PANDEMIA

¿Es posible sobrevivir la pandemia en compañía?

La convivencia 24/7 puede pasar de ser un alivio que se agradece, a una gran pesadez.

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19 de dic de 2020, 11:00 p. m.

Actualizado el 24 de may de 2023, 12:46 a. m.

Mucho se habla del impacto social y económico de estos ocho meses de confinamiento forzado. El planeta entero se ha visto enfrentado a circunstancias nuevas e inimaginables, y cada cual en la medida de sus capacidades se ha ido adaptando a esta nueva realidad.

Para esa minoría afortunada que puede decir “en medio de todo lo estamos pasando bien”, el asunto se limitó a modificar rutinas, ajustarse a las modalidades distintas de trabajar, atender de maneras alternativas las necesidades de la familia, multiplicarse para realizar las funciones caseras cotidianas, atender los niños y vivir el día-día sin esperar grandes cambios.

Los factores esenciales que utilizó la pareja que sobrevivió la pandemia en compañía, hasta ahora, fueron tolerancia a la frustración, flexibilidad, adaptación a la realidad, establecimiento de prioridades y mucha generosidad. Durante los primeros meses de la pandemia estas personas se ajustaron a llevar esa vida.

Entre otras razones porque pocas cosas consuelan más que la solidaridad. Al fin y al cabo, todos estamos en el mismo barco enfrentando el temporal de un poderoso y amenazante enemigo: “Mal de muchos, consuelo de tontos”, reza el adagio popular.

Pero el confinamiento prolongado es cruel, satura al más aguantador y termina por generar una crisis. Las características disfuncionales de la personalidad salen a flote en estos momentos y es así como los obsesivos se vuelven más obsesivos, los paranoides más desconfiados, los depresivos más melancólicos, los ansiosos más intolerantes y los “malcriados” más irracionales.

La vida de pareja no escapa a la crisis y la peor parte le ha correspondido a la relación en la cual priman las decisiones autoritarias frente a una pareja asustada y pasiva que calla para “no hacer olas”.

Pero la responsabilidad es compartida entre el que impone sin consultar los sentimientos de su contraparte, y el que en silencio acepta la imposición y acumula una rabia cada vez mayor.

Las personas con baja tolerancia a la frustración que habían sobrevivido muchos años en pareja porque existía la flexibilidad de repartir el tiempo en diversas actividades, al verse obligadas a un confinamiento forzado 24/7 (en la misma compañía, en el mismo lugar y sin esperanza de aliviar, ni la saturación, ni el aburrimiento) empezaron a manifestar su insatisfacción. Y concluyen, por un lado, que la convivencia prolongada desnudó diferencias que permanecían ocultas; y por el otro, que lo que las estimulaba eran las circunstancias divertidas, los paseos, las actividades sociales y los periodos de vacación que se daban el uno del otro.

Caso contrario es el de las personas a quienes la crisis les sirve para afianzar la relación de pareja porque existe un ánimo y un compromiso leal de recomponer el camino. Llegado a ese punto, son capaces de hablar con claridad, definir prioridades, salir de sus zonas de confort y proponer con imaginación y generosidad un plan de vida satisfactorio para ambas partes.

Nota: Esta columna reaparecerá en enero 17 de 2021. Salud en el nuevo año.

Carlos E. Climent es médico de la Universidad del Valle y psiquiatra de la Universidad de Harvard. Durante30 años trabajó en el Departamento de Psiquiatría de la Universidad del Valle, y durante 20 se desempeñó como miembro del Panel de Expertos en Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud.

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