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El abogado del diablo

En once meses de reclusión en La Picota de Bogotá (05/05/09 – 09/04/10), el exsenador Juan Carlos Martínez, encarcelado entonces por el escándalo de la parapolítica, fue visitado en 16 oportunidades por el doctor Raimundo Tello Benítez.

17 de enero de 2021 Por: Jorge E. Rojas

En once meses de reclusión en La Picota de Bogotá (05/05/09 – 09/04/10), el exsenador Juan Carlos Martínez, encarcelado entonces por el escándalo de la parapolítica, fue visitado en 16 oportunidades por el doctor Raimundo Tello Benítez. Ni siquiera una visita conyugal dejó huellas de una lealtad así. Bueno, detrás del abogado estuvo Carlos Herney Abadía, que ‘parió’ al Negro Martínez para la vida política. Y madre solo hay una, definitivamente: hasta la celda número once, del primer pasillo del Pabellón Quince Sur, Carlos Herney se acercó once veces durante el mismo tiempo.

En el inventario de alta fidelidad que conserva La Picota, durante ese periodo también figura Jairo Hinestroza Sinisterra, un cura que después de cinco años de servicio, se arrepintió de su matrimonio con Dios para caer en el pecado de convertirse en representante a la Cámara por el PIN. Si no lo tiene muy presente, es un exconcejal de Buenaventura que alguna vez dijo que lo que pasaba con el PIN era una estigmatización: “Es un partido como todos los demás, tiene personas connotadas y otras que han tenido dificultades”, le declaró al periódico El Tiempo en abril del 2012. Solo un datico para la memoria: el Partido de Integración Nacional fue un engendro concebido por el excongresista y exM-19, Luis Alberto ‘El Tuerto’ Gil, para mantener la estructura parapolítica funcionando, luego de que la Corte Suprema de Justicia demostrara que su anterior creación, el partido Convergencia Ciudadana, era un burdo escampadero de ratas, mafiosos y paramilitares. Cierro el paréntesis. Disculpen si me desvié.

Junto al sacerdote arrepentido, también muy fiel en la prisión estuvo Hemel Hurtado, que para la época entró al ajedrez ocupando en el Congreso justamente el lugar de Martínez. De esa forma (y de otras varias) fue que El Negro, aún tras las rejas, siempre se mantuvo sentado en su curul. Datico adicional para la memoria: Hemel Hurtado fue Secretario de Desarrollo Institucional durante la célebre Gobernación de Juan Carlos Abadía. Juan Carlos es el hijo biológico de Carlos Herney. ¿Alcanzan a ver los hilos?

En los registros dactilares de la cárcel también quedaron impresos los dedos de Alex Loango, encargado para ese momento de Acuavalle.
Después de su gestión al frente de la empresa de servicios públicos que pertenece al Departamento, la Procuraduría empezó a investigar contratos que derivaron en la construcción de acueductos y alcantarillados, con sobrecostos que el ente de control alcanzó a estimar en trescientos mil millones de pesos.

Loango es primo de sangre del Negro Martínez. Y El Negro es buen primo: hace siete años, a través de sus largos y viscosos tentáculos, casi ubica al pariente como segundo al mando de la Superintendencia de Puertos y Transporte. Mejor dicho, a través del primo, El Negro estuvo a punto de manejar todos los puertos de Colombia. Hermoso cabezazo criminal, hay que admitirlo. Pero el nombramiento quedó frenado por una alerta emitida por algo que se llama Secretaría de la Transparencia.
Bendito Dios que funcionó esa vez.

En ese instante de Cali, Edison Ruiz era concejal y Óscar Murillo era el director de la CVC. Ambos hicieron varias visitas a La Picota. Pero ninguno tantas como el doctor Raimundo Tello Benítez. Todo esto lo contó el periodista Norbey Quevedo en el 2010, cuando tras la destitución de Juan Carlos Abadía, Tello fue gobernador encargado. En su honor entonces, publicó en El Espectador una investigación que se titula ‘El heredero del Valle’. Dejo el link en las historias de @rojas_velasco y por aquí un precioso fragmento: “(…)en septiembre de 2006, cuando el entonces fiscal Mario Iguarán, tras superar la crisis que forzó la renuncia de su primer vicefiscal Jorge Armando Otálora, posesionó a su reemplazo, por cuenta del abogado Tello sobrevino otro escándalo. Ese día también tomó posesión del cargo la entonces directora nacional de Fiscalías Alicia Ledesma Zapata, y entre las personas que llegaron a felicitarla efusivamente apareció un hombre vestido de blanco. Meses después se supo que el cordial invitado, quien además también abrazó al mismísimo fiscal Mario Iguarán, fue el abogado penalista Hernán Darío Escobar Restrepo…”. El difunto hombre de blanco era el abogado del narcotraficante Víctor Patiño Fómeque. A la fiesta lo llevó Tello. Si alguien necesita otra seña particular, hoy el doctor Raimundo Tello Benítez, defiende al Alcalde de Cali.