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Don Andrés Bello

Juzgo que es buen tema recordar a don Andrés Bello, el hispanoamericano...

30 de diciembre de 2010 Por: Jorge Restrepo Potes

Juzgo que es buen tema recordar a don Andrés Bello, el hispanoamericano universal, quien con Simón Bolívar fue el referente de casi un siglo, cuando esta parte del mundo vivió de las proclamas del Libertador y de la Gramática de don Andrés.Venezuela les dio presidentes a cinco repúblicas y estableció en el Continente el diálogo de las armas y las letras, pues la historia de la hermana nación oscila entre las armas y las letras. Del general Bolívar a don Andrés Bello. Hoy todavía, como hace 200 años, Hispanoamérica conjuga sus verbos irregulares de acuerdo con Bello, con los mejores herederos en Colombia: Caro y Cuervo. Ciudadano de la Gran Colombia, Bello volcaba toda la pompa romántica para llevarla a versos complicados: “De labios colombianossaldrá la voz impía:¿Colombia fue? ¿Y el santo título abjuraremos que alegríaal Nuevo Mundo dio y a Iberia espantó?”.Bello fue un hombre que lee, durante 17 años, en el Museo Británico. Había llegado a Inglaterra en 1810 con Bolívar y López Méndez para conseguir empréstito para comprar balas y cañones para la causa libertadora. Bolívar vio que la guerra había que ganarla en Boyacá, en Carabobo, en Ayacucho, y volvió a Caracas. Bello se quedó en Londres, con mujer inglesa, “entre la mendicidad y la pobreza”, cuanta orgulloso en sus cartas. Hasta 1829 cuando viaja a Chile, erudito, solemne, a los 48 años. No pudo el Libertador ganarlo para Colombia. “Yo conozco -le escribe a Fernández Madrid- la superioridad de este caraqueño, contemporáneo mío; fue mi maestro cuando teníamos la misma edad y yo le amaba con respeto. Su esquivez nos ha tenido separados en cierto modo, y, por lo mismo deseo reconciliarme, es decir ganarlo para Colombia”.Bello está ahora en Chile, donde nunca fue un exiliado. Allí, Bello lo es todo: rector de la Universidad, senador, periodista. Acomoda el Código Civil de Napoleón a la realidad hispanoamericana, aún vigente en casi todas sus instituciones. Y hace versos. Don Miguel Antonio Caro lo llama el príncipe de los poetas hispanoamericanos. Siempre con la nostalgia de Venezuela:“Naturaleza de una madre solay de una sola patria…”.Publica su Gramática en 1847 y suscita varias generaciones de escritores y políticos con sintaxis. Mejor interpretado en Colombia, y más fielmente seguido que en Chile, anota el señor Caro.Y empiezan las anécdotas. En su historia de la independencia, José Manuel Restrepo lo tilda de “monarquista”, algo que ya le habían dicho en Caracas, antes de su viaje a Londres. En 1839, dicen en Santiago que Bello escribe los mensajes presidenciales como amigo del presidente, y los contesta como senador.Un crítico chileno escribió que el mejor poema chileno lo escribió un francés y lo tradujo un venezolano. Es “La oración por todos” de Víctor Hugo. Que con igual fuerza volvieron a escribir don Andrés Bello en Chile y don Fidel Cano en Colombia.No tiene límites la permanencia histórica de Bello, y es indeclinable su magisterio, porque la lengua es la raza. El idioma hace la raza. Contra el impetuoso Domingo Faustino Sarmiento defendía Bello lo español. Toda la obra y la vida, insignes, de Sarmiento son la obra de un español polémico. Abomina de España en el más puro español.Hay que volver a lo español. Y de lo español a lo hispanoamericano, como don Andrés Bello, venezolano, chileno, colombiano, hispanoamericano universal.

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