La voltereta
No gozó tanto el general Douglas MacArthur cuando el emperador Hirohito aceptó la rendición incondicional del Japón.
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9 de dic de 2020, 11:40 p. m.
Actualizado el 24 de may de 2023, 12:44 a. m.
No gozó tanto el general Douglas MacArthur cuando el emperador Hirohito aceptó la rendición incondicional del Japón, luego de las bombas atómicas que Harry S. Truman, presidente de Estados Unidos, ordenó soltar sobre Hiroshima y Nagasaki. Con eso, el laureado militar gringo tomaba venganza de la humillación que le propinaron los nipones al expulsarlo de Filipinas, que sólo pudo decir: “!Volveré!”.
No gozó tanto José Stalin cuando supo que el Ejército Rojo había entrado primero a Berlín para asestarle la estocada final a la Alemania de Hitler que había matado en esa guerra mundial a 20 millones de sus camaradas soviéticos.
No gozó tanto Winston Churchill cuando logró la evacuación de medio millón de soldados británicos atrapados por los nazis en la playa francesa de Dunquerque.
Ninguno de ellos gozó tanto con esas acciones bélicas como los uribistas con la voltereta de la revista Semana, que desembarcó en las playas de la extrema derecha criolla que comanda el ‘Exdetodo’. Amigos míos, muy apreciados por cierto, uribistas a ultranza, han visto en la llegada de Vicky Dávila y en la salida de los más connotados columnistas una victoria como si se tratase de triunfal combate con hordas extranjeras.
Hay que ver los mensajes que me mandan en los que no ahorran elogios para la agresiva periodista, y consideran que el ‘santismo’ perdió la pelea y que ahora sí los nuevos colaboradores podrán mostrar las excelencias de su mentor, víctima propiciatoria del mamerto castrochavismo.
Gabriel Gilinski, nuevo propietario del medio, había dado el primer paso al darle cabida a una falangista del tamaño de Salud Hernández Mora, pero con la nueva directora se nota la inclinación de la revista, que ya empezó a promover la candidatura de Tomás Uribe.
Antonio Caballero, María Jimena Duzán, Alfonso Cuellar, Daniel Samper Ospina o Daniel Coronell, no son fácilmente reemplazables. Decir lo contrario es incurrir en error de apreciación. Se necesitan muchos años de transitar por el periodismo para que los que lleguen a ocupar sus espacios tengan la favorabilidad de estas cumbres de la prensa escrita colombiana. Algo parecido a la selección Colombia: James, Cuadrado, Falcao y Mina no se pueden cambiar de la noche a la mañana.
Soy suscriptor de Semana desde el primer número de esta nueva etapa que inició en 1982. En mi temprana juventud, cuando Alberto Lleras Camargo la fundó en 1946, mi padre tomó suscripción y yo la coleccionaba. Guardo empastados los ejemplares hasta que se implantó la censura de prensa en noviembre de 1949, y entonces la revista no pudo continuar sus críticas al gobierno de Ospina Pérez. Por la dirección de Semana en aquellas calendas, además del egregio expresidente, pasaron altas cifras del periodismo como Juan Lozano y Lozano y Hernando Téllez.
En septiembre último y sin saber la pirueta que daría la revista, renové mi suscripción y por tanto llegará hasta que venza el año entrante. Pero al observar el giro en U -la U de Uribe-, que le imprime la señora Dávila siento una profunda tristeza pues se apaga uno de los faros del pensamiento liberal, en el que se asienta la democracia.
Mostró el cobre el magnate con sus ansias de ser el Rupert Murdoch colombiano. Creo que esa movida chueca le saldrá mal, pues de pronto se convierte en el salto mortal que ejecutan los trapecistas de circo.

Abogado con 45 años de ejercicio profesional. Cargos: Alcalde de Tuluá, Senador y representante a la Cámara, Secretario de Gobierno y Secretario de Justicia del Valle. Director SAG del Valle. Columnista de El Pais desde 1977 hasta la fecha.
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