Columnistas
Colombia y China
Gracias a Petro el ferrocarril vuelve a ser una prioridad en las inversiones públicas.
La semana pasada recibimos la buena noticia de que nuestro gobierno mantiene su decisión de incorporarse a la iniciativa La Franja y la Ruta, un proyecto estratégico de la República popular China destinado a unir a las principales áreas económicas del mundo. Un proyecto al que ya se han unido 157 países y que, a diferencia de los pactos comerciales que han potenciado hasta niveles insospechados los intercambios comerciales de China con el resto de los países de nuestra América, se centra en las infraestructuras de transporte y comunicaciones. Y este es el aspecto que a mí realmente más me importa. Porque si en algo son sobresalientes los chinos, es en la construcción de dichas infraestructuras.
Empezando por su propio país, donde los 27.000 kilómetros que tenía su red ferroviaria en 1949 –el año de la fundación de la república popular– se han convertido en los 146.000 kilómetros actuales, de los cuales 45.000 kilómetros son trenes de alta velocidad y de la tecnología más avanzada. Eso sin contar con las enormes y eficientes redes de metro y tranvía de Beijing, Shanghái y el resto de las metrópolis chinas. Ni con los aeropuertos, ni con las infraestructuras portuarias: siete de sus puertos figuran en la lista de los diez puertos más grandes del mundo.
Esta suma de conocimientos técnicos y experiencia se ha puesto al servicio de la red de transporte y comunicaciones de La Franja y la Ruta y es deseable que se ponga lo más pronto posible al servicio de las necesidades de expansión de nuestra raquítica red ferroviaria. Su extensión de 2730 kilómetros es más teórica que practica, dadas las notables deficiencias que presenta en términos de mantenimiento, equipo e interconectividad.
Gracias a Petro el ferrocarril vuelve a ser una prioridad en las inversiones públicas. La cuestión es que la cuota de participación de dichas inversiones en el presupuesto nacional es tan baja, que el gobierno ha decidido invertir solo en la modernización del ferrocarril que une a Bogotá con Santa Marta. Por lo que, de no mediar un acuerdo con China a este respecto, el proyecto de unir a Barranquilla con Buenaventura, se aplaza hasta las calendas griegas. Infringiendo así un agravio comparativo a todo el Occidente del país y singularmente al Valle del Cauca. Que ven aplazados indefinidamente los beneficios de la unión del Caribe y el Pacífico por un ferrocarril con las características técnicas más avanzadas.
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