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Ladrones de arte

Creo haber leído que uno de los ladrones fue capturado, pero no encuentro otros datos que indiquen que ha habido éxito verdadero en capturar a sus cómplices y en recuperar las obras de arte.

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Fernando Cepeda Ulloa
Fernando Cepeda Ulloa - Abogado y Político Abril 7 del 2025 Foto: Helen Ramírez - SEMANA | Foto: HELEN RAMÍREZ

29 de nov de 2025, 03:14 a. m.

Actualizado el 29 de nov de 2025, 03:14 a. m.

Después del sorprendente y, también, escandaloso robo de algunas piezas de arte en el Museo del Louvre, no hemos vuelto a tener noticias sobre qué ha ocurrido en la tarea de rescatar las joyas de la corona francesa perdidas. Creo haber leído que uno de los ladrones fue capturado, pero no encuentro otros datos que indiquen que ha habido éxito verdadero en capturar a sus cómplices y en recuperar las piezas históricas.

Un buen amigo me proporcionó la revista Semana del 16 de noviembre que trae en la portada una bella fotografía para introducir la doble vida de Malala, la joven que recibió el premio Nobel de La Paz. Pero me llamó más la atención una crónica sobre los mayores ladrones de arte. Un artículo que introduce con una maravillosa fotografía que muestra representantes del museo del Louvre, rodeando el cuadro de La Gioconda que fue robado en 1911, y recuperado dos años después. El ladrón lo guardó debajo de su cama durante más de dos años. El texto introductorio vale la pena reproducirlo: “unos son genios del disfraz, caballeros de día y rufianes de noche; otros, tipos anodinos, difíciles de pillar; y algunos, absolutos profesionales con banda organizada. Trabajan sin violencia, incluso dejando una tarjeta con su firma en un alarde de chulería.”

El artículo se basa en un libro que describe, en detalle, los procedimientos utilizados por los distintos ladrones.

El 22 de agosto de 1911, un martes, tardíamente se dieron cuenta de qué La Gioconda había sido robada. Como ocurrió ahora, el Louvre cerró por algunos días y luego tuvo que atender muchísimas visitas, porque el público quería ver “el hueco que La Gioconda había dejado. Con su desaparición, la obra multiplicó la curiosidad, se disparó su fama, arrancó su leyenda.” El robo ocurrió el lunes 21 de agosto, que es el día de cierre del museo. El ladrón Vincenzo Peruggia, un pintor de brocha gorda, entró vestido de operario, tiró el marco debajo de una escalera, dice la crónica, y escondió el lienzo bajo su bata blanca y salió tranquilamente. Nadie sospechó. El intento de vender el cuadro años después en Italia lo delató, y la policía capturó al ladrón. Lo condenaron a siete meses de cárcel. Alegó que Napoleón había robado a Italia ese cuadro y que él quería devolverlo. La verdad era otra. La Gioconda la llevó, continúa la crónica, Leonardo a Francia cuando trabajó para el rey Francisco primero.

Otro capítulo muestra como el llamado genio del disfraz que sirvió de inspiración a Sherlock Holmes, Adam Worth, robó en 1876 en una galería de Londres, el retrato de la duquesa de Devonshire, obra del famoso Thomas Gainsborough. Lo ocultó durante 25 años. Aparentaba ser un caballero respetable, mientras continuaba robando. El texto dice que “era un maestro de la mentira y un gran actor. Sus modales eran excelentes, y jamás utilizó la violencia”. Y añade el texto: “no toleraba la brutalidad ni la violencia. Fue un ladrón bastante honorable. Y el más hábil. También asaltó trenes”. Eso dice Ana Trigo la autora del libro publicado por Ariel, Ladrones de Arte.

Otro caso es el de Stephane Breitwieser a quien describe como un campeón del oficio. Reconoció haber robado 239 obras de arte valoradas en más de 1500 millones de euros y que afectaron a unos 170 museos, iglesias, galerías y casas de subastas. No vendía lo robado, lo guardaba en la casa de su madre. Su novia, enfermera, lo acompañaba en sus actividades delictivas Cuando fue detenido, avisó a su madre y ella destruyó verdaderos tesoros que había acumulado como cuadros, tallas de madera, libros, joyas, cerámicas, relojes, jarrones. Se considera que eso fue una tragedia, obtuvo una condena muy suave, y luego de cumplirla regresó a su oficio.

Repasar estos y otros casos aporta una revelación increíble: se repiten y hasta se magnifican, la capacidad de prevención y protección de supuestos tesoros es muy precaria y las sentencias de los jueces dejan casi todo que desear, son muy complacientes. ¡La autora cree que lo que hacen estos ladrones es equivalente a una obra de arte!

Experto en Ciencias Políticas, profesor y diplomático. Estuvo vinculado a la Universidad de los Andes por 23 años, durante los cuales enseñó Ciencia Política y ocupó varios cargos como Rector Encargado, Vicerrector y Decano de Ciencias Políticas, entre otros. Se ha desempeñado como Embajador en Canadá, Representante Permanente de Colombia ante las Naciones Unidas, Embajador en Inglaterra, Ministro Plenipotenciario en Washington y encargado de Negocios. Fernando Cepeda Ulloa ha sido Ministro de Gobierno, de Comunicaciones, Consejero Presidencial y Viceministro de Desarrollo Económico.

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