ser así, una de las actividades que pagaría el pato sería el susodicho Batallón de Alta Montaña que de clausurarse o reducirse su operación, daría pie a que todo el terreno ganado desde el año 2004, cuando se creó y se bautizó con el nombre del dirigente político Rodrigo Lloreda Caicedo, se fuera al traste y volvieran además los secuestros, robos y asesinatos.

Urge que el Concejo de Cali, la Alcaldía de nuestra ciudad, la Gobernación del Valle, la Bancada Parlamentaria, los gremios y los medios de comunicación hagamos todos un frente común para presionar al Gobierno Nacional para que aumente el presupuesto y no nos salga con un grosero 7% de lo que se le ha solicitado.

Y es que lo anterior es una prueba más de que esta región le importa un chorizo a las altas jerarquías capitalinas que continúan dándonos garrote por doquier.

El Valle perdió la influencia que tenía años ha. Nos convertimos en un departamentico de tercera en todo y para todo. De ese liderazgo que nos colocó de primeros en el radar colombiano del desarrollo, el emprendimiento y el progreso no queda sino el vago recuerdo.

Nuestros puentes, nuestras carreteras, nuestras inversiones, nuestra seguridad, salud, educación y vivienda están rezagadas y si no es por entidades privadas y esfuerzos departamentales seríamos otro Cauca, pero sin popayanejos.

¿Qué hacer para que despertemos? El solo ejemplo de un 7% para atender las necesidades de orden público es una miserableza, una falta de respeto, una bofetada ante lo cual hasta somos capaces de poner la otra mejilla.

Ahora que se avecinan las candidaturas para las Alcaldías y la Gobernación debemos pensar en personas que a más de probas y honestas, sepan moverse en Bogotá con vestidos de paño y sin guayaberas estrafalarias.

Es allá y no aquí donde se toman las decisiones. Menos sancocho y más ajiaco.

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Postdata: ¡Despierta Valle del Cauca!

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