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Luis Javier Mosquera, subcampeón olímpico en los 67 kilogramos de levantamiento de pesas. | Foto: Foto: AFP

JUEGOS OLÍMPICOS

Luis Javier Mosquera, el subcampeón olímpico que inició levantando un palo de escoba

Luis Javier Mosquera sigue siendo el referente de su natal Yumbo, la tierra a la que agradece cada vez que obtiene un triunfo.

26 de julio de 2021 Por: Ricardo Micolta - Reportero de El País

Cuando tenía tan solo siete años, Luis Javier Mosquera ya quería alzar pesas como sus hermanos mayores y competir como ellos. Eran sus modelos a seguir. Cuando le negaron levantar peso a esa edad, lloraba y hacía berrinche. Desde ahí mostraba su interés por este deporte.

Aquel niño inquieto por las pesas terminó siendo el gran referente de la familia Mosquera. A sus hermanos se les reflejaba en el rostro la emoción al hablar del gran logro conseguido por el cuarto de seis hermanos: la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

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Los hermanos del pesista confesaron que pusieron la alarma para ver en acción a Luis, que volvió a demostrar su potencial al quedar en el podio en la categoría de los 67 kg.

Horas después del triunfo del deportista, el barrio Guacanda, de Yumbo, no tenía ambiente festivo, seguramente por el apagón de energía.
“Se fue la energía luego de la competencia, donde se hubiera ido en plena transmisión, me da un yeyo. Estoy tensionado en la espalda”, dijo Novarino Mosquera, el mayor de los seis hermanos.


Con un plato de fríjoles y carne asada, sus familiares no ven la hora en que regrese para consentirlo con su comida favorita y abrazarlo nuevamente.

Por su parte, su hermana Johana dejó ver su gran orgullo con la presea plateada de Luis. “Es un gran logro para él, se lo merece por todo lo que le ha tocado vivir. Es un gran luchador”.

“Lo frustró lesionarse muchas veces, el hecho de la pandemia, de no poder entrenar como quería lo mermó mucho”, rememoró Johana.

Rebeldía de niño

su proceso de infancia, Luis Javier se le rebeló a la entrenadora Damaris Delgado y dejó de asistir a las prácticas.

“Una vez me dijo que no quería volver más, porque no lo subía, no alzaba mucho peso”, contó Damaris, reconocida entrenadora y formadora de grandes pesistas, entre ellos Óscar Figueroa, medallista de oro en Río 2016.

Después todo el tiempo que ha transcurrido, la formadora cartagüeña tiene en mente la primera vez que Luis llegó a entrenar.

“Llegó a los siete años a entrenar con los hermanos, con 'Gago', José Novarino y Fernando. Comencé a enseñarle la técnica, a esa edad es difícil de que entrenen. Era mi primer caso en ese tiempo. A Óscar Figueroa lo cogí casi a los nueve años”, reveló.

“Lo empecé a trabajar con un palo de escoba para depurar la técnica. El que mejor técnica tenía de los niños que entrenaba era Luis Javier, le enseñé la técnica en una semana y cada día se iba puliendo”, remarcó la entrenadora.

Ante la falta de una figura materna en el hogar, Damaris lo acogió y hasta vivió con él un tiempo, y le daba consejos para que siguiera por el camino del deportes y no se extraviara en malos pasos como varios pupilos que tuvo.


Entre los momentos que compartió con su alumno, se acordó de las ocasiones en que lo puso a competir por primera vez. “Lo llevé a unos Juegos Departamentales, pero no pudo participar porque no tenía la edad, tenía que tener nueve años. Cuando iba a llegar a los 10 años, compitió y ganó sobrado, ya le metía pesito”.

Ahora, viéndolo en su segundo podio consecutivo en unos Juegos Olímpicos, Damaris contó con orgullo y sonriente el episodio donde cruzó palabras con Luis antes de su partida a Tokio. “En el homenaje que le hicieron en Yumbo, antes de irse, me despedí de él. Estaba muy asediado. Pero me acerqué a darle la bendición, le dije: 'Dios lo bendiga y muchos éxitos, sé que te va a ir muy bien’”.

El ídolo de Yumbo

Los habitantes de la capital industrial del Valle deben estar esperando a su referente para recibirlo con bombos y platillos.

Luis Javier sigue siendo el gran ejemplo de los niños y jóvenes que quieren seguir sus pasos. Acostumbrado a luchar, trabajó como peluquero y hasta él mismo se hace sus propios cortes, también a sus amigos, a sus dos hijos Jhosser e Isaac, y hasta a su esposa Michel.

El cariño y la admiración en su tierra por el pródigo pesista es tan grande, que antes de que fuera medallista olímpico su nombre se le puso a Imdirti, el polideportivo de Yumbo, luego de coronarse campeón de los Juegos Panamericanos de Toronto 2015.


“El hombre es bastante sencillo, siempre saludaba, llegaba a entrenar en una ciclita. Uno se asombra de verlo hasta dónde ha llegado”, expresó Jhon Brandon Martínez, el guarda de seguridad del polideportivo.
Luis Javier Mosquera sigue siendo el referente de su natal Yumbo, la tierra a la que agradece cada vez que obtiene un triunfo.

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