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Diez rituales de Año Nuevo más extraños e impactantes del mundo: entre ruptura de platos y cenizas

Estos son los rituales de Año Nuevo más insólitos del planeta.

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Nuestro Presidente Gustavo Francisco Petro Urrego y la vicepresidenta Francia Márquez, son dos de los años viejos más populares por estos días, que serán quemados al finalizar este año. Se han vendido como pan caliente.
Nuestro Presidente Gustavo Francisco Petro Urrego y la vicepresidenta Francia Márquez, son dos de los años viejos más populares por estos días, que serán quemados al finalizar este año. Se han vendido como pan caliente. | Foto: Jorge Orozco

24 de dic de 2025, 11:21 a. m.

Actualizado el 24 de dic de 2025, 11:21 a. m.

La llegada del Año Nuevo ha movilizado por años, tradiciones que van desde comer doce uvas en España hasta quemar muñecos en Colombia, pero algunas culturas han desarrollado costumbres que desafían cualquier lógica occidental.

Y es que, el paso del 31 de diciembre al 1 de enero desata rituales que involucran vajillas destruidas, comidas interminables y hasta cenizas de seres queridos mezcladas en bebidas.

Por ejemplo, Dinamarca lidera el listado de las tradiciones más llamativas. Los daneses acumulan platos y vasos durante todo el año para lanzarlos contra las puertas de familiares y amigos cuando el reloj marca la medianoche.

Una montaña de cerámica rota frente a la casa es señal de popularidad y buenos augurios para los próximos doce meses. Así, entre más fragmentos cubran la entrada, mayor será la fortuna del hogar receptor.

Vajillas de El Carmen del Viboral
En algunos países es ritual partir las vajillas como símbolo de prosperidad en el nuevo año. Imagen de Referencia. | Foto: Cortesía de tienda @ceramicasnoevilla

En Filipinas, la forma circular domina las celebraciones. Las familias visten prendas con lunares, decoran las mesas con frutas redondas —preferiblemente doce, una por cada mes— y hacen sonar monedas en los bolsillos. La creencia sostiene que los círculos atraen prosperidad económica y alejan la escasez. Los mercados filipinos registran alta demanda de naranjas, sandías y uvas en los días previos al festejo.

Tradiciones que desafían el duelo y la lógica

Estonia propone un desafío gastronómico: comer siete veces durante la jornada del 31 de diciembre. Cada plato representa abundancia para el año entrante, y dejar comida en el plato es obligatorio porque simboliza que los espíritus de los ancestros también participan del banquete.

Quienes completan las siete comidas aseguran, según la tradición báltica, que nunca les faltará alimento.

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Siete comidas son parte de esta tradición. | Foto: Cortesía Mistura

Japón cierra el año con 108 campanadas en los templos budistas. El número no es arbitrario: representa los 108 deseos terrenales que causan sufrimiento humano. Cada golpe de la campana elimina una tentación, permitiendo que los japoneses inicien enero purificados.

Por eso, los templos de Kioto y Tokio reciben miles de visitantes que esperan en fila para presenciar el ritual completo.

Escocia celebra el Hogmanay con una costumbre llamada “first footing”. El primer visitante que cruce el umbral de una casa después de la medianoche debe ser un hombre de cabello oscuro, y debe llevar carbón, pan, sal y whisky. Estos elementos garantizan calor, alimento y prosperidad.

Brasil combina fiesta y espiritualidad en las playas de Río de Janeiro. Millones de personas visten de blanco y lanzan flores al mar como ofrenda a Yemanjá, la diosa del océano en las religiones afrobrasileñas.

Los afrobrasileros celebran fin de año con una ceremonia ritual en el mar.
Los afrobrasileros celebran fin de año con una ceremonia ritual en el mar. | Foto: Foto: tomada de la RepúblicaEC

Saltar siete olas mientras se piden siete deseos complementa el ritual que mezcla sincretismo religioso con celebración masiva.

En algunas comunidades de los Andes, familias mezclan las cenizas de parientes fallecidos durante el año en bebidas que consumen a medianoche. El ritual busca mantener presente al ser querido en el inicio del nuevo ciclo y simboliza la continuidad del vínculo familiar más allá de la muerte.

Colombia y Ecuador comparten la quema del Año Viejo, muñecos rellenos de aserrín y pólvora que representan lo que se desea dejar atrás. Las calles se llenan de figuras de políticos, personajes de televisión y símbolos de malas experiencias que arden mientras las familias brindan por el futuro.

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.

Periodista de cultura, entretenimiento y tendencias, experta en edición digital e impreso. Amante de las historias que inspiran. Aprendiz constante.

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