Petro el perdonavidas
Puede que engañe al virus, pero a la historia y a Colombia no. Aquí estamos los que vemos con claridad estas cosas para impedirlo solo recordándolo
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23 de mar de 2021, 11:55 p. m.
Actualizado el 18 de may de 2023, 03:00 p. m.
Bueno, en realidad me gusta que a todos les vaya bien. A ninguno le va mal si a todos los arropa la fortuna. Y que seres, ordinariamente oscuros, puedan viajar y conocer el mundo, vale y es bueno.
Nada hay mejor que eso, aunque el que viaja, casi siempre, será un inadvertido, parte de una masa de turistas. Quizás por eso escribió el viejo poeta mexicano: “Oh cuán bueno es pasar inadvertido, dulce Fray Luis. Que no diga ninguno ahí va el eminente el distinguido...”. Solo que a unos -la gran mayoría- se nos hace agua la boca por volver a ver sitios en España, Francia e Italia que una vez vimos tan fugaces, que siguieron siendo un sueño.
Pero a otros el sueño se les convirtió en realidad, a veces tan frecuente, que se torna un poco fastidiosa, como suele ocurrir al encantador de serpientes que lleva el nombre de Gustavo Petro, el Proletario. No hay feria internacional a la que no viaje bien acompañado. Es una trivialidad para él estar en los mejores cabarets de Cuba -los que aún quedan- y aparecer en fotos lleno de entusiasmo con tres o cuatro botellas entre pecho y espalda. Lo vimos dizque celebrando la curación de un ‘cáncer’. Y lo vimos también de juerga en Madrid, portando en una bolsa viejos libros de marxismo-leninismo y algunas muchachas del mamertismo internacional.
No obstante que esa no debe ser la vida de la especie colombiana de Mahatma Gandhi, a quien quiere comparársele digamos que con modestia, este prestidigitador que engaña como mago, así deje ver la trampa. Juega con la trampa y la trampa lo delata. Y despierta para volver a engañar.
Sus hijos no pueden estudiar en las universidades colombianas. Ellos merecen mejor destino. Universidades en Italia y Europa, que al fin y al cabo dinero lo hay para tal menester. Negocios como el de los fajos de billetes que le entrega maliciosamente en su propia casa un tal Montes, prófugo de la Justicia, otros asuntos que en el mismo video se anuncian como positivos; y lo que debió dejar la compra de aquellas chatarras para ser carros de basura en Bogotá. Y cuántas cosas tapadas que uno sabe, deduciendo por lo mismo, que se han hecho por este perdonavidas a quien pareciera que tan bien le va en las encuestas. El problema, pues, no es de plata del bolsillo ni de las cuentas que maneja con arte de banquero.
No, en este caso el problema radica en que la suerte, jugando al azar, a un hombre sereno, servicial y brillante como Carlos Holmes Trujillo García, le arrebata la vida y el coronavirus le cobra su presencia en todos los caminos inundados de narcotráfico y violencia que deben recorrer los colombianos. Pero a Petro, el que espero que salga indemne del último ataque del virus, lo pone a descansar entre los monumentos de aquella ciudad de Florencia. Con su cara de Savonarola y su discurso ya un tanto arrugado. Dizque hacía dos años que no veía a sus hijos. Menos mal que no se trataba de turismo parlamentario sino pagado de su hondo bolsillo, bien manejado como todas sus finanzas.
La periodista Vicky Dávila le pregunta hace dos semanas en su reportaje por el video y los fajos. Y el perdonavidas de Petro contesta sin empalidecer: “Este proceso judicial es de Néstor Humberto Martínez. Él es el artífice de la entrega de este video que era privado, no público”. Y, ¿Qué podía esperar cuando éste último ciudadano era el Fiscal General y estaba en frente de un delito tan marcado y agresivo, con plena prueba absoluta? Tras de ladrón bufón, decían las abuelas. Hábil en sus patrañas. Y Puede que engañe al virus, pero a la historia y a Colombia no. Aquí estamos los que vemos con claridad estas cosas para impedirlo solo recordándolo.
Sigue en Twitter @BaronaMesa

ha desempeñado puestos públicos como juez del Circuito, Conjuez del Tribunal de Cali, Secretario de Gobierno de Cali y alcalde encargado, embajador de Colombia en Polonia y en la ONU. Ha sido delegado a varias conferencias internacionales como la OIT en Ginebra
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