El demoledor

La tendencia de Donald Trump a demoler lo existente y a buscar nuevas realidades, ha sido llevada por el magnate a la política y al ejercicio de su presidencia.

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17 de dic de 2017, 11:50 p. m.

Actualizado el 19 de may de 2023, 08:34 a. m.

Se sabe que la fortuna de la familia Trump se hizo en el negocio de la construcción y específicamente en la remodelación urbana. Los ojos astutos de los Trump, padre e hijo encontraba lotes de buena ubicación, con edificaciones obsoletas o deterioradas. Sus empresas procedían a comprar el lote y a demoler lo existente, preparando el terreno para una nueva y lujosa edificación. Para ser precisos, el negocio familiar lo inicio el padre de Donald Trump y este heredó e incrementó la fortuna.

La tendencia de Donald Trump a demoler lo existente y a buscar nuevas realidades, ha sido llevada por el magnate a la política y al ejercicio de su presidencia. Lo que él llama “promesas de campaña” no son otra cosa que la suma de las innumerables ocasiones en las que Trump denigró de su predecesor Barack Obama y decidió públicamente destruir la herencia política e institucional del último presidente demócrata.

Trump se ha declarado enemigo del statu quo internacional. Tan pronto llegó a la presidencia decidió sacar a los Estados Unidos de casi todos los pactos multilaterales y tratados internacionales que él encontró vigentes. Su política ha sido tildada de ilógica, pero obedece a un derrotero claro: Estados Unidos negociará cara a cara con cada país para imponer a sus interlocutores el enorme peso de su poder e influencia.

Pero en las últimas semanas las decisiones de Trump han sido objeto de críticas inusitadas, no era para nada necesario escoger este momento para anunciar el traslado de la embajada norteamericana en Israel a la ciudad de Jerusalén. El resto de los países han mantenido sus sedes diplomáticas en Tel Aviv, en la prudente espera de que se solucione el conflicto palestino. Este tipo de decisiones intempestivas e inconsultas de Trump han alejado al presidente de su Secretario de Estado Rex Tillerson, a quién le ha tocado desempeñar el ingrato papel de bombero.

La última de las salidas del gobierno de Trump ha comenzado a producir en todo el mundo un rechazo general. La red de Internet fue catalogada en 2014 por el entonces presidente Barack Obama como un servicio público internacional de acceso igualitario. Pues bien, el gobierno de Trump acaba de desconocer esa decisión, lo que llevará según los expertos a un uso discriminatorio de la red de información. Con la consiguiente elevación de costos de acceso.

No todos son fracasos en la gestión de Trump. La economía en su país muestra señales de fortaleza. Y el presidente ha logrado convencer a China para que obliguen a Corea del Norte a suspender sus amenazas nucleares. No puede negarse que la vigorosa acción de Trump contra el presidente sirio al-Assad ha contribuido a la estabilidad de la zona.

Los aciertos de Trump lo libran de caer en la dura descalificación que hizo Francois Mauriac de los seres mediocres. Para el escritor francés, estos solo quieren ser grandes por lo que destruyen.

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Cerca de 2800 ciudadanos inscribieron sus nombres como aspirantes al Congreso de la República. Allí hay de todo como en botica. Están los parientes más cercanos de los atracadores del erario que se apoderaron de varios departamentos de la Costa. También se encuentran los herederos de dinastías como los Aguilar en Santander. Pero también han colocado sus nombres como aspirantes muchas personas de bien, por las cuales es imperioso votar.

Doctor en Jurisprudencia del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Abogado en ejercicio. Colaborador de EL PAÍS desde hace 15 años.

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