NUTRICION

El equilibrio emocional y la nutrición

Un niño que se alimenta de comida chatarra, harinas y dulces, es un fuerte candidato a desequilibrios emocionales.

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18 de abr de 2020, 11:00 p. m.

Actualizado el 25 de abr de 2023, 11:01 p. m.

Muchos padres ceden ante la terquedad y las pataletas de un hijo que a fuerza de darle gusto en todo se convirtió en el gran dolor de cabeza de la familia. Son padres asustados que caminan sobre cascaritas de huevo y hacen lo que sea para no incomodar al pequeño dictador. En consecuencia, el niño termina haciendo lo que le da la gana, en especial en lo relativo a su nutrición, pues solo come lo que gratifica su paladar: comida chatarra, dulces y harinas.

Diversas investigaciones han confirmado el impacto de la nutrición en la salud mental de las personas, especialmente en los períodos de maduración cerebral. En sus propias palabras lo vienen diciendo las abuelas desde tiempo inmemorial: los niños más estables emocionalmente son aquellos que consumen varias frutas y vegetales al día y pocos alimentos procesados, dulces o helados.

¿Por qué un hecho tan lógico y evidente no se pone en práctica?

Los padres minimizan la importancia de una alimentación saludable en el equilibrio emocional de sus hijos por muchas razones, entre las que cabe destacar algunas:

*Ellos mismos no han tenido la disciplina de alimentarse bien.
*Saben lo que es saludable, pero se hacen los desentendidos por comodidad.
*Se dieron por vencidos por las rabietas de un niño malcriado a quien hay que hacer “feliz”.]
*Perdieron la batalla frente a los productos procesados, más agradables al paladar y más fáciles de adquirir y consumir. Infortunadamente el desequilibrio emocional de un cerebro en formación causado por una mala nutrición es muy grande y se hará más evidente en la medida que pasa el tiempo sin aplicar correctivos. Después de años de asistir a personas y familias con el manejo de hijos con toda suerte de problemas, paso a resumir a manera de conclusión, unos pocos principios que han sido útiles para aquellos padres que lograron mantener para ellos y su prole una buena salud y por ende un adecuado equilibrio en sus vidas:

Son un buen ejemplo de una disciplina nutricional para sus hijos.

Han podido implementar costumbres alimentarias saludables en sus hogares.

Asumen su responsabilidad en la alimentación de sus hijos desde muy temprano.

Consumen alimentos naturales, no procesados.

Por regla general no consumen comida chatarra.

Comen comida “de verdad” elaborada diariamente en sus casas.

Controlan el azúcar, las harinas y los excesos.

No se dejan descrestar por las dietas de moda.

Hacen ejercicio, cuidan su peso, trabajan, aman y se divierten, con lo cual están muy cerca de un equilibrio satisfactorio para ellos y para toda su familia.

Recomiendo nuevamente ‘El dilema del omnívoro’ y ‘Saber comer’, ambos libros de Michael Pollin, un periodista norteamericano y una de las personas más influyentes del mundo por sus escritos sobre nutrición, que ofrece una visión práctica y clara sobre la alimentación, que resume en siete palabras: “Come comida. Con moderación. Sobre todo vegetales”. Con lo cual se disminuye el riesgo de la obesidad, la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.

Carlos E. Climent es médico de la Universidad del Valle y psiquiatra de la Universidad de Harvard. Durante30 años trabajó en el Departamento de Psiquiatría de la Universidad del Valle, y durante 20 se desempeñó como miembro del Panel de Expertos en Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud.

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