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Hoy se llama 'cisne negro' a un hecho extremadamente raros sorpresivo y que causan un impacto severo en la historia.
En 1697 el capitán holandés Willem de Vlamingh navegaba por un río de Australia Occidental y avistó varios cisnes negros.
Vlamingh lo bautizó el río de los Cisnes por el gran número de cisnes negros que había allí. Se trató de un hecho inesperado, novedoso.
Hasta ese momento la ciencia solo había registrado cisnes blancos.
Pero hay una referencia antigua.
El término 'cisne negro' asociado a una rareza surge de una frase del poeta romano Décimo Junio Juvenal (60-128).
Desesperado por encontrar una esposa con todas las 'cualidades adecuadas' de ese entonces, escribió en latín:
Esa mujer es “rara avis in terris, nigroque simillima cygno”: un ave rara en estas tierras, como un cisne negro.
Es que en esa época y hasta unos 1.600 años después, para los europeos los cisnes negros no existían.
Hoy se llama 'cisne negro' a un hecho extremadamente raros sorpresivo y que causan un impacto severo en la historia.
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