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José Horacio Martínez, pintor bugueño | Foto: Foto: Archivo de El País

PINTURA

El Pacífico en los ojos de José Horacio Martínez que se expone en el Museo Rayo

José Horacio Martínez presenta por estos días, en el Museo Rayo, distintas obras en gran y mediano formato que hacen alusión al Pacífico colombiano.

14 de noviembre de 2018 Por: Redacción de El País

Para el artista bugueño José Horacio Martínez una de las cosas que debemos aprender a hacer mejor los seres humanos es acercarnos y mirar la vida con detalle.

“Quiero que las personas después de acercarse a mis pinturas se acerquen a un árbol o a una planta, la miren de forma diferente y tengan distancia crítica. El país y el mundo están en nuestras vidas y frente a nuestros ojos, solo hay que ir a asomarse, acercarse y cambiarán las cosas”, afirma.

José Horacio Martínez es uno de los pintores más importantes de Colombia y por estos días, hasta el 23 de enero próximo, presentará en el Museo Rayo de Roldanillo sus pinturas de gran y mediano formato que corresponden a su producción más reciente.

En la exposición de este artista vallecaucano se pueden apreciar tres pinturas de gran tamaño. La primera obra mide 360 x 320 centímetros y se llama ‘Timbiquí’. La segunda también lleva como nombre el de un municipio del litoral Pacífico: Guapi. Y la tercera se llama ‘El país de Onan’, mide 450 x 360 centímetros y está hecha con acrílico, tinta, lápiz y sellos sobre lienzo. En esta obra el amarillo, color favorito de José, juega un papel muy importante.

“El color amarillo es muy importante para mí porque mi obra tiene que ver mucho con el encuentro. Además, era el color más barato que había cuando empecé a pintar. El amarillo me fascina y tiene un poder espiritual muy especial que me ofrece siempre la posibilidad de plantear escenarios que tienen lugar más allá de lo que yo puedo comprender”, explica este apasionado por las artes desde que era niño, y agrega: “El amarillo representa el calor del Valle, de la tierra y del sol”.

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Inclusive, La casa amarilla fue la primera obra conocida de Martínez. En este cuadro hacia alusión a su casa de 1988, mismo año en el que mientras estudiaba, iba a la fábrica de óleos de su profesor Michael Lynch porque él le vendía barato óleo amarillo en grandes cantidades.

Para este artista que expone a nivel nacional e internacional desde 1988, “el color es libertad, alegría y comunicación. Lo que es la alegría y la risa tiene un efecto espiritual profundo sobre el ser. Cuando usted ríe, usted combina fuerzas que son extraordinarias que lo impulsan y que le hacen sentir que el mundo, a pesar de su gran tragedia, vale la pena y tiene un sentido”.

En la exposición que durante este fin de año estará en el Museo Rayo, José Horacio dice que mostrará lo que es el ser humano en la actualidad. “Quiero exponer lo que somos hoy. Somos una extraordinaria mixtura y hemos recibido influencia de muchas partes. Esto también está ligado a los dibujos precolombinos y en un cuadro hay una especie de muerte que aparece en forma de jaguar. Para lograr ver eso hay que entregarse y estar en contacto con las piezas”.

“En mi obra quiero que el espectador participe y se acerque a ella, pues si usted pasa rápido solo verá una mancha. Estamos en una sociedad que no ve, que necesita cultura, instruirse y aprender a mirar de nuevo lo que no ha visto para poder alcanzar a entenderse”, afirma el pintor vallecaucano.

Invitación a ver las obras con detenimiento y acercarse a ellas

Uno de los aspectos en los que más insiste José Horacio Martínez, quien estudió en las universidades Central y Nacional de Bogotá y luego se graduó como maestro en Artes Plásticas en el Instituto Departamental de Bellas Artes de Cali, es en que las personas se tienen que acercar a sus obras para lograr entenderlas.

“Todas estas obras ofrecen la posibilidad de acercarse y de que se establezca un diálogo consigo mismo y con elementos de la naturaleza como el mar, el agua y los colores. Para entender estas exposiciones hay que acercarse, moverse, caminar y vivir lo que está pasando allí, pues la esencia de la vida es el movimiento. La quietud es la esencia de la muerte”, reconoce este buegueño nacido en 1961.

Sobre la intención de su obra, afirma que quiere que las personas se den cuenta de lo que pasa en el entorno que los rodea y que entren en contacto con algo distinto. “Busco que las personas se entreguen a la dulce posibilidad de entender el mundo con otros ojos. No estableciendo juicios, sino viendo que el mundo es como es. Quiero que la gente se de cuenta que existe algo más que las noticias de televisión a las 12 del medio día. Hay que crear una reflexión sobre la condición del individuo en lo urbano y en lo rural”.

Aunque su obra ha estado muy ligada a la pintura, también ha explorado los caminos de la fotografía y el collage, como ocurrió con su trabajo titulado ‘Camino al cañaduzal’ que realizó en el año 1989, donde se observa la fotografía de tres niñas y una pintura con óleo amarillo y gris.

José admite que en su larga carrera una de las cosas más valiosas que ha aprendido es a esperar. “La pintura te exige aprender a esperar, desde esperar a que se seque, hasta retirarte prudentemente y que la pintura tome su forma. Yo era un poco ansioso y cuando dibujaba algunas piezas las borraba y las volvía a hacer. Luego cuando terminaba un dibujo me retiraba inmediatamente y volvía al otro día o al rato para dejarlas existir. Nos pasamos la vida sin ver lo que hacemos y la pintura tiene un sentido del tiempo muy fuerte. La pintura nos enseña que las cosas siempre se pueden iniciar de nuevo, así como la vida, pues la podemos cambiar en cualquier momento y ser mejores cada día. Hay que aprender y construir a partir de los errores”.

Finalmente, este obsesionado por el color y primer Premio del XXXV Salón Nacional de artistas de 1994, reconoce que para él ser pintor no significa ser un ser solitario. “Ser pintor es el conjunto de circunstancias en las que convergen muchas personas. El pintor es un ser social que intercambia conocimientos con las personas. La pintura te obliga a separarte y ponerte lejos para ver qué es lo que estas haciendo”.

Más de la exposición

El Museo Rayo cierra su ciclo de exposiciones del presente año con dos muestras, la primera del pintor José Horacio Martínez y la segunda de carácter internacional con la obra gráfica de Leonora Carrington, de Inglaterra, ícono del arte femenino y ligada al surrealismo.

La obra de Leonora Carrington ilustra el sueño y el deseo. Sus personajes son fantásticos y ocupan el reino de la imaginación. Revelan al mismo tiempo un vívido interés tanto por los cuentos de hadas que remiten a su infancia como a la alquimia. Su obra siempre buscó ser provocadora y excéntrica, en los últimos años trabajó la escultura en bronce.

La exposición que presenta el Museo Rayo cuenta con el apoyo de la Galería Duque Arango de Medellín y de la Fundación Leonora Carrington de México, está conformada por 25 obras gráficas y una escultura.

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