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La dignidad

El reconocimiento agradecido de la historia está reservado para aquellos que defienden con dignidad los principios fundamentales.

17 de junio de 2018 Por: Carlos E. Climent

La dignidad implica excelencia, gravedad y decoro en el comportamiento de las personas.

Su reconocimiento jurídico solo se produjo después de pasada la Segunda Guerra Mundial con la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada en 1948. Es el reconocimiento individual en las víctimas de algo que no les podían robar: su libertad interior.

El tema eterno de la dignidad humana es tratado de manera brillante y desde perspectivas distintas frente a dos totalitarismos parecidos en su crueldad, en sendas películas que espero estén en cartelera en el momento de esta publicación.

‘After Image. Los últimos días del artista’, relata el sufrimiento de Wladyslaw Strzeminski, un pintor polaco, mutilado en la Primera Guerra Mundial, y quien debe enfrentar al poderoso régimen soviético entre 1948 y 1952. Fue creador de la teoría Unista, profesor en la Escuela de Bellas Artes de Lódz, fundador del Museo de Arte Moderno de la ciudad y una de las más grandes figuras del arte moderno. En un relato desgarrador, el director Andrzej Wajda, muestra los últimos días del artista quien sometido al más cruel acorralamiento por parte de las autoridades, la pobreza absoluta, el hambre, la enfermedad y el aislamiento, entrega su vida para dejar el testimonio de lo que es la responsabilidad del arte.

El régimen totalitario finalmente fue derrotado. Pero el artista, fiel a sus principios hasta el final, se negó a convertir su arte abstracto en un mensaje político realista favorable al régimen y con su obra inmortal se levantó de entre sus propias cenizas.

‘La decisión del rey’ es un film dirigido por Erik Pope que relata el papel del rey Haakon VII de Noruega al enfrentarse a los nazis en abril de 1940 cuando estos llegan a Oslo. La película es una narración de lo que se supone ocurrió en tres días cuando estaba en juego la honra de un país que para los nazis tenía una gran importancia militar, estratégica y económica. La pretensión de las fuerzas alemanas era que el rey se sometiera a los invasores. Lo más fácil para el Estado noruego era rendirse ante un poderío militar abrumador, para así evitar una guerra con muchos muertos.

Casi siempre las decisiones que deben tomar los gobernantes en los momentos más críticos deben hacerse prácticamente en solitario. Y el rey frente a un gobierno dispuesto a la humillación decide, con el solo apoyo de su hijo, abdicar y salir del país. Como consecuencia de esta decisión, Noruega sufre la dominación nazi durante varios años, pero se ahorra un mayor derramamiento de sangre.

Haakon VII regresa al finalizar la guerra, para recibir el afecto y el reconocimiento de su pueblo que lo amó, pues nunca tuvo dudas al respecto de los principios de patriotismo, lealtad, valor e independencia que animaron a su monarca.

Un ser humano armado solamente con la dignidad de sus principios puede enfrentarse a las fuerzas represoras más grandes sin humillarse. En ese proceso puede perderlo todo, incluso, hasta su vida, pero la historia le dará el merecido reconocimiento.

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