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Los separatismos

El pasado 6 de mayo hubo elecciones legislativas en Escocia, ganadas por las fuerzas nacionalistas, pero sin obtener mayoría absoluta. De inmediato se reactivó la idea de convocar un referéndum para que los propios escoceses decidan sobre su independencia.

16 de mayo de 2021 Por: José Félix Escobar

A los británicos se les advirtió que tuvieran precaución al alborotar los sentimientos separatistas de Escocia. Tras la decisión de apartarse de la Unión Europea los habitantes de Escocia siempre manifestaron su voluntad de seguir unidos a la Comunidad Europea, eliminar barreras aduaneras y negociar en euros.

El actual primer ministro inglés Boris Johnson, con su peculiar forma de ser, no ha tomado muy en serio los deseos de independencia de Escocia y sigue, entre ironías y palabras fuertes, defendiendo el Brexit. La verdad es que ni los propios ingleses se sienten cómodos ante la nueva realidad que los políticos impusieron desde Londres. La gente joven desea poder viajar sin trabas, estudiar en Francia o Alemania y vacacionar en la cuenca del mediterráneo.

Lo más adecuado frente a las tendencias separatistas es averiguar la razón y el por qué. En el caso de Escocia ella se sentía muy cómoda dentro de la Unión Europea, pues el mayor destino de sus productos de exportación esta en los 27 miembros continentales de la Unión. Los escoceses se han tomado a pecho su voluntad de continuar en la comunidad europea, pero sus nexos políticos con el Reino Unido lo han impedido hasta ahora.

El pasado 6 de mayo hubo elecciones legislativas en Escocia, ganadas por las fuerzas nacionalistas, pero sin obtener mayoría absoluta. De inmediato se reactivó la idea de convocar un referéndum para que los propios escoceses decidan sobre su independencia. Hay, por supuesto, diferencias culturales entre Escocia e Inglaterra, pero en el fondo el asunto radica en que los escoceses desean manejar sus propias y abundantes riquezas.

Los deseos de independencia suelen convertirse en poderosas fuerzas. Solo prosperan las que unen los sentimientos y la razón. Por ello Cataluña en España difícilmente obtendrá vida propia, pues necesita continuar conectada con Madrid y el mundo ibérico. Pasado el tiempo la proclamación de soberanía del líder Puigdemont no fue más que una bravata dirigida por un fugitivo.

Ningún continente se ha visto exento de movimientos independentistas. La más reciente amenaza de secesión proviene de Birmania, donde la violenta represión militar ha hecho renacer viejos intentos de separación. El conflicto de Yemen, aún vigente, proviene de varias décadas de intentos de subdivisión del país, reflejando la influencia de Arabia Saudita y de Irán en cada bando.

América en el siglo XIX y hasta comienzos del XX vivió dolorosas experiencias separatistas. La más importante y cruenta de todas fue la guerra de secesión en Estados Unidos que culminó con el triunfo y consolidación del Norte no esclavista. Los colombianos pagamos nuestro precio por no haber entendido el deseo de independencia del istmo de Panamá.

Conflictos actuales en América en materia de secesión son muy pocos. Vale la pena mencionar el problema generado por los indígenas araucanos en Chile, quienes de vez en cuando manifiestan deseos de autonomía. El Oriente boliviano, rico y desarrollado, siempre ha querido alejarse de la gente del altiplano, pero en las últimas elecciones sus candidatos perdieron frente a las fuerzas de Evo Morales y sus seguidores.

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¿Por qué razón al expresidente Cesar Gaviria Trujillo le cuesta trabajo reconocer que el vandalismo, el bloqueo de vías, el ataque a las misiones médicas y la estrechez alimentaria son actos terroristas?

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