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Descubra más sobre José Luis Perales, el 'poeta de la canción'

Desde su casa en Madrid, ciudad donde vive hace 20 años, el maestro español habló con El País.

2 de octubre de 2016 Por: Meryt Montiel Lugo / Editora equipo domingo / El País

Desde su casa en Madrid, ciudad donde vive hace 20 años, el maestro español habló con El País.

En los últimos cuatro años que ha estado ausente de los escenarios se ha dedicado a “vivir”: a disfrutar de la compañía de Manuela, su esposa; a  jugar con sus nietos; a estar pendiente de  su jardín, pero sobre todo, dice, estuvo escribiendo sus  canciones y  su libro ‘La melodía del tiempo’, un homenaje al campo a través de una novela coral sobre el amor, las raíces y las relaciones entre padres e hijos, obra que ya publicó  y a la cual, según él  revela, “le ha ido muy bien”. Lea también: José Luis Perales, el roba corazones

El  cantautor José Luis Perales, además, ha aprovechado su tiempo libre en la producción de su  álbum ‘Calma’, cuyos temas compartirá con los caleños el próximo jueves 3 de noviembre en el Teatro Jorge Isaacs,  mezclados con sus más exitosas canciones como  Un Velero Llamado Libertad, Y cómo es Él, Cuando Vuelvas, Ella y Él...

 Ante el reclamo de por qué  ha olvidado a su público por varios años, sale al paso  diciendo que es todo lo contrario. “Cuando uno tiene que crear algo debe dedicar el tiempo para que eso que crea después guste a la gente, dárselo en el estado más puro a los demás. No los he olvidado, al revés, me preparo para cuando  llegue el momento de salir, salga a dar el alma en el escenario, como siempre”.

Desde su casa en Madrid, ciudad donde vive hace 20 años, el maestro español  habló con El País:

¿Qué ha preparado para su espectáculo en Cali?

Mi espectáculo es algo sencillo realmente, no soy artista de grandes juegos de luces o cosas por ese estilo. Mi espectáculo se trata más que nada de la comunicación  de las canciones y de los recuerdos, porque no solo cantaré  temas de mi álbum ‘Calma’  que se los voy a presentar, sino una cantidad de canciones que escribí hace tiempo, pero que la gente aún las quiere escuchar. 

¿Es cierto que su esposa Manuela es quien lo ha ayudado en su carrera a tener los pies sobre la tierra?

Eso es verdad, no me puedo pasar,  no me da tiempo a la vanidad. Siempre ha sido muy realista y  ha sido la persona que me ha puesto los pies en la tierra,  que ha asumido esta profesión como un trabajo vocacional que no tiene por qué hacerte un ser orgulloso, ni prepotente, ni presumido. Aunque  cuando yo empecé a cantar no era ningún jovencito que de repente se vuelve loco cuando las niñas lo abrazan o se van al hotel para tomarse fotos con él. Yo tenía ya 28 años y no me afectó tanto, entendí que era un hombre de gran suerte, que mi música gustara a la gente y a veces recibía cartas de amor que me hacían mucha gracia.

¿Y esas cartas de amor  lo pusieron en problemas?

 En una ocasión escribí  una canción que se llama Tentación, que era respuesta a una tentación  casi inevitable, diciendo que  querría el firmamento si no tuviera ya mi estrella, que no  me tentara, ¿no? (risas). Ya era adulto y algo fundamental es que estaba muy enamorado, y cuando uno está muy enamorado no busca otros brazos y otros besos que no sea el de la mujer que tiene al lado. 

¿Qué hace minutos previos de salir al escenario?  

Ufff, me paseo por el camerino, me pongo de un humor de perro, no quiero que nadie me hable, me pongo insoportable (risas) y me tomo un té que mi mujer me prepara a base de jengibre y de miel para suavizar la garganta  y tomo mucha agua. Me santiguo, rezo un poquito a Dios para que todo salga bien y ya con esa fuerza salgo. 

¿Cómo ha logrado con sus canciones tocar las fibras de tanta gente?

 Creo que la mejor forma de que la gente te entienda es contarle sus propias cosas. Dice un refrán, que no sé de quién es, ‘habla para idiotas - en el mejor sentido, ¿eh?- y te entenderán los inteligentes’, porque en el sentido más mediano es como la gente te entiende mejor.  Eso me ha pasado a mí. Son mis cosas o es reflejar un poco las vivencias de los demás. Siempre he dicho que soy un contante de historias, con esa voz que tengo, que es la que tengo, y la gente las ha recibido  bien, porque formo parte  de su propia historia.

¿Cómo nació Que Canten los Niños? 

Nace en América. En Argentina alguien me habló de Aldeas Infantiles SOS. Quise saber qué era eso y me llevaron a una aldea cercana a Buenos Aires. Allí había niños huérfanos, marginados de la sociedad, de la calle, que fueron recogidos en unos centros (las aldeas), dirigidos por mujeres voluntarias que hacían de madres, en diferentes casas. Cuando llego a España le hablo a un amigo de esta obra maravillosa y me dijo: ‘aquí en nuestro país también las hay’ y me puse en contacto con el presidente de la entidad  en España y   le pregunté: ¿qué puedo hacer por estos chicos? Me dijo, como eres compositor y cantante escribe una canción para ellos y la cantas. Y si eres medianamente generoso, pues nos haces ser socios de autor de la canción y estaremos todos encantados. Y así fue como se hizo. Doné parte de los derechos de autor de ‘Que canten los niños’  para Aldeas Infantiles y de algunas más que vinieron después.

¿Cómo surge ‘¿Y cómo es él? Hay varias versiones al respecto.

Nació en un momento en que me pidieron canciones para Julio Iglesias e hice esa canción para él. Hay gente que dice que esa canción la hice para mi hija y nada qué ver.  Es la pregunta del hombre a la mujer sobre cómo es el otro, ¿por qué te has ido con el otro y me dejas a mí?, ¿no?  Cuando la tenía escrita se la enseñé a la gente de mi disquera, que no era la de Julio, y me dijeron, no se la des a Julio, esa canción la debes cantar tú. Yo dije, la he escrito para él, yo nunca he hecho una canción para un artista y luego la quiero yo, nunca lo he hecho, pero se empeñaron tanto que no la dejaron en manos de Julio sino que la canté yo. 

Esa versión que dice que se la hizo a su hija se ha extendido mucho…

Podría ser la canción de un padre para su hija, porque los padres somos celosos de los novios de las hijas, yo creo que la cosa iba por ahí (risas). Es que hay tanta ternura del marido preguntándole a su mujer ¿cómo es el otro?, ¿a qué dedica el tiempo libre?, diciéndole: arréglate, mira qué guapa estás, ¡eso es masoquismo!, ¿no? Pero era una canción para Julio Iglesias, no  para mí (risas). 

Se independizó de las disqueras, porque según dijo, se quiso rebelar. ¿Qué no le gustaba de estas compañías? 

Hubo un poco de todo. Recuerdo que cuando yo empezaba y llevaba mis canciones a Hispavox de España para escoger el repertorio y grabar,  había  esa voz de sabio que decía esa canción, sí, esa no. Cada vez que decían no a una canción de las que más me gustaban, a mí por dentro me dolía una barbaridad, porque me gustaba más esa que la que escogían. Es verdad que la canción que elegían siempre las compañías era la más comercial,  la que pegaba enseguida y yo, sin embargo, tenía unas canciones preferidas que se quedaban casi siempre sin grabar. Y   cada año tenía que hacer un disco y yo tenía prácticamente que cantar por toda España los seis primeros meses; tres meses en América, y los tres meses que quedaban era para escribir. No tenía tanto tiempo para escribir cada año un disco, había presión por todos lados. Y no era siempre el disco que yo quería.  

¿Sigue trabajando con su hijo Pablo, quien es productor musical?

Sí, en este último disco (‘Calma’) ha hecho casi toda la producción y todos los arreglos musicales, ha hecho un trabajo precioso, me encanta.  Ha estado viviendo tres años en EE. UU., su escuela musical estos últimos años ha sido la música americana, incluso se grabó el disco en un estudio de Los Ángeles, con músicos americanos y con unas tendencias en los arreglos más americanos que europeos y con los que  me siento  como pez en el agua. 

Es una evolución que me ha sentado bien, la he asimilado bien, creo que me ha despertado un poco de esa monotonía que uno lleva por los años en los arreglos y en la forma de decir las cosas.  

Dice que al momento de componer resulta la canción desnuda, pero que necesita ser vestida por grandes músicos. ¿Aún le resulta de esa manera?

Sí, sí, sí, siempre mi canción nace con la guitarra y mi voz y a partir de ahí viene el arreglador, que hoy es mi hijo, quien  sabe muy bien qué tipo de arreglos hace a esa melodía. 

¿Ese dibujante que hacía caricaturas suyas y decía que su gran éxito fue cantar en un colegio de sordomudos, aún sigue ensañándose contra usted?

(Risas). Yo me divertía mucho con Perich, un dibujante catalán que se inventaba cosas así, y mis amigos se enfadaban y me decían, ¿por qué no lo denuncias? Sus viñetas se volvieron tan populares que la gente cada vez que compraba Interviú, que era la revista donde salían, iban a buscar el chiste de Perales. Una vez nos invitaron para entrevistarnos a los dos en un programa de Tv de mucha audiencia en Cataluña. Durante este espacio él a todo contestaba que no le gustaba nada de lo que hacía y cantaba Perales. Y yo le dije como decía la cotetilla de una tónica de ese tiempo: ‘cuanto más tomes, más te gustarᒠy le regalé diez de mis discos y le dije: ‘cuanto más oigas, verás como más te gustan’, y se quedó todo descompuesto y nervioso. Al día siguiente los titulares de los periódicos decían que yo le había ganado el pulso al dibujante.  Pocos años después él murió y yo hice una viñeta para Vanguardia, de Barcelona. Se veía a Perich con alitas llegando al cielo y allí habían altavoces que ponían “y se marchó y  a su barco le llamó Libertad”  y él decía: ‘no, no, por favor, aquí no’ (risas).

Uno no alcanza a imaginar que canciones suyas tan hermosas como Un Velero llamado Libertad hayan sido motivo de censura, como en Cuba. Recuérdenos cómo fue esa historia...

Esa fue real. Yo estaba en Miami dando una entrevista en el 92 y al bajar al lobby de la estación para irme al hotel estaba un cubano esperándome. (Perales imposta la voz, imitando el acento cubano) y me dice: ‘Oye mono, te estoy esperando pa’ decirte que estuve tres meses preso por tu culpa, mi hermano. ¿Cómo es eso?, le pregunté. ‘Sí, mi hermano, yo iba en mi carro, por La Habana, escuchando ‘Un velero llamado Libertad’ y se acercó un guardia, me arrancó la cinta y me metió preso y me acabo de marchar de Cuba y quiero decirte mi hermano, por tu culpa estuve tres meses preso, por tu ‘Velero llamado Libertad’ (risas).

 En verdad yo nunca me he callado lo que he querido, pero no presumo tampoco de ser un portavoz de ninguna ideología. Mi filosofía es el cariño, el amor, la ternura, la hermandad, la solidaridad con los demás, esas son las historias que a través de mi música se construyen casi siempre. 

Usted tiene fama de sencillo, buena gente, de cero prepotente...

(Risas) Mentira, mentira, todo eso es mentira, soy malísimo (risas).

Revéleme pues algún defecto suyo...

(Risas). Creo que un malo malo no soy, pero Manuela, mi mujer, dice: ‘sí, la gente dice que eres muy bueno, pero el día que hable yo’… (risas). Por lo cual yo no soy tan bueno como dicen (risas).

¿Y qué fue lo que pasó en Chile con una de sus canciones?

Era la época de Pinochet. Yo había sido invitado al Festival de Viña del Mar, al que he asistido varias veces y del que tengo varias gaviotas y recibí un comunicado donde se me aconsejaba no cantar ‘Me gusta la palabra libertad’ y yo dije que o cantaba esa canción o no iba al festival porque ya la tenía en el repertorio, porque me parecía una canción necesaria en determinado momento y en determinado sitio, entonces no fui al festival. Pudiera haber ido y formar un escándalo y que me echaran del país, pero no, tampoco quería provocar eso. No me lo prohibieron, me aconsejaron que no era conveniente, entonces me dije lo que no es conveniente es ir, es más conveniente quedarme en mi casa y me quedé (risas).

¿Qué experiencias inolvidables le ha quedado de su contacto con los niños de Aldeas Infantiles SOS?

Me acuerdo una vez en Bolivia que llegué al aeropuerto muy tarde, casi la 1:00 de la madrugada , cuando llegué al aeropuerto vi muchas luces en la terminal y cuando llegué allí eran los niños de Aldeas infantiles recibiéndome. Fue la cosa más maravillosa que me ha pasado nunca. Me cantaron la canción ‘Que canten los niños’ y los pequeños eran medio dormidos, unos sobre otros en el aeropuerto. Fue maravilloso, maravilloso.

¿Cree que en esta época que se habla de amores líquidos, pocos sólidos,  el género de la balada tienda a desaparecer?

Creo que no, creo que las grandes baladas han sido siempre en general canciones de amor, lo que cambia es la forma de expresarlas, es el lenguaje. Pero, ¿quién puede anular ese sentimiento de amor que todos llevamos dentro hacia alguien? Hacia tu madre, hacia tus hijos, hacia tu mujer, hacia tu marido. Creo que ese sentimiento es lo más maravilloso que un ser humano puede tener y la forma de expresarlo puede cambiar, pero el sentimiento buscará cualquier manera de expresarlo, pero siempre estará una canción y de hecho, siempre ha sido así. Hay momentos en que hay otro tipo de música, de pronto estuvo el twist, el rock, ahora el reguetón, son momentos que a medida que pasa el tiempo se imponen, pero hasta las canciones en muchos casos agresivas musicalmente hablando, encierran  una historia de amor, lo que pasa es que es esa otra forma diferente de decirlo.

José Luis Perales un artista integral

Fuera de los escenarios, el conquense (gentilicio de los que nacen en Cuenca, España) José Luis Perales, de 71 años,  lleva “una vida sin grandes aspavientos”. 

“Soy un marido bastante convencional, no soy nada especial, me imagino que para mi mujer sí lo soy, pero hago una vida de ciudadano de a pie, normal, sin grandes aspavientos”, recalca  el maestro.  Mientras no está de gira, este cantautor que ha compuesto canciones para otros grandes como Raphael, Rocío Jurado o Isabel Pantoja , aprovecha para  compartir con sus tres nietos:  Manuela, de 7 años, y Guillermo, de casi 5, hijos de Pablo, su hijo mayor. Y con Noa, de 7 meses, primogénita de su hija María.  A veces se  escapa a su casa de campo en la provincia de Cuenca, donde escribe sus canciones. Si no fuera porque ahora lo acompaña su mujer, su musa, Manuela Vargas, con quien lleva casado 39 años,  ya no aceptaría irse de gira. “Como  ya se liberó de alguna manera, entre comillas, de los hijos, pues  son mayores, se casaron, ya se marcharon,  ella me acompaña a todos mis conciertos, a todas mis giras, me prepara el té   que me tomo para aclarar la voz, antes de salir al escenario, me anima, me apoya mucho en mis cosas”, dice. Si no están de gira, salen a pasear a países como Italia. Y cuando viene a América no deja de visitar el Museo del Oro de Bogotá porque él es un apasionado  de la arqueología. “Allí tienen más de tres mil piezas maravillosas de  civilizaciones como la de los tumacos, quimbayas, valdivias”, resalta Perales. El artista invierte también tiempo a sus otras pasiones: el diseño de joyas,  la elaboración de esculturas y el cuidado del jardín. Al jardinero que tiene en casa, dice, “lo traigo a raya para que me tenga todo perfecto”. También saca tiempo para hacer su propio vino, “por primera vez, desde hace un año, en una viña que tengo pequeñita, en el campo donde escribo”. En ese campo, cerca a su Cuenca natal, hizo su  refugio para escribir.  Allí ha escrito la mayoría de sus canciones.  “Cuando me voy a escribir ahí, estoy absolutamente solo todo el día, luego me voy al pueblo para estar en casa. Y ahora viviendo aquí en Madrid me queda difícil estarme yendo al campo, así que en mi casa, tengo uno estudio arriba, escribo con toda tranquilidad y leo, veo películas, videos, en fin”. De carácter generalmente apacible, el cantautor de inolvidables temas como ‘Cuando vuelvas’, ‘Quisiera decir tu nombre’, ‘Quiero ser agua fresca’ se  exaspera cuando tiene que manejar su vehículo en Madrid.  “No me gusta porque  yo estoy acostumbrado a la vida tranquila y cuando salgo en el coche en Madrid  me pongo tremendamente nervioso, intenso, cuando veo a alguien adelantar sin deber hacerlo o  pasa la calle con afán, en fin, cuando tengo que salir de la casa tengo coraje, no de ser agresivo, pero sí me crea bastante tensión la ciudad. Por eso siempre estoy dentro de la casa, no salgo demasiado, solo salgo para ir a teatro, a cine o a dar uno de mis conciertos o cuando me voy al campo donde encuentro una paz absoluta”, concluye este ícono de la música romántica.   Antes de ser cantante, Perales había triunfado como compositor con temas como ‘¿Por qué te vas?’, de Jeannete”. Carlos Omar Saldarriaga,periodista

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