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Gracias, Germán
A él le debemos ese evento, gestado por su pasión a la cultura del Pacífico colombiano...
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19 de ago de 2025, 12:37 a. m.
Actualizado el 19 de ago de 2025, 12:37 a. m.
Imposible asistir al Petronio sin recordar a German Patiño Ossa. Escritor, historiador, gestor cultural, catedrático, antropólogo.
A él le debemos ese evento, gestado por su pasión a la cultura del Pacífico colombiano, a su música, sus raíces, su comida y bebidas ancestrales, como el Viche, esa bebida ancestral, autóctona, curativa, agarradora, espirituosa, “que calienta el cuerpo, endulza el paladar y suelta la lengua, saca el frío de las parturientas y amarra al ser querido”.
Cuando se inició, hace más de veinte años, en el Centro Cultural de Cali y luego en el Teatro al Aire Libre Los Cristales, para pasar luego a la Plaza de Cañaveralejo, creo que Germán jamás pensó que se convertiría en el escenario afro más importante de América Latina.
Este año acudieron, sin temor a exagerar, más de un millón de personas. Logística impecable, orden, limpieza. Encuentro cálido, alegre. Ejemplo de convivencia.
Dedicado a Petronio Álvarez, músico, poeta, compositor, maquinista de la locomotora La Palmera, del Ferrocarril del Pacífico, que llevaba su música por todo el Valle. Conocido también como el Rey del Currulao.
Pero vuelvo a Germán Patiño a quien Cali le debe no solamente este Festival, sino el Gato gigante de Tejada, las esculturas de la María Mulata, las Aves de Acero, la Manzana del Saber, la Red de Bibliotecas públicas del Valle, el inicio de Telepacífico en sus programas culturales, gestor de las primeras obras de Jacanamijoy, creador del Festival de Bandola de Sevilla, Valle.
Como anotó sabiamente Darío Henao sobre Germán, refiriéndose a su Importancia, reconocida y valorada después de su muerte repentina:
“Era pequeño de estatura, pero gigante en el legado que dejó sin mayores aspavientos… Su generosidad sin límites, su sonrisa contagiosa, su sencillez, eso sí, su terquedad en sacar adelante esos sueños culturales”.
“Siempre afirmaba que lo que no conocemos no podemos defender, y la cultura solo se transmite a través del conocimiento de la música, la comida y los libros”.
Germán Patiño Ossa. Cambió Cali. Por eso, recibió muchos premios: el Andrés Bello, el Gourmand por su libro Fogón de Negros, la Orden al Mérito Vallecaucano, el de Lingüística, el Samán de Oro, el de Historia Colonial del Valle.
Siempre sin hacer alardes, casi en silencio.
Tuve la fortuna de conocerlo, de compartir su amistad, de escuchar sus ideas siempre innovadoras.
Gracias de nuevo por ese legado eterno.
***
Posdata: Termino con un poema de Hernando Revelo Hurtado de sus Naufragios.
“Nací en un pueblo remoto/ donde un abuelo negro/
Colgaba su hamaca/
bajo el silencio de las
duermevelas/
y contaba de naufragios/
mientras bebía sorbo a sorbo/
el mar de su memoria/
Aprendió con el tiempo/
el lenguaje de los ríos/
el rumor de los peces /
A domar con su canto /
Los pájaros del miedo…”

Periodista. Directora de Colcultura y autora de dos libros. Escribe para El País desde 1964 no sólo como columnista, también es colaboradora esporádica con reportajes, crónicas.
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