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La 14 y el branding

El Neurobranding se convirtió en una de las más apasionantes áreas del conocimiento en relación con los sentimientos y las emociones que despiertan ciertas marcas en los compradores.

6 de julio de 2018 Por: Eduardo José Victoria Ruiz

Cada vez hay mayor interés sobre la relación entre el cerebro y las marcas. El Neurobranding se convirtió en una de las más apasionantes áreas del conocimiento en relación con los sentimientos y las emociones que despiertan ciertas marcas en los compradores. La conexión puede generar incluso adicción o por lo menos una sintonía entre los gustos y expectativas del comprador y denominados servicios o productos. Nos volvemos tan leales a ciertas marcas, como a nuestros amigos más íntimos, enclavados en nuestros afectos.

Mi lista no es muy larga pero La 14 está entre las primeras de mis lealtades. Recorro caminos largos por llegar allí; no cuestiono sus precios; los siento cerca desde mi niñez cuando mi padre, comerciante, venía a comprarle mercaderías a don Jaime y sorprender a sus clientes en Buga. Admiración y aprecio por siempre. Así, miles de personas tenemos una deliciosa catorcedependencia por la cual ignoramos a sus competidores.

Por eso me preocupa el manejo que La 14 le está dando a su comunicación con el mercado. Se hizo recurrente mencionar aquellos productos que allí no se encuentran, en la variación en la relación con los proveedores y al no saberse públicamente el origen de los cambios, los clientes a través de las redes han ido especulando, hasta volverse peligrosamente viral. Que fue por la muerte de don Jaime, que la competencia, que el proyecto de Bogotá, que hay improvisación gerencial; en fin, las conjeturas que leemos son múltiples y no me gusta la irresponsabilidad de muchos que hacen afirmaciones como la nacionalidad de los nuevos dueños, o cuál es la cadena que la está comprando, etc.

Ante el silencio de la administración, muchos clientes invitan a mirar La 14 como un actor más del mercado y que al final escojamos donde esté el mejor surtido y los precios nos convengan. Es decir, que nuestra novia se convierta en una más. Yo no quiero que eso pase. Me resisto a pensar que una marca tan enclavada en el afecto del mercado y de la vallecaucanidad deje su branding al azar de las redes.

Con La 14 hay amor de lado y lado y desde allá debe haber señales de confianza y estabilidad para que la relación perdure. Dilapidar esa fidelidad sería lamentable.

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