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¿Y de los liberales, qué?

Algunos ilusos creen que en la Convención Liberal de mayo próximo Gaviria saldrá de la dirección. No están ni tibios

16 de noviembre de 2022 Por: Vicky Perea García

El Partido Liberal fue fundado el 16 de julio de 1848 por José Ezequiel Rojas, en apoyo al candidato José Hilario López, primer presidente liberal del país, seguidores de la ideología del general Francisco de Paula Santander, cuya oposición a ciertas tesis totalitarias de Simón Bolívar hizo nacer en ambos tremenda enemistad, que perturbó los albores de la incipiente república. Esas desavenencias de los dos próceres fueron funestas, al punto de que en su lecho de muerte, el Libertador exclamó: “El no habernos acordado con Santander, nos perdió a todos”.

De aquellas consignas liberales tendientes a buscar lo mejor para la patria, surgieron los grandes dirigentes nacionales: el ya citado José Hilario López; el mismo Tomás Cipriano de Mosquera; Manuel Murillo Toro; José Manuel Rojas Garrido; Eustorgio Salgar; Aquileo Parra, todos éstos en la etapa radical de 1863 a 1885.

Y en el siglo pasado, Alfonso López Pumarejo; Eduardo Santos; Alberto Lleras; Carlos Lleras Restrepo y Virgilio Barco, dejaron su impronta bienhechora.

Este columnista que ha dedicado buena parte de su vida a la difusión y defensa de las ideas liberales, ve con tristeza el eclipse que sufre ahora el partido que se nutrió de su doctrina, que de sumo intérprete de los intereses populares se ha convertido en un ente que perdió la confianza de sus parciales, porque en nada se distingue de partidos de derecha, que ahora tratan de desestabilizar el gobierno del primer presidente de izquierda que ha habido en Colombia.

El causante de esa derechización del aún llamado Partido Liberal es César Gaviria Trujillo, que de transitar por los senderos liberales llegó al altar en donde oficia la legión comandada por el expresidente Uribe, el mayor enemigo del liberalismo, solo comparable con Laureano Gómez.

Nadie entiende que un partido que se proclama liberal haya tenido -y tenga- por jefe único a un personaje que fue capaz de pactar con Uribe el apoyo rojo a un mediocre como Iván Duque. Nadie entiende que un partido que se dice liberal haya sido capaz de votar por el incompetente Federico Gutiérrez. Nadie entiende que un partido que jura ser liberal haya tenido la desvergüenza de votar por un sujeto tan despreciable como Rodolfo Hernández.

Como les salió el tiro por la culata con Gutiérrez y Hernández, buscaron desesperadamente al triunfador, y en Italia Gaviria prometió declarar al suyo partido de gobierno. Y ahí está, con algunas posiciones oficiales, pero jugándole sucio al Presidente, como se demuestra con la oposición a varios artículos de la Reforma Tributaria, como los impuestos a los hidrocarburos, a las altas pensiones, y a los bienes de las iglesias, distintos del culto.

Algunos ilusos creen que en la Convención Liberal de mayo próximo Gaviria saldrá de la dirección. No están ni tibios porque las bases de la asamblea son las bancadas parlamentarias, ambas controladas por Gaviria. Y como 2023 es año de elecciones territoriales y el expresidente es quien otorga los avales, no hay ni riesgo de que los convencionistas entren en controversia con el amo de esos avales, sin los cuales no hay candidatos a gobernaciones, alcaldías, asambleas departamentales y concejos municipales.

Un amigo me preguntó, ¿y de los liberales, qué? Le respondí: el otrora gran Partido Liberal está en vía de extinción. Le cabe a César Gaviria el deshonroso papel de ser su sepulturero.

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