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‘Tiempos recios’

Mario Vargas Llosa es después de Gabriel García Márquez -ponga usted la distancia que quiera, digamos la que hay de Aracataca a Arequipa-.

15 de abril de 2020 Por: Jorge Restrepo Potes

Mario Vargas Llosa es después de Gabriel García Márquez -ponga usted la distancia que quiera, digamos la que hay de Aracataca a Arequipa- uno de los grandes escritores latinoamericanos que honran nuestro idioma, y que no pierde vigencia pues con 84 años a cuestas sigue publicando libros de alto registro en ventas.

El ilustre peruano ha hecho sendas investigaciones sobre dos dictaduras centroamericanas y del Caribe: primero, en La fiesta del Chivo narró en modo suspenso el largo período de Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana, tan tremendo que hasta la capital del país cambió de nombre, de Santo Domingo trocó en Ciudad Trujillo. El tirano no se paraba en pelos para perseguir a la oposición; hizo del nepotismo su inspiración pues sus hijos eran generales del Ejército, y en los billetes en circulación aparecía el bello rostro de su hija Flor de Oro, quien casó con el ‘latin lover’ Porfirio Rubirosa, que nadie entiende cómo escapó al pelotón de fusilamiento cuando cambió la chica por una millonaria norteamericana. Guapo el tipo.

Vargas Llosa cuenta cómo la exaltada libido del generalísimo -le copió el título a Franco- lo llevaba a copular con la joven que se le antojara -de ahí lo de ‘chivo’- inclinación que conservó hasta la noche en la que un par de valientes lo acribillaron a tiros en una carretera cuando iba a uno de sus encuentros amorosos. Es un libro estupendo.

Ahora sale en las librerías Tiempos recios, que encierra acusación durísima de la injerencia norteamericana en Guatemala, desgraciado país en donde para favorecer los turbios intereses de The United Fruit Company, la gigantesca productora de banano, perversamente sindicaron de comunistas a los presidentes demócratas Juan José Arévalo y a su sucesor Jacobo Árbenz. Contra este último fraguaron un golpe de Estado para instalar a un oscuro coronel, Carlos Castillo Armas, quien desde Honduras, en donde había otro sátrapa sostenido por los gringos, invadió a Guatemala con altísimo número de muertos. Cuando Castillo dejó de servirles, dispusieron su asesinato y montaron a Miguel Ydígoras Fuentes, otro criminal.

Esta Tiempos recios es una obra apasionante, pues Vargas Llosa le pone todos los ingredientes, sexo incluido, que nos obliga a leerla sin que uno pueda abandonar el libro sin terminarlo.

Aquellos años de mediados del Siglo XX cuando Centroamérica y la isla dominicana eran cotos de caza de los amos de Washington, son una verdadera vergüenza, heredada desde los tiempos de Franklin D. Roosevelt, quien cuando uno de sus asesores le dijo que Anastasio Somoza, el dictador nicaragüense, era un hijue..., respondió: sí, pero es nuestro hiju...

Es de aplaudir que el Nobel peruano haya logrado escarbar en los archivos de los países a los que se refiere en este texto, desde luego haciendo uso de su reconocida capacidad para entretejer la verdad histórica con los requerimientos de las novelas, en las que él ha demostrado desde que publicó su primer libro siendo muy joven, que conoce todas las claves. De sus libros más destacados cito Conversación en la catedral, La ciudad y los perros e Historia del fin del mundo.

Luego comentaré otro magnífico libro de Vargas Llosa: El llamado de la tribu.

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