El pais
SUSCRÍBETE

Las fallas de criterio

Un criterio apropiado para decidir entre lo correcto y lo incorrecto se construye desde muy temprano en la vida de las personas

17 de abril de 2022 Por: Vicky Perea García

La necesidad de tomar decisiones en circunstancias críticas presenta una oportunidad para demostrar buen juicio y criterio apropiado. No se sabe con certeza como se adquiere un buen criterio, pero es muy probable que se aprenda a través de un prolongado contacto en la infancia con las personas más influyentes. Pero, aunque las justificaciones para la falta de un buen criterio son variadas, la responsabilidad sobre la calidad del criterio recae en fin de cuentas, en cada persona.

Ejemplos de un pobre criterio:

*Tomar decisiones que, en lugar de atenuar, aumentan el riesgo.

*Manejar un vehículo bajo los efectos de las drogas o el alcohol.

*Hacer inversiones económicas 'a la loca' sin calcular las consecuencias y sin saber a ciencia cierta el terreno en el cual se está incursionando.

*Comprometerse en relaciones afectivas sin conocer a la persona.

*Dejarse imponer la tiranía de unos hijos malcriados, para mantener la paz.

*Pasar agachado (incluso cuando tiene sospechas) y no hacer preguntas incómodas para evitar confrontaciones.

*No proponer ideas nuevas o diferentes porque es mejor ir con la corriente, con lo tradicional o con lo aceptado.

*Confundir tolerancia con permisividad.

*Traspasar la línea de la bondad para caer en la ingenuidad y la bobería.

*Aceptar la injusticia o el incumplimiento con resignación, porque 'toca'.

*Convivir en silencio con el avivato, el ventajista o el abusivo a pesar de tratarse de violadores de los derechos de los demás, porque se considera que es preferible evitar incomodidades.

*Hacer alianzas con 'torcidos' en la esperanza de obtener beneficios, ignorando que la corrupción siempre pasa costosas cuentas de cobro.

En un mundo ideal, los medios de comunicación deberían ser capaces de hablar la verdad con claridad y contundencia, sin compromisos políticos, sociales, ni económicos y así difundir información útil para formar criterios sólidos. Infortunadamente en la mayoría de los casos, la pasión exclusiva por el 'rating' y su desinterés en la formación de mejores criterios los lleva a difundir información inútil, incompleta, sesgada o falsa.

Las justificaciones para esa falta de criterio son variadas. Unas veces es el miedo a la confrontación, otras es la apetencia por lo superfluo, el facilismo, la superficialidad o el conformismo con la mediocridad.

La pobreza de los modelos de identificación de quienes deben ser los líderes a imitar también juega un papel importante. En el hogar se inicia la construcción de unos criterios saludables, gracias a los padres que deberían ser los primeros maestros que enseñen la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto. El buen juicio y los criterios que allí se forman son para toda la vida y es muy raro que un joven salga con un sistema de valores diferentes a los de sus mayores, si sus modelos han sido adecuados, firmes y en especial consistentes a lo largo del tiempo.

La institución educativa da una nueva puntada y sirve de guía, pero no construye lo que el hogar no ha dado. Es en el seno de la familia donde los padres y los adultos responsables más influyentes van puliendo el sistema de valores, sobre el cual descansan los criterios y el buen juicio de cada cual.

AHORA EN Carlos E Climent