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¡Que viva la música!, la mítica novela de Andrés Caicedo saltará a la pantalla grande

Por estos días se realiza el rodaje de la película ‘Que viva la música’ en diferentes lugares de Cali. La dirección corre por cuenta de Carlos Moreno, quien sostiene sobre sus hombros la silenciosa responsabilidad de encarar la mayor obra literaria del autor caleño más idolatrado por las generaciones jóvenes de las últimas décadas.

18 de junio de 2013 Por: Claudia Rojas Arbeláez ?Especial para Gaceta

Por estos días se realiza el rodaje de la película ‘Que viva la música’ en diferentes lugares de Cali. La dirección corre por cuenta de Carlos Moreno, quien sostiene sobre sus hombros la silenciosa responsabilidad de encarar la mayor obra literaria del autor caleño más idolatrado por las generaciones jóvenes de las últimas décadas.

Algo salta a la vista cuando se llega a la locación donde se rueda ‘Que viva la música’: hay una buena onda que parece rodearlo todo. Una especie de satisfacción interior les es común a todos los que trabajan en este proyecto y los hace sentirse protagonistas de un momento histórico particular. Tal vez por eso el exceso de entusiasmo y de buena disposición sean los mejores motores de esta apuesta cinematográfica, una que sin duda dará de qué hablar a esta ciudad, si es que no lo está haciendo ya. “Realizar esta película fue una idea que existió durante mucho tiempo, de hecho se concretó hace casi siete años en una reunión que tuvimos con Alejandro Rodríguez, sobrino de Andrés, en Los Ángeles, durante la posproducción de la película ‘Satanás’ ”, recuerda su productor Rodrigo Guerrero y continúa, “Aunque la obra de Caicedo incluye muchos relatos, desde ese momento pensamos en hacer ‘Que viva la música’, porque esta, sin duda, es su obra de mayor alcance”. Es verdad, han pasado más de 35 años desde la primera publicación de ‘¡Que viva la música!’ y siempre ha resultado cercana a los jóvenes que la leen y releen encontrándose a si mismos en sus páginas. Los personajes de María del Carmen, Ricardito ‘El miserable’, Mariángela y Robertico, son familiares y por esto, de alguna manera, todos somos un poco dueños de este autor. Uno que dejó un legado sobre el cual se han escrito libros, análisis, tesis, programas, cortos y documentales convirtiéndolo en una clase de mito urbano-literario que debe verse a la distancia, con respeto y admiración absoluta, inabordable. Impensable para llevar a la pantalla. Por eso hay que celebrar el arrojo de aquellos que dieron el paso que muchos cineastas, de esos que abundan y presumen tanto en esta ciudad, evitaron de todas las formas. Esos que tal vez no bendecirán la película y que desde ya ejercen su sagrado derecho de dudar entre la fidelidad y el imaginario, esgrimiendo como principal argumento la temporalidad histórica de la literatura caicediana. Pero mientras muchos escépticos se debaten y abstienen, los encargados de la producción (caleños, por demás) avanzan optimistas y aterrizados, conscientes de lo que traen entre manos. Sabiendo de lo que hablan pero reconociendo ante todo que la pluma de Andrés es única, como única la ciudad que vivió, esa que casi se ha extinguido por completo. Una ciudad que nunca terminará de agradecerle a Caicedo el haberla escrito de la manera como lo hizo, de concebirla tan libre, tan crítica y tan suya. Ante esto, su director Carlos Moreno (‘Perro come perro’ (2008), ‘Todos tus muertos (2011) y ‘El cartel de los sapos’ (2011) abre su juego y expone con claridad su propósito más honesto “Esta es una obra muy difícil de traducir y con múltiples formas de adaptación, entonces decidimos irnos por una visión libre de la novela, una especie de versión libre partiendo más en mi propuesta de dirección. Por eso más que una adaptación, es una desadaptación de la obra original”. La adaptaciónEl proceso de escritura de esta película fue largo y tuvo varias etapas. Una primera escritura que aterrizó la novela al guión, el mismo que solo dejó en evidencia las limitaciones narrativas entre uno y otro. Después un segundo momento, que es tal vez el más importante y consistió en entregar esta nueva escritura a Moreno quien asumió el guión con su socio de escritura Alonso Torres (guionista de dos de sus tres películas). Moreno explica que fue esta interpretación de la obra la que lo hizo pensar en realizar una película atemporal. Es decir, en una película que no muestra la Cali de los setenta, ni tampoco la actual. “Esa Cali de la que habla Andrés ya no existe, es como si aquí hubiera ocurrido una guerra y lo que en algún momento fue la obra de Andrés Caicedo, lo que él describió como una tormenta que se avecinaba… ya pasó. Y en ese sentido no era adaptable”. Su propuesta tuvo el apoyo total de Guerrero “esta novela no te permite aplicar un pensamiento lógico. Es como la adolescencia, en la que uno hace locuras porque sí, sin medir las consecuencias” y agrega que la película que ahora realizan “Es un viaje en el tiempo, del presente al pasado, casi a un estado primitivo, pero no es algo que esté ligado a las drogas que es algo con lo que mucha gente se queda cuando lee la novela”.Buscando la esencia Por lo mismo, este equipo se enfocó al manifiesto conceptual de la novela, más que en su forma. A exponer algo que va más allá de la aparente historia superficial que salta a la vista. “Es el descenso de un personaje que se ‘desclasa’ pero más allá de eso se quiere hablar de una postura frente a la sociedad, frente a la vida. Dibujar una sociedad que aparentemente cree que va bien, que cree en su progreso, un ánimo muy optimista y hay un personaje en medio de eso que está en su contra; que ve por todos lados y cree que la ciudad va rumbo a la destrucción”, agrega Moreno y puntualiza que “este concepto puede adaptarse a diferentes épocas del mundo, de la vida, de Cali, de los hombres”. Una postura frente a la vida, la que cuestiona a la sociedad, es la misma que acompaña a algunos individuos en la búsqueda de identidad. Eso que muchas veces los jóvenes hacen a partir de la música, de los afiches, de los amigos, de cómo se visten. “María del Carmen descubre la salsa y eso le abre nuevas puertas que no conocía. Pero en otros contextos podría ser la champeta en Cartagena o el vallenato en Barranquilla. Lo que es relevante es que un ritmo te coge y te engancha y te lleva a descubrir nuevas pistas de baile. Este es el trasfondo del proyecto”, según lo explica el productor Rodrigo Guerrero. Un trasfondo que es fiel a la más pura esencia de la fábula de su origen. A una búsqueda personal emprendida a través de la calle y el viaje: bien del norte al sur, del rock a la salsa, de la clase alta al barrio o de la virginidad a la liberación. Una obra que habla de divisiones, de blancos y negros, de ricos y pobres, de clase, de estilos, de modas y de poder. Para Moreno, la lectura que Caicedo hizo hace más de treinta años sigue siendo absolutamente vigente “Cali es una ciudad cuya estructura no ha evolucionado. La gente que manda siempre ha sido la misma y ha visto la ciudad de la misma manera, desde los años setenta a ahora. Una ciudad divida, pero que no reconoce sus cambios. Ahora hay una población negra mayor y sin embargo la ciudad aún conserva los extramuros. Es un ciclo que permanece”. Una ciudad que bailaSuperado el asunto de la temporalidad histórica del guión y con un rodaje caminando, surge algo que considerar y es la música, tan importante como el baile. “Cuando se escribió esta novela, la salsa era algo de los sectores populares de la ciudad. Creo que Caicedo nunca se imaginó que la salsa iba a ser una bandera de Cali y mucho menos que fuera a convertirse en una ciudad que baila”, dice Guerrero. En sus páginas, Caicedo vuela entre letras y melodías, incluyendo en sus párrafos fragmentos completos de canciones y también letras inconclusas, reinterpretadas, acomodadas que resultan fundamentales para comprender su obra. Esta riqueza musical que tiñe las páginas de la obra y que va de los Rolling Stones a Richie Ray y Bobby Cruz es uno de los elementos más atractivos de la obra de Caicedo y le propinan su sello de autor. Un asunto que los productores parecen tener resuelto de alguna manera. “Sería imposible llevar todas las canciones a las que se hace referencia en la novela, porque hay canciones que suenan en la escenas pero también hay otras que son parte del diálogo, pero en definitiva las canciones se eligirán durante el proceso de edición”, explica Guerrero quien no parece preocuparse de más. Una cosa es segura: lo resolverán al igual que lo hicieron con el guión, la dirección y el casting cuyo proceso también fue una aventura que incluyó la redes sociales y la internet. Para hacerlo, los productores convocaron a un casting por redes sociales en el que se pedía a cada participante enviar dos videos: uno en que representara alguna de las escenas de la obra y otro en que explicara su motivación para estar en el proyecto. En total recibieron más de dos mil videos en los que hubo una constante particular: la gran mayoría les agradecía y aplaudía su propósito de llevar a la pantalla la novela. Esto resultó una revelación para el equipo y les indicó que iban en el camino correcto. “La obra de Andrés siempre ha estado en manos de los jóvenes y cometeríamos un grave error si la hiciéramos pensando solo para los doscientos caicedianos ‘hardcore’ (violento o duros) que hay en la ciudad, que por alguna razón no quisieron hacerla antes”, comenta Guerrero y afirma con certeza “Por eso esta película es para ellos, para los jóvenes. No es un homenaje ni una retrospectiva. Es nuestra visión de ‘¡Qué viva la música!”.

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