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El pasado 7 de noviembre fue detenido en Bogotá Alonso Alvaro, considerado el número dos de la mafia italiana y líder de la Ndrangheta, una organización que mueve el 80 % de la droga en Europa. | Foto: Policía Nacional / Especial para El País

NARCOTRÁFICO

¿Por qué los criminales internacionales están eligiendo a Colombia para esconderse?

La porosidad de las fronteras, la corrupción y la debilidad de la justicia, algunas de las razones.

15 de noviembre de 2020 Por: Redacción de El País

Alonso Alvaro, cabecilla de la Ndrangheta, una de las mafias italianas más poderosas y violentas de Europa, con operaciones de narcotráfico en España, Francia, Malta, Bélgica, Alemania, Suiza, Países Bajos, Albania, y Reino Unido, se movía desde el 2017 entre Cúcuta y Bogotá.

El ingeniero moscovita Sergey Shuspanov, llevaba varios años trabajando en Colombia en una empresa aeronáutica, pese a que en Rusia tenía un proceso pendiente por recepción y divulgación ilegal de información; específicamente por sustraer y comercializar las patentes de motores para helicópteros Eslavos TV3-117.

El catalán Carlos García Roldán llevaba varios meses trabajando en Buga como domiciliario en moto, aunque una circular roja de Interpol advierte que es uno de los estafadores más buscados en el mundo luego de que huyera con $7 millones de euros que invirtieron más de 300 personas en la compra de lujosas viviendas en el balneario de Palmas de Mallorca.

Aunque entre ellos no existe vínculo alguno, tienen en común el hecho de que para ocultarse de la justicia de sus respectivos países eligieron Colombia como destino de fuga.

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Como ellos, pedófilos, narcos, traficantes de armas, ladrones de arte y comercializadores de metales preciosos, entre otros, han terminado su actividad criminal luego de redadas de las autoridades en distintos departamentos del país.

¿Qué hace de Colombia un país atractivo para los criminales internacionales? ¿Cómo ingresan sin ser detectados? ¿Cómo se camuflan entre la gente para pasar inadvertidos?

Para el coronel (r) y experto en seguridad John Marulanda son tres las características que hacen muy atractivo que esta gente que huye prefiera buscar trinchera en Colombia.

“Primero, la falta de vigilancia en las fronteras, especialmente la de Venezuela que es muy difícil de controlar. Segundo, los niveles de corrupción tan altos y que permiten que fácilmente un extranjero obtenga documentos certificando su ciudadanía. Y tercero, la impunidad porque la justicia no funciona como debería ser y ellos aquí pueden comprar cualquier cosa y es difícil que la justicia los emproblematice”, explica Marulanda.

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De puertas abiertas

La ondeante geografía y los miles de kilómetros que conforman nuestras fronteras con Panamá, Venezuela, Ecuador, Perú y Brasil hacen casi imposible mantener el control sobre los pasos limítrofes.

Un oficial de Inteligencia de la Policía explica que muchos de los capturados en Colombia ingresan legalmente y antes de que se emita circular roja en su nombre y aquí se quedan. Otros lo hacen a través de las fronteras terrestres con documentación ilegal.

“Muchos de estos fugitivos no se esconden entre la gente sino que se involucran con organizaciones ilegales que de alguna forma les ayuda a ocultar su identidad y permanecer distantes de las autoridades; muchos en zonas rurales apartadas”, indica el oficial.

“Hay que sumar que la frontera con Panamá, por el Urabá, es la vena abierta más grande de migración legal que hay en toda América Latina. Por ahí pasan cantidades de personas de Pakistán, de África, de Oriente Medio, de Cuba y todos los rincones del mundo con rumbo a Centroamérica y con destino final los Estados Unidos y Canadá”, agrega Marulanda.

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También conocen las autoridades nacionales que muchos extranjeros que tienen como destino final Colombia, aterrizan en países vecinos y luego por vía terrestre ingresan al país mediante pasos ilegales o documentos falsos para realizar actividades ilícitas.

Colombia conoce de la presencia de mafias italianas en varias regiones; de la llegada de narcos mexicanos en el Catatumbo y Nariño; de la mafia albanesa, con presencia en Cauca y Nariño, y de estructuras de la mafia china que está incursionando en minería ilegal de oro.

Hace un año capturaron una red que se infiltró en la Registraduría y la Cancillería y que vendía pasaportes. Tres años atrás se desmanteló en Bogotá otra organización que hacía lo mismo.

Ciudadano en una semana

Esa facilidad con la que estructuras criminales han permeado varias entidades oficiales es también un aliciente para que muchos opten por Colombia, considerando que es un lugar seguro y donde pueden obtener una nueva identidad y nacionalidad.

Así se corroboró a finales de enero de este año, cuando fueron detenidos en Estados Unidos tres ciudadanos sirios, señalados de integrar la red Al Qaeda, portando pasaportes que los identificaba como colombianos.
Según la documentación que les fue retenida en el aeropuerto de Dallas, Tuameh Tuameh, Al Raefee y Al Harari Al Harari, nacieron en Cartagena y sacaron pasaporte en La Guajira.

“En mi libro sobre la yihad en Latinoamérica (cuenta John Marulanda) narro con información de Estados Unidos la situación de varios miembros del Hezbolla, reconocidos terroristas, que tienen como segunda ciudadanía la colombiana y figuran como residentes en San Andrés, Barranquilla o La Guajira”.

“La Guajira es un punto de tránsito para sirios y palestinos. Allá hay mucho libanés en Maicao y Paraguachón, tradicionalmente conocidos como los turcos y allí han hecho colectas para Hezbolla. Ahí tienen la segunda mezquita más gran de Latinoamérica y esto facilita que gente de esos países llegue a través de Venezuela”, dice Marulanda.

En abril del 2016 fue detenido en Bogotá el francoargelino Karim Belabes, uno de los traficantes más buscados por Francia y con nexos con carteles de Colombia y el de Sinaloa, de México.

En febrero de este año la Fiscalía, en coordinación con Migración Colombia, desmanteló una organización de la que hacían parte antiguos agentes del DAS, funcionarios de notarías y registradurías que cobraban entre $5 millones y $30 millones por un pasaporte colombiano, además de cédula y partida de nacimiento, para viajar a EE.UU.

Las raíces latinas, según el analista y politólogo Fernando Giraldo, también influyen para que gente de Portugal, España, Italia y el sur de Francia, entre otros, encuentren afinidad y se sientan cómodos estando en Colombia.

“Pero además ellos tienen la percepción de que la fuerza del narcotráfico en Colombia tiene una enorme capacidad de disuasión territorial y nacional, incluida la justicia, la Policía, sectores políticos y varias entidades del Estado, y sienten que aquí encuentran un ambiente favorable de protección; y no solo por corrupción sino por funcionarios que prefieren mirar a otro lado para salvaguardar su vida y la de su familia”, señala Giraldo.

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Pero Colombia no solo seduce a quienes huyen de la justicia. Muchos han cruzado el Atlántico e ingresado legalmente al país para inmiscuirse luego en actividades como el tráfico de armas, narcotráfico o minería ilegal.

Con este último propósito ingresaron en el 2013 los ciudadanos iraníes Hassan Jalali Bidgoli y Amir Mohit Hermani, conocidos como los zares del oro en Chocó y que son buscados internacionalmente por Interpol por delitos relacionados con lavado de activos y daño al medioambiente.

También en el 2014 se detuvo a siete ciudadanos chinos en la explotación ilegal de oro en Bolívar; en el 2018 se descubrió un grupo de israelíes que armaron toda una estructura para el turismo sexual con niñas en Cartagena y en el radar está un grupo de serbios y de otros países de los Balcanes que se han involucrado en actividades ilegales con grupos de los llanos orientales.

También en el 2016 fue detenido el italiano Claudio Di Vit, dedicado al tráfico de drogas en Europa y quien se radicó en Colombia llevando una vida ostentosa como DJ en algunos bares.

Otras capturas

Julio 7 de 2013

En una acción conjunta entre autoridades policiales colombianas y la agencia estadounidense DEA fue capturado el italiano Roberto Pannunzi, a quien la prensa de ese país calificó como el ‘Pablo Escobar italiano’.

Pannunzi, capturado en un centro comercial de Bogotá, se había convertido en uno de los narcotraficantes europeos más buscados y era líder de la mafia calabresa Ndrangheta. Portaba una cédula venezolana que lo identificaba como Silvano Martino.

Mayo 14 del 2016

En el aeropuerto Eldorado de Bogotá fue capturado el ciudadano mexicano Raúl Edmundo Sepúlveda, miembro del cartel de Sinaloa y quien era buscado por narcotráfico y lavado de activos. Era el encargado de transportar y coordinar la distribución de droga en el fronterizo estado de Texas.

Noviembre 4 del 2017

Es capturado en Rionegro, Antioquia, Michael Joseph Murphy, un inglés buscado por el presunto delito de homicidio de dos personas de nacionalidad holandesa según información emitida por el Gobierno de República Dominicana. Además, se encuentra vinculado en un proceso en el que se le sindica de conformar un poderoso grupo criminal organizado dedicado al narcotráfico, sicariato y secuestro.

Febrero 15 del 2018

Oficiales de Migración detuvieron en la ciudad de Cartagena a Pedro Sastre Colino, un ciudadano español contra quien se emitió circular roja de la Interpol por los delitos de estafa continuada y fraude bancario.

Julio 18 del 2019

En la ciudad de Santa Marta es detenido Alexandre Settimo, un ciudadano francés buscado por sus nexos con grupos delictivos y de tráfico de estupefacientes, por lo que fue puesto a disposición de las autoridades judiciales para la legalización de su captura.

Agosto 4 del 2019

Es detenido en la vía Panamericana, tras fugarse de la cárcel de Pasto el ciudadano alemán Adam Minchev, quien era requerido por su país por el robo de material explosivo y permanecía prófugo y oculto en Colombia desde el año 2015.

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