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De Rolex a Casio

¿Qué hace pensar que los seres humanos buscamos como parejas el equivalente a un Rolex y no a un Casio?

20 de enero de 2023 Por: Eduardo José Victoria Ruiz

A raíz de la reciente canción de Shakira con el músico argentino Bizarrap , se ha hecho famosa la comparación entre el Rolex y el Casio. En la analogía de nuestra artista icónica queda en el ambiente que Piqué hizo un ‘cambio chimbo’ al abandonar semejante Rolex para ir por una marca de menos valor, en muchos sentidos. Independientemente de lo que admiramos a nuestra celebridad, pues no quisiera entrar a referirme a la ruptura con el exfutbolista, sí me voy a enfocar en la analogía: ¿Qué hace pensar que los seres humanos buscamos como parejas el equivalente a un Rolex y no a un Casio?

Sin duda Rolex es una gran joya, elegante, fría, costosa, tanto que muchos los guardan en cajas fuertes y lugares seguros y los sacan para ocasiones especiales. Otros lucen el Rolex permanentemente como símbolo de estatus. A tal punto que he visto gente quebrada económicamente, colgados en el pago del colegio de sus hijos, pero con la claridad que de lo último que saldrían sería de la acción del club social y, obviamente, del Rolex.

Ahora hablemos del Casio. Nadie lo tiene como un mal producto, presta los servicios requeridos, a la hora y en el lugar que estemos. Es compañero de mil batallas, en el cálido trópico o bajo el agua. De una lealtad invaluable. Por eso y ya hablando de parejas, creo que anhelamos alguien tan constante y solidario como un Casio , y no una pareja fría y elegantísima, muchas veces ocasional, como un Rolex.

Viene a mi memoria el desahogo de una señora en un grupo de fisioterapia hace años. Nos contó que su relación había terminado porque su marido prefirió ‘una guisa’. Cuando él le explicó por qué se iba con su nueva pareja, le argumentó que quería alguien que fuera su cómplice y eso no lo había encontrado en tan encopetada dama. Esta, sarcásticamente, concluía: “Creo que la necesita para asaltar un banco, para eso son las cómplices”. Esa pobre rica señora no entendió que el señor anhelaba un Casio y ella, muy Rolex, no daba la temperatura que la relación requería. Porque la pareja no la queremos para brillar como el Rolex, sino para compartir y abrazar en cualquier momento, como el Casio.

El Casio no es la exaltación de la ordinariez, la cual detesto. Es la recordación de la flexibilidad, de estar en el momento adecuado frente a un almuerzo elegante en el mejor club social o en la banca colectiva de una plaza de mercado. Y disfrutar con desparpajo ambos sitios y los personajes de uno y otro. ¿Se puede evolucionar? Claro que sí, conozco casos de personas Rolex que comprendieron y crecieron, evolucionaron de tal manera que se convirtieron en Casio. Son hoy felices Casio.

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