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Yuri Buenaventura, el embajador de la música del Pacífico en Francia

La historia del cantante Yuri Buenaventura, quien dejó su puerto natal en busca de un mejor futuro y pasó de ser un artista callejero del metro de París a convertirse en Caballero de las Artes y las Letras de Francia.

18 de mayo de 2014 Por: Claudia Liliana Bedoya | Reportera de El País

La historia del cantante Yuri Buenaventura, quien dejó su puerto natal en busca de un mejor futuro y pasó de ser un artista callejero del metro de París a convertirse en Caballero de las Artes y las Letras de Francia.

Hacer una versión en salsa del tema ‘Ne me quitte pas’, de Jacques Brel, hizo que Yuri Buenaventura dejara de ser un hombre anónimo, ese mismo que amenizaba el viaje de quienes tomaban el metro en París. Han pasado 18 años de una grabación que le abrió las puertas de la gloria y que lo ha convertido en el ídolo de la música salsa en Francia, Dinamarca, Hungría, Polonia, Polinesia, Túnez y Madagascar.Sus discos no son número uno en Colombia, pero para los franceses Yuri es el embajador de la cultura del Pacífico y de Francia ante el mundo, por algo, la semana pasada el embajador de ese país en Colombia, Jean-Marc Laforêt, le impuso la Orden de las Artes y Letras en grado de Caballero “como reconocimiento a sus aportes a la cultura francesa y a su trayectoria musical”, explicó la embajada.“En Francia, Yuri va por la calle y la policía lo detiene, no para pedirle sus documentos sino un autógrafo. Hay que ver cuando se sube al metro, cómo la gente llora al verlo, él enloquece a Francia”, cuenta Alessandro Angulo, productor del documental ‘Buenaventura, no me dejes más’, en el que retrata la vida del artista que dejó su tierra en búsqueda de una mejor vida y que alcanzó el éxito.Ha cantado para príncipes, ha sido el primer artista de salsa en lograr discos de oro por sus ventas en Francia. Sin embargo, no ha perdido esa timidez de niño y la humildad de su origen, tanto que antes de la entrevista con El País expresó: “Es un honor poder hablar con ustedes”.¿Qué representa ser ahora ‘Caballero de las artes y las letras’?Es importante, porque nos avala como un contenido cultural de valor para la nación francesa, es una aceptación, una legitimidad. Esto es grandioso porque es la cultura nuestra, la de Buenaventura. Hoy, siento tranquilidad de ser puente de dos culturas: la francesa y la pacífica. ¿Cuál es el siguiente paso para seguir siendo puente entre Buenaventura y Francia? ¿Hay disco a la vista?Sí, en otoño presentaré ‘Historia de un amor’, fue grabado con el pianista cubano Roberto Fonseca. Además, estoy en la consolidación de FIP, la Fundación para la Infancia del Pacífico, que existe hace unos siete años y con ella tenemos padrinos en Francia que aportan para la educación de los niños. Y sigo con mi empresa YB, pensada para la producción de conciertos.A propósito de la situación en Buenaventura, ¿ha pensado hacer un tema dedicado a su ciudad?Yo llevo aquí (señala su frente) el nombre de Buenaventura hace 30 años y creo que si hay cosas que hacer por Buenaventura, las puedo hacer desde otras esferas, por ejemplo, el documental ‘Buenaventura, no me dejes más’, del Canal Caracol, busca dignificar a la ciudad y creo que eso tiene más difusión. Además, está el proyecto de una película, con otros productores, y una serie tal vez con Caracol. Así que me he imaginado una serie realizada en Buenaventura y que allí podamos mostrar los valores de la ciudad. Creo que así puedo hacer más. Por convocar tanta gente y por su sentido del trabajo social, ¿le han propuesto meterse en política?(Risas). Sí, me han propuesto hasta ser alcalde, pero ese mundo no es para mí, eso es una cosa muy horrible. Más bien me interesa hacer procesos culturales, por eso me metí con lo del Festival en Buenaventura, del cual fui director, y desde Francia seguir con FIP.¿Qué aprendió al dirigir el Festival Folclórico del Pacífico 2011?Que en Colombia la cultura es muy marginal, que la cultura es la niña huérfana de la sociedad colombiana, pero es la que le da sus mayores emociones. El contenido cultural debería tener corona en el país y no mendigar por recursos. La experiencia de Buenaventura me enseñó que nosotros mismos no miramos la cultura con generosidad, la vemos como un momento de esparcimiento para ir a tomar trago, cuando ella es el contenido de quienes somos, la cultura es nuestro espejo. Además, aprendí que no puedo hacer esos proyectos solo.¿Quedó aburrido o repetiría?No, no quedé aburrido. Lo haría, pero no solitario, porque debe ser un proyecto cultural autónomo y que no dependa de las administraciones de turno. ¿Qué lecciones le dejó vivir en una estación del metro?Que el amor, la confianza y la fe en Dios pagan. Al mirar atrás, ¿de qué se arrepiente?No me arrepiento de nada y los errores que he cometido han sido muy luchados para sanarlos. Ha sido luchado el proceso de perdón frente a Dios y a mi propia moral. Entonces, ¿no tiene pecados?Ninguno, estoy libre de culpa. Aunque uno sí puede ser, no haber tenido un hijo... Tras su paso por el concurso ‘Se busca intérprete’, ¿qué opina de los realities?Uy, no, eso es duro, es difícil porque se juzga, se concursa en la música y el arte no es un deporte. ¿Volvería a cantar en el metro?Sí, me gusta la acústica del metro. Yo nací ahí, mi proyección de la voz nació en esos túneles y tengo tendencia a buscar la reverberación de esos túneles y se lo pido siempre a mis ingenieros. Y mi voz se comporta bien con el frío, otros cantantes le huyen a eso, yo no. Esa es mi rara génesis.¿Qué tema define su vida?El Himno a la Bandera de Colombia, ese que dice ‘Saludo adorada bandera’. Mi corazón se define en ese himno.

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