Álvaro Uribe, ¿atropellado?

Eso no lo niegan ni los testigos que llevaron los acusadores a ese bochornoso y rocambolesco juicio político contra el expresidente. Quedó demostrada la descomunal antipatía de la jueza Sandra Heredia al exmandatario, a su esposa y a sus hijos. Por favor, los llamó hijos ‘faltos de gallardía’, en derroche de sobradez verbal.

Señora jueza, con la calma de un veterano, enemigo de los abusos judiciales para subir electoralmente, le digo que fue gratuito e inhumano el puñetazo de llamar a sus hijos ‘faltos de gallardía’. Con esa opinión y el haberle dicho al expresidente ‘cállese, señor Uribe’, usted quedó fatal, fue una monumental pifia.

El ganador del juicio fue el petrismo gobernante porque amarra a su principal opositor, Álvaro Uribe, y al partido Centro Democrático, su contendor en plena campaña. Sumen que el candidato presidencial uribista Miguel Uribe lucha contra la muerte porque sus adversarios políticos pagaron para su asesinato.

Insólito, difícil creerlo, es una aberración y Álvaro Uribe preso por doce años. Un opinador nada uribista, el analista Felipe López Caballero, antes director de Semana, con humor negro, comentó: la gran prueba de la juez fue escuchar el ‘proceda, doctor’, no hubo más. Para unos penalistas y políticos esa ‘prueba reina’ resulta cómica ante el terremoto político creado, eso define las próximas elecciones y al petrismo le puede resultar un autogol esa persecución a Uribe.

Como al juicio le han puesto chistes, hoy circulan miles de trinos burlones. Uno: condenaron a un expresidente por haberlo grabado diciendo ‘proceda, doctor’.

Juan Monsalve, el principal acusador de Álvaro Uribe, está condenado a prisión por secuestro, extorsión y robo. Una joya.

Las mujeres opinaron: escuché censuras contra dos exmagistrados de la Corte, rabiosos antiuribistas, por ‘chuzar’ durante 34 días el teléfono del expresidente, dizque por equivocación.

En la peluquería me contaron que la clientela femenina comentó sobre los cocteles de celebración por la condena al expresidente que hicieron unos exmagistrados, unos periodistas que cobran honorarios de este Gobierno, y aleluya, todos felices con esa burda condena sin pruebas serias de un soborno.

La vida no se acaba, Álvaro Uribe goza de respeto internacional y sigue sus batallas como buen colombiano preocupado con el caos de hoy. Y Álvaro Uribe está en la historia grande de Colombia.