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Jorge Ramírez Gallego

Quienes lo vieron jugar en esa época, lo recuerdan como un delantero temible, buen definidor y gran cabeceador, pero también como un ser humano comprometido...

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Daniel Molina
Daniel Molina. | Foto: El País

11 de sept de 2025, 02:27 a. m.

Actualizado el 11 de sept de 2025, 02:27 a. m.

Jorge Ramírez Gallego, el goleador histórico del Deportivo Cali, ha marcado una gran cantidad de vidas, entre ellas la mía. Lo conocí en diciembre del 2015, en su casa, cuando fui a hacerle una entrevista porque se iban a cumplir 50 años de la primera estrella de nuestro equipo amado (1965), de la que él fue artífice. Aquella vez me impactaron muchas cosas: las paredes de su casa pintadas de verde, su mirada vivaz cada que recordaba aquella época y, sobre todo, su inmensa sencillez, incalculable, más grande que la leyenda de los 168 goles que convirtió en las 9 temporadas en las que se vistió de verdiblanco.

La semana pasada, en un video muy emotivo publicado por esta casa editorial, pude volver a ver a Gallegol, ahora con 86 años y con una manera de andar y hablar mucho más pausada que cuando lo entrevisté, recibiendo un hermoso homenaje por parte de la Fundación Museo de Historia Verdiblanca, que le entregó una escultura de sus pies, esos que ayudaron a construir la historia grande del Cali en la década de los 60, en la que el club logró cuatro (65, 67, 69 y 70) de sus diez estrellas.

Esta labor hecha por un grupo de hinchas es hermosísima, porque cuando repasamos la historia de nuestro equipo, nos damos cuenta que hay muchas leyendas como Gallegol que deberían tener más reconocimiento en vida, porque fue gracias a ellos que nuestra querida institución marcó épocas doradas en el fútbol colombiano.

Jorge Ramírez Gallego, por ejemplo, tiene los méritos personales y deportivos para recibir todos los homenajes posibles. Quienes lo vieron jugar en esa época, lo recuerdan como un delantero temible, buen definidor y gran cabeceador, pero también como un ser humano comprometido, luchador, serio y entregado a su profesión.

De esa entrevista que le hice en el 2015 me quedaron algunas frases hermosas dichas por él, como: “Llenábamos los estadios de los rivales por el buen fútbol que jugábamos”, “gracias a ese Cali de nosotros es que nos empezaron a llamar la amenaza verde” y “éramos un equipo de miedo”.

Casi 60 años después de haber conseguido esa primera estrella venciendo al Cúcuta como visitante por 3-1, resulta natural que a don Jorge se le hayan olvidado algunos detalles de su vida, como los 12 goles que le marcó al América, los 10 tantos que convirtió para el Cali jugando la Copa Libertadores y el golazo de chalaca que le hizo en Río de Janeiro a la temible Brasil campeona del Mundial de México 70, pero la gente nunca se olvidará de él.

Que esta sea la oportunidad perfecta para recordarle a Gallegol que todas las generaciones de hinchas verdes lo admiran, y que su triunfo más grande, además de los goles, es la nobleza, el carisma y la sencillez que acompañan siempre su sonrisa.

Periodista apasionado por los deportes, los goles, la literatura y la redacción digital. Vinculado a mi casa, El País, desde el 2013.

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