Lara y Manzanero
Si se hace la lista de los cinco mejores novelistas del Siglo XX a nivel mundial, Gabriel García Márquez estaría en ella, y si se redujera a uno solo, el primer puesto lo ocuparía nuestro compatriota, a larga distancia del segundo.
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20 de ene de 2021, 11:40 p. m.
Actualizado el 18 de may de 2023, 02:58 p. m.
Si se hace la lista de los cinco mejores novelistas del Siglo XX a nivel mundial, Gabriel García Márquez estaría en ella, y si se redujera a uno solo, el primer puesto lo ocuparía nuestro compatriota, a larga distancia del segundo.
Pues bien, ese mago de las palabras; ese orfebre de la escritura; ese reinventor del idioma de Castilla; ese fabulador sin par; ese creador de personajes inverosímiles pero que los lectores tenemos por verdaderos, como el niño que nació con rabo de cerdo; ese hombre con su dominio del difícil arte de juntar primorosamente las palabras para que tengan ritmo casi musical, era incapaz de redactar la letra de un bolero.
Lo dijo en alguna entrevista: “No soy capaz de resumir en dos minutos una historia de amor, casi siempre trágica por los desastres del corazón que hieren el alma de los amantes contrariados”.
Yo que he destinado tantas horas de la vida a llenar cuartillas con aciertos y desaciertos idiomáticos, tampoco soy capaz de escribir los renglones de un bolero. Lo he intentado varias veces y no paso del primero, pues casi siempre caigo en el plagio porque lo que iba a poner en el papel ya lo habían escrito los maestros del género.
A finales del año pasado se cumplieron 120 años del natalicio de Agustín Lara y los 50 de su fallecimiento. En mi niñez, adolescencia y ya de adulto, tuve permanentemente al músico-poeta mexicano en mis oídos pues mi madre compraba todos los discos del “Flaco de oro” que llegaban a Tuluá, con las voces de Toña la Negra y Pedro Vargas. Y de la suya propia, que a todos nos encantaba esa voz ronca que recitaba sus canciones, con los acordes del piano tocado por él mismo.
Lara, a mi juicio, es el más grande autor de boleros en la historia de ese género romántico. No solamente por las notas, sino porque las letras son poesía de altísimo nivel. Que alguien me diga si puede haber canción tan hermosa como “Solamente una vez”, su composición más conocida en el mundo. Recordemos la primera estrofa:
Solamente una vez amé en la vida,
solamente una vez y nada más,
una vez nada más en mi huerto
brilló la esperanza, la esperanza
que alumbra el camino de mi soledad.
***
Hace pocos días, víctima del virus que agobia a la humanidad, falleció Armando Manzanero, otro ícono de la canción romántica.
Inmenso también, pero guardada distancia del veracruzano. Igual a su compatriota, con un registro vocal precario, la audiencia se extasiaba con los boleros suyos que salían de su garganta, más que cuando los interpretaban artistas de la talla de Roberto Ledesma o Lucho Gatica.
Quién de mi generación y de otra más reciente puede olvidar a este hombre de rostro indígena que permitía llevar a los tímpanos de las novias esas bellas palabras que fraguó en Esta tarde vi llover, Adoro, No, Parece que fue ayer, Somos novios, en fin, tantas melodías sublimes que guardaremos por siempre en la memoria.
Agustín Lara y Armando Manzanero no descansarán en el Panteón de Personajes Ilustres de México. Ellos vivirán eternamente en el recuerdo de sus agradecidos admiradores, que somos legión.
Y mientras haya corazones enamorados, sus canciones seguirán sirviendo para lograr que dos seres se encuentren en ese estadio sentimental que es el Amor, así con mayúscula.

Abogado con 45 años de ejercicio profesional. Cargos: Alcalde de Tuluá, Senador y representante a la Cámara, Secretario de Gobierno y Secretario de Justicia del Valle. Director SAG del Valle. Columnista de El Pais desde 1977 hasta la fecha.
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