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PowerPaola, la mente detrás de un 'Virus tropical'

La ilustradora colombo-ecuatoriana habló sobre su trayectoria profesional, los recuerdos de Cali en los años 90 y su exposición en La Tertulia. Hablamos con ella.

7 de mayo de 2018 Por: Yefferson Ospina / Periodista de El País

PowerPaola nació en Quito, vivió en Cali en plena época del Cartel, luego se mudó a Medellín y ahora reside en Buenos Aires en donde se dedica de un modo pleno, apasionado, casi obsesivo, a hacer lo que se puede considerar su pasión vital: dibujar.

Dibuja mucho, en exceso, ocho o diez horas al día. Dibuja para sus proyectos personales, sus proyectos artísticos, y también dibuja para organizaciones que la contratan como ilustradora y para diarios y revistas en distintos países de todo el mundo.

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Lleva el cabello corto, un piercing en la nariz, nunca ha querido tener carro y prefiere, desde los 13 años, moverse de un lado a otro en su bicicleta, a la que llama “un lugar para ser feliz”. El pasado viernes el Museo La Tertulia inauguró una exposición que recorre parte de su trabajo como dibujante e ilustradora llamada ‘De frente me escondo’.

Hablamos con PowerPaola, autora de la novela gráfica ‘Virus tropical’, que se convirtió en película y que se estrena en Cali el próximo 17 de mayo.

¿Cómo surgió la idea de hacer esta exposición?

Es una idea de Alejandro Martín, curador del Museo La Tertulia, y de la Silueta, que es la editorial con la que he venido publicando varios de mis libros de ilustraciones. Tiene como propósito, ante todo, mostrar parte del recorrido de mi trabajo. Ellos han hecho una agrupación de dibujos, de temas y a su vez le han dado una mirada nueva a muchos de mis dibujos desde una perspectiva que para mí no era tan obvia.

¿Cómo es su ritmo de trabajo como dibujante? ¿Qué es lo que más le interesa dibujar?

No tengo nada fijo con mi trabajo como dibujante. Solo dibujo tratando de resolver problemas que me surgen de pronto, problemas que me plantea la vida misma, que me plantea el hecho de existir y que trato de resolver a través de los dibujos. Hace unos meses, por ejemplo, una amiga de un colectivo de dibujantes me dijo que para ella era imposible tener un diálogo con un hombre, y de ahí me surgió la idea de tratar de tener diálogos con hombres y dibujar esos diálogos para demostrar que sí es posible tener esas conversaciones y que, de hecho, uno como mujer puede hablar de muchas cosas con un hombre. Ese fue un proyecto de dibujo que ahora va en más de 200 dibujos de esos diálogos.

Yo creo que en sus dibujos hay una tendencia a mostrar su inconformidad con el mundo, a mostrar que de algún modo usted no encaja en el mundo, que tiene un conflicto con los contextos en los que vive…

Sí, con mi trabajo yo trato de llenar vacíos a preguntas existenciales. Uno siempre se pregunta por quién es, por qué es, y de pronto va descubriendo que siempre está en construcción. Hay un afán por definirse o por comprender qué es lo que lo define a uno, pero en el fondo uno va descubriendo que quizá no es necesario definirse, que uno no tiene que ser de tal o cual manera... Y mi trabajo justamente toma partido por eso, por el hecho de poder ser libre, de tener libertad para uno ser como uno quiera en el mundo. Yo creo que a este mundo le falta imaginación, que a las personas de algún modo se nos encamina a estudiar, trabajar, comprar una casa, un carro, pero no se les da la posibilidad de ser de otra manera, de que tengan una individualidad diferente. Mi trabajo asume una postura frente a la libertad de ser de otra forma, de ser como uno desee ser…

Además, también es un trabajo que podría llamarse feminista…

A mí no me gusta enmarcar lo que hago en determinada corriente, no me gusta definirme como feminista o cualquier otra cosa. Pero mis dibujos sí están enmarcados dentro de todo ese concepto gigante que se llama mujer y también son dibujos que tienen una carga política y social. En mis dibujos yo hablo de las mujeres y de que todas somos diferentes, de que no todas tenemos que tener tetas o no todas tenemos que ser de este modo o del otro modo sino que todas tenemos la libertad de ser como queramos, porque uno puede ser mujer de muchas formas. Y por supuesto, eso tiene un contenido político, porque yo creo que en este mundo es cada vez más necesario asumir un posición frente a ciertas posturas políticas, yo creo que los artistas no nos debemos quedar atrapados dentro de nuestro mundo.

Usted vivió en Cali durante su adolescencia en la década de los 90. ¿Cómo recuerda esa época convulsa de la ciudad?

Llegué de Quito en 1990, cuando tenía trece años y estábamos en pleno Cartel de Cali. Lo que más recuerdo de esos años fue la aparición de una estética particular en la ciudad, que era muy fuerte y que se veía mucho en las mujeres. Muchas de mis compañeras de colegio hablaban de que habían salido con tal persona que era un ‘narco’, o de una fiesta que estaba organizando alguien que también era un narco, y también empezaban a hablar de que tenían que estar muy bonitas y atractivas. Eso fue bastante extraño para mí porque la importancia del cuerpo y eso de “tener un buen cuerpo”, se empezó a hacer muy fuerte. Mis compañeras hablaban mucho de su cuerpo y del de las otras y todo eso estaba enmarcado en el hecho de querer ser parte del mundo ‘narco’ de alguna manera.

¿El conflicto armado es uno de los temas de sus obras?

Yo creo que todos en el país de algún modo somos descendientes del conflicto y de todas esas migraciones que se han tenido que dar por la guerra. A mí me afecta mucho, del mismo modo que me afecta el hecho de que se estén asesinando en todo el continente a los defensores del medio ambiente”, dice PowerPaola. Me afecta que se estén asesinando en Colombia a los líderes sociales e indígenas, eso me afecta y me preocupa. Hablando con Alejandro Martín se nos ocurrió que sería genial hacer una novela gráfica del conflicto armado de Colombia, pero para eso necesitaría hacer una investigación o encontrar a alguien que conozca muy bien el tema y esté dispuesto a hacer el guion.

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