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Jorge Alberto Criales | Foto: El País

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Intervención arbitraria

Lo que el presidente debería hacer es abandonar sus tesis radicales, de tal manera que pueda transformar a Colombia en una sociedad más desarrollada.

10 de abril de 2024 Por: Jorge Alberto Criales

La intervención de la Superintendencia Nacional de Salud a la EPS Sanitas, es el resultado de la insuficiencia en la asignación de recursos financieros de parte del gobierno de Petro, para atender la demanda creciente de servicios de salud por parte de los ciudadanos, lo que produjo el deterioro de la calidad del servicio y de los indicadores financieros.

Al día siguiente del hundimiento en la Comisión Séptima del Senado, de la funesta reforma de la salud presentada por el gobierno al Congreso, la Procuraduría General de la Nación anunció la apertura de una investigación disciplinaria al Superintendente de Salud, por una aparente falsa motivación para poder intervenir la segunda EPS con más afiliados del país.

A su vez, el presidente del Congreso de la República, Iván Name, en un comunicado expresó que: “Es inadmisible la afirmación del señor presidente Petro, según la cual la Comisión Séptima del Senado de la República decidió el archivo del proyecto de ley de reforma a la salud bajo influencias ilegales y corruptas”. Calificó de injuriosas y calumniosas las declaraciones del presidente Petro, ya que atentan contra la dignidad que ostentan los senadores.

La solicitud de las EPS de pagar lo que se les adeuda y asignar más recursos al sistema de salud, a pesar de varias reuniones con funcionarios del Ministerio, nunca fue atendida. Por esta razón es por lo que las EPS se quedaron sin recursos. El gobierno intencionalmente dejó de transferirlos. Es así como Petro y su nefasto Ministro de Salud, han tratado de quebrar a las EPS para luego tener el pretexto para intervenirlas. Ha sido una ‘crisis explícita’ para satisfacer una ideología destructiva.

Paradójicamente, durante una audiencia ante la Corte Constitucional el pasado 5 de abril, Guillermo Alfonso Jaramillo en el marco de una reunión relacionada con la suficiencia de la Unidad de Pago por Capitación (UPC), planteó revisarla, pues declaró que “hay necesidad, yo estoy totalmente de acuerdo que se revise la UPC”. Ojalá cumpla lo que ha manifestado. Queda así comprobado que la situación de crisis que atraviesa el sistema de salud, se ha debido, repito, a la falta de asignación oportuna de recursos y a no reajustar debidamente el valor de la UPC por parte del gobierno, a pesar de que las EPS avisaron con anticipación sobre su condición crítica.

En relación con la arbitraria intervención a Sanitas, es desastrosa la obsesión de Petro con la superioridad de lo público sobre lo privado. Intervenir a las EPS privadas es excluir de la solución de los problemas de salud de los colombianos a sus organizaciones más eficientes. Es una animosidad a que una empresa se beneficie por prestar un servicio al usuario. Con Petro hay un problema y es su incapacidad de aceptar ideas diferentes a las que tiene preconcebidas.

Petro no ha podido superar el legado del siglo XX y desprenderse definitivamente de la tentación de estatización, planeación central, restricción a la libertad de los mercados y de incomodidad a la separación de los poderes. La izquierda hoy no puede ser sinónimo de estatismo y de destrucción del sector privado y, por consiguiente, de pérdida de empleos.

Lo que el presidente debería hacer es abandonar sus tesis radicales, de tal manera que pueda transformar a Colombia en una sociedad más desarrollada. Lo anterior requiere colocar su ideología de izquierda a un lado.

Si bien es cierto que las instituciones han funcionado hasta ahora, es seguro que Petro ejercerá una fuerte presión sobre los sectores económicos, especialmente los que son vigilados por las superintendencias o financiados por el gobierno.

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