La importancia de la diplomacia paralela ante el abandono del gobierno Petro

La semana pasada, el Gobierno Nacional le incumplió a Cali y al Valle del Cauca. El presidente Gustavo Petro, que tenía hasta el 8 de noviembre para avalar la cofinanciación del 70 % del Tren de Cercanías, decidió, por capricho y venganza política, darle la espalda al departamento y a los ciudadanos del Pacífico colombiano. Pese a que Cali, Jamundí y el Valle del Cauca cumplieron minuciosamente con todos los requisitos previos, el mandatario optó por frenar un proyecto estratégico para la región.

Ello resulta especialmente contradictorio, pues tanto en campaña como ya en el poder, Petro afirmó que uno de sus objetivos era la reactivación del tren. Además, el 15 de septiembre de este año, la ministra de Transporte María Fernanda Rojas, afirmó en un video desde canales oficiales en redes sociales, que el gobierno Petro firmaría la cofinanciación del Tren de Cercanías. Sin embargo, los ciudadanos de Cali, Jamundí y el Valle del Cauca, que depositaron su confianza en esta administración, vieron que sus promesas resultaron ser vacías, narrativas, pues este gobierno le negó los recursos y condenó al departamento al atraso en una apuesta innovadora de transporte sostenible.

Con esto se confirma que este gobierno no solo se caracteriza por su retórica vacía y su pobre ejecución, sino que, lejos de representar el ‘cambio’ prometido, reproduce las dinámicas históricas de un centralismo que impide que los recursos lleguen a las regiones más necesitadas. Peor aún, actúa con arbitrariedad: como la bancada vallecaucana no apoyó sus proyectos legislativos, los ciudadanos se quedarán sin tren.

Ante esta continuidad de un centralismo excesivo, y en este caso vengativo, que ha sido la constante en este y en gobiernos anteriores, cobra especial relevancia un tema que abordé en este espacio hace unas semanas: la diplomacia paralela.

Según Stéphane Paquin, este concepto describe las actividades internacionales de gobiernos subnacionales —provincias, ciudades, estados o regiones— que pueden complementar o incluso ir en paralelo a la diplomacia del gobierno central. Estas incluyen la promoción económica, la cooperación internacional en temas ambientales, científicos, culturales o de infraestructura, y la búsqueda de alianzas globales.

Frente a la negativa del Gobierno Nacional de ser coofinanciador del Tren de Cercanías, y dada la importancia estratégica del proyecto, la diplomacia paralela se convierte en una herramienta esencial para gestionar los recursos a través de la banca multilateral o de la cooperación internacional. Ya el alcalde Alejandro Eder ha dado pasos en esa dirección. Países como Corea del Sur y Japón podrían ser aliados clave: el primero destina cerca del 20 % de su cooperación a países de ingreso medio alto —como Colombia— y prioriza la infraestructura; el segundo, que en 2023 asignó unos 17.580 millones de dólares a cooperación internacional, busca ampliar su presencia en América Latina y también prioriza la infraestructura y la creación de cadenas de suministro.

Así, ante el incumplimiento caprichoso del presidente Petro con los caleños y vallecaucanos, la alcaldesa Paola Castillo, el alcalde Eder, y la gobernadora Dilian Francisca Toro deberán implementar estrategias de diplomacia paralela para asegurar los recursos que el autodenominado ‘cambio’ —y sus aliados, como Ana Erazo y Duvalier Sánchez— decidieron negarle a la ciudadanía.

Twitter: @Mariocarvajal9C