La verdad y la guerra
“Una opinión desfavorable acerca de algo que no se conoce en profundidad es un prejuicio que fomenta el odio y radicaliza las ideas”.
“Una opinión desfavorable acerca de algo que no se conoce en profundidad es un prejuicio que fomenta el odio y radicaliza las ideas”.
Colombia es una nación herida, desconfiada, asustada y con profundos daños en su equilibrio emocional. El Informe Final de la Verdad da cuenta de lo que han sido seis décadas de violencia ocasionada por un sinfín de grupos al margen de la ley, que han afectado a tres generaciones de colombianos:
9 millones de víctimas que equivalen al 20% de la población, el 90% de las cuáles son civiles, 450.000 muertos, 100.000 desaparecidos, más de 5000 líderes asesinados y más de un millón de exilados.
Así muchos nieguen la veracidad del documento, algunos sin haberlo leído, el informe no deja duda que ha habido un daño masivo, sin paralelo conocido, contra una población indefensa de civiles.
Los graves problemas que aquejan al país no se van a solucionar persistiendo en el modo guerra, incendiándolo con mensajes de odio y negando realidades incontrovertibles.
El único camino hacia la reconstrucción de un país tan torturado por la violencia es un diálogo que conduzca a la reconciliación. Lo contrario es la perpetuación de la violencia.
Hace más de 100 años Concepción Arenal la precursora del trabajo social en España, plasmó en un pequeño libro (Breviario Humano, Aguilar SA, Madrid, 1949) sus reflexiones de toda una vida dedicada a visitar a las víctimas de la violencia y la injusticia, en hospitales, presidios y hospicios españoles. Sus pensamientos sobre la verdad y la guerra parecen escritos para la Colombia de hoy. Como ilustración menciono unos pocos ejemplos, el primero de ellos el que encabeza esta columna:
“Las verdades que se entregan a las multitudes pueden desfigurarse muchas veces, pero después de oscilaciones más o menos violentas recobran su equilibrio, prevalecen porque todo busca su natural nivel, y el de la verdad está muy por encima del error”.
“No hay cosa más increíble que la verdad cuando por mucho tiempo se ha dado culto al error”.
“La verdad es una; el error como el demonio, es legión, y se multiplica y varía a merced del que lo sustenta”.
“Los pueblos cuando por mucho tiempo sobreponen a la justicia la pasión, concluyen por dar a la pasión los atributos de la justicia”.
“La pasión es mal vehículo para la verdad y aunque a veces la haga comprender y la propague muchas más la oscurece y combate”.
“Los hombres de guerra no dan un paso sin producir un dolor”.
“El odio, que es uno de los elementos esenciales de la guerra es una de sus más persistentes consecuencias”.
“La guerra no sale de los parques ni de los arsenales, sino del corazón del hombre; y el día en que los pueblos se amen, las armas perfeccionadas, o no, poco importa, caerán de sus manos”.
“La guerra es hambre, peste, robo, asesinato, sacrilegio, olvido de todos los deberes, violación de todos los derechos, destrucción erigida en arte, imperio de la fuerza, verdugo de la ley, todos los malos instintos tomando consejo de la ira, pasiones sin freno, desolación sin límites, perversidad sin castigo y crimen sin remordimiento”
La paz comienza apaciguando los rencores que han enfrentado a las familias colombianas, desarmando los espíritus y promoviendo la reconciliación, pues NADA es más importante que terminar la guerra.