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¿Quién es Jesús de Nazaret?

En una sociedad consumista, mediática, cientista, hedonista y hasta atea, hay alguien...

19 de junio de 2016 Por: Arquidiócesis de Cali

En una sociedad consumista, mediática, cientista, hedonista y hasta atea, hay alguien que se pregunte: ¿Quién es Jesús de Nazaret?Pero, nosotros los que somos creyentes, tal vez debiéramos responder estas preguntas de Jesús a sus discípulos: ¿Quién dice la gente que soy yo? Y la otra: ¿Quién dicen ustedes que soy yo? Si no damos respuesta a estas preguntas, nos estaremos perdiendo de experimentar la presencia viva del que nos amó hasta entregarse por cada uno de nosotros para rescatarnos de la muerte eterna y del pecado.En el evangelio de este domingo, Lc 9, 18-24, después de esas preguntas, Jesús les explica a sus discípulos que debe padecer, morir y resucitar, y que quien quiera venir tras de él, debe negarse a sí mismo, tomar su cruz cada día y seguirlo. Qué difícil es renunciar a uno mismo para servir, para amar, para perdonar, para compartir. Además, todos llevamos una cruz a cuestas, por ejemplo: la propia historia, la familia, las responsabilidades contraídas, los deberes que tenemos que cumplir, la carga del propio temperamento o del temperamento de los demás, la muerte de un ser querido, las ofensas recibidas, los propios errores y pecados cometidos, una enfermedad, los anhelos insatisfechos, la falta de trabajo o la escasez de dinero, etc. Tomar esa cruz y seguirlo, quién lo creyera, es la posibilidad de aligerar la carga, de hacer más llevadera la vida, de encontrarle sentido. Por eso continúa Jesús diciendo: Quien gane su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la salvará.Este es el antídoto para combatir la descomposición moral en que vivimos. Esta es la clave para poder amar, para poder ser verdaderamente feliz, para perdonar y volver a comenzar lleno el corazón de paz y de bien, lo saben, especialmente, los que son papás o mamás.En este año de la Misericordia, acojamos la misericordia divina pidiendo perdón al que nos amó y se entregó por cada uno de nosotros para rescatarnos de nosotros mismos, porque no hemos seguido sus consejos, de negarnos a nosotros mismos, de tomar nuestra cruz cada día y de seguirlo.Quizás así, quienes no se hacen ni les interesa hacerse la pregunta del comienzo, algún día se la hagan a partir de nuestro testimonio de cambio y de transformación interior.

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