Los niños en la guerra
Las múltiples facetas de la degradación humana en las guerras se evidencian cuando los más vulnerables pasan a ser objetivo de las partes en conflicto.
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7 de oct de 2022, 11:45 p. m.
Actualizado el 17 de may de 2023, 01:06 p. m.
Las múltiples facetas de la degradación humana en las guerras se evidencian cuando los más vulnerables pasan a ser objetivo de las partes en conflicto. Las mujeres y los niños son separados de sus familias y sometidos a la violencia sexual de sus captores o a ser escudos humanos en las confrontaciones. Bastante se ha escrito y filmado sobre las tragedias de estos grupos en las guerras. He estado leyendo especialmente sobre la participación de la niñez a raíz de las declaraciones del ministro de Defensa, Iván Velásquez, en agosto cuando pidió suspender cualquier bombardeo donde haya menores de edad.
“La responsabilidad de proteger a los niños en la guerra, debe ser una responsabilidad compartida con los gobiernos”: Save the Children. “Los protocolos de 1977, adicionales a los convenios de Ginebra son los primeros tratados internacionales en abordar el problema. Los menores de 15 años no deben ser reclutados ni participar en las hostilidades”: Cruz Roja Internacional.
Sin duda, no hay peor lugar para ser niño que un territorio de guerra, porque como lo señaló Eglantyne Jebb, la activista británica fundadora de Save the Children: “Todas las guerras, justas o injustas, desastrosas o victoriosas, son guerras contra los niños”, pero era inevitable preguntarse frente a la decisión del ministro: ¿todas las partes del conflicto en Colombia tienen la sensatez para poner los niños a un lado? ¿O el ministro está dictando normas para un pacífico país nórdico y no para el nuestro? ¿O deliberadamente se están dando pautas para atemorizar a las Fuerzas Armadas y limitar su capacidad de reacción?
El pasado fin de semana tuve la respuesta a mi inquietud, que en principio pensé hacia parte de la incertidumbre que genera el gobierno Petro. Los videos de la invasión indígena a la Hacienda Maracaibo, al lado del puente Guengue en Miranda, Cauca, muestran a los invasores acompañados de varios niños de su etnia, con la certeza que esta protección daría vía libre a la toma indiscriminada de tierras sin importar con ello vulnerar el derecho a la propiedad privada, a la vida o al trabajo.
Me conmovió en uno de los videos las expresiones de un trabajador de la finca sobre el impacto de los niños en la toma. “¿Ustedes son conscientes que le están metiendo violencia en la cabeza a estos niños tan pequeños? ¿Qué será de su futuro?”, pregunta el trabajador.
Ojalá el gobierno sea igual de fuerte con ambas partes. Con la Fuerza Pública al amarrar su accionar ante la noble causa de la protección a los niños, pero también debería hacer caer todo el peso de la ley a quien manipule niños para que sean compañía en la ejecución de delitos. ¿O será que este gobierno solo mira para un lado?
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