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Reunión histórica

El diálogo respetuoso entre contradictores políticos es señal de madurez.

2 de julio de 2022 Por: Francisco José Lloreda Mera

Concluye una semana de reuniones del presidente electo, Gustavo Petro, con distintos actores políticos y, en especial, con el expresidente Álvaro Uribe. Un encuentro histórico por tratarse de enconados contradictores que además representan idearios opuestos. Reunión que contrasta en la forma y en el fondo con la sostenida con Rodolfo Hernández y las de naturaleza clientelista que por vergonzosas no ameritan mayores comentarios.

Trasciende que se trató de una reunión cordial sin abrazos ni sonrisas efusivas en torno a algunas de las iniciativas de política pública del Presidente electo. Un diálogo franco en el que el expresidente puso sobre la mesa varias de las preocupaciones de diferentes sectores en materia tributaria, pensional, tierra, cambio climático y energía, entre otros, y que en parte explican la incertidumbre y nerviosismo que prevalece en los mercados.

Entre los aspectos del encuentro a resaltar: el diálogo sobre la importancia de cuidar al sector privado, motor de la economía; el mantener un canal directo de comunicación y adelantar una oposición razonable, previo análisis al interior del Centro Democrático. Y el llamado del expresidente Uribe a “no irse del país y a trabajar con entusiasmo”. Lo anterior, sin perjuicio de las reservas que seguramente alberga del Gobierno entrante.

Pero más allá de lo tratado y lo acordado, lo cual es de especial relevancia, está el hecho político: la invitación del Presidente electo a su más acérrimo impugnante a hablar y la aceptación sin titubear del expresidente. Un hecho sin antecedente reciente que denota respeto y altura política de ambos. Muy diferente a lo ocurrido hace cuatro años cuando la reacción de los vencidos al llamado de unidad nacional fue la radicalización política.

El encuentro, como era lógico, ha dado mucho de qué hablar. Hay quienes sostienen que era una jugada del Presidente electo para poner contra las cuerdas a Uribe. Otros, que le asiste interés genuino de bajarle a la polarización y agenciar un mejor ambiente para gobernar. Independiente de las razones, fue una reunión oportuna. Va siendo hora de recuperar para la política el debate de las ideas y los argumentos en vez de los insultos.

Pero el diálogo amable del Presidente electo y el expresidente no se debe confundir con el que no vaya a haber oposición y más sobre los temas en los que prevalezcan marcadas diferencias. Ambos lo manifestaron y es natural que así sea. Lo que no es natural es que fuerzas políticas que profesan o decían profesar ideas y principios contrarios hasta hace unas semanas, terminen arropados bajo el mismo manto, cualquiera sea la justificación.

Contrasta la reunión con el expresidente Uribe de la sostenida con Rodolfo Hernández, quien sorprendió, entre otros, a quienes votaron por él convencidos que representaba unas ideas y principios contrarios a los de Gustavo Petro. Señalar que el cambio que él lideraba lo encarna el Presidente electo, generó desconcierto y sensación de engaño en muchísimos ciudadanos, y todo tipo de especulaciones sobre el móvil de tal acrobacia.

El diálogo respetuoso entre contradictores políticos es señal de madurez. El encuentro entre el presidente electo, Gustavo Petro, y el expresidente Álvaro Uribe, es histórico. Sin perjuicio de las discusiones que seguro aflorarán, es un respiro para una sociedad fracturada en la que se confunden el disenso y el odio. Y establece una nueva realidad política: quien estaba llamado a liderar la oposición quemó sus naves y quien hasta hace poco era el gran derrotado político, alza vuelo en nombre de millones de colombianos.

Sigue en Twitter @FcoLloreda

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