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Polémica por críticas que hizo familia de Piper Pimienta a escultura en su honor

Nadie ha visto aún la escultura de Piper Pimienta, dice Diego Pombo. La imagen que circula es solo un boceto de hace cuatro años.

16 de diciembre de 2014 Por: Redacción de El País

Nadie ha visto aún la escultura de Piper Pimienta, dice Diego Pombo. La imagen que circula es solo un boceto de hace cuatro años.

La Secretaría de Cultura y Turismo de Cali salió el lunes en defensa de la escultura que sobre el sonero Piper Pimienta Díaz hizo el artista Diego Pombo y que ha sido descalificada por la hija del salsero “en términos desobligantes”, según el autor de la misma. La escultura, que será inagurada el próximo 25 de diciembre en el Parque Obrero, fue mencionada por Katherin Laura Molina Astudillo, hija de Pimienta, en un comunicado enviado a la Secretaría de Cultura y Turismo de Cali, como “un grotesco remedo que se hizo de mi padre con el pretexto de incluirlo como parte inaugural de la Feria de Cali con el auspicio de la Secretaría de Cultura de Cali”.Y más adelante, en el mismo comunicado, asegura que se trata de “una caricatura irrespetuosa de la imagen que es mi padre como artista y representante para la cultura de la ciudad de Cali”.El lunes, la Secretaría de Cultura y Turismo de Cali aclaró que se adelantó un proceso respetuoso de concertación con la comunidad del barrio Obrero, para la instalación de una estatua alusiva al cantante Piper Pimienta Díaz, en el parque del sector, de tradición musical. Y que “la obra, escogida por un jurado calificador ampliamente conocedor de la cultura caleña, reúne una serie de elementos estéticos y artísticos, propios del estilo de Diego Pombo, siguiendo la línea de otras efigies elaboradas por el artista, como la estatua a Jovita Feijóo”.María Helena Quiñónez Salcedo, Secretaria de Cultura y Turismo de Cali, señaló asimismo que “este homenaje a Piper lo estamos preparando con respeto a su memoria, por el legado artístico que su figura representa para la cultura popular de la ciudad”. “Es nuestro deber trabajar en la preservación y divulgación del patrimonio material e inmaterial de los caleños; por ello, adelantamos un proceso de convocatoria pública, que culminó con la escogencia de la propuesta del maestro Pombo, alegre y llena de color, como lo fue Piper Pimienta”, explicó la funcionaria.Por su parte, Fernando Charria García, abogado experto en propiedad intelectual, consultado por El País, aclaró que la protesta de la familia de Piper Pimienta carece de todo fundamento.“Su descendencia hereda los derechos patrimoniales hasta 80 años post mortem y los derechos morales son a perpetuidad en cabeza de Piper Pimienta, y los herederos y el Estado deben garantizar la integridad de la obra y el reconocimiento a la autoría. Sin embargo, la utilización del retrato de un artista para manifestaciones culturales es libre”, agrega. “Los comentarios de los familiares de Piper Pimienta están a todas luces fuera de lugar, primero porque él tiene unos derechos morales y patrimoniales de autor sobre las obras que hizo, las cuales son de carácter musical. No pudo dejar derechos sobre una escultura, porque él lo que hacía era cantar y componer música”, asegura Charria García, magister en estudios políticos y candidato a doctor en derecho de la cultura.Sobre las quejas de la hija de Piper Pimienta, que califica la obra como una caricatura, según el abogado “está rayando en términos jurídicos con la injuria y la calumnia, porque se está refiriendo en términos peyorativos a una escultura que es una obra de arte según lo ha determinado un jurado calificado”.Cabe aclarar, agrega el abogado, “que la escultura de Piper Pimienta a la cual se hace alusión fue encargada por la Secretaría de Cultura y Turismo de Cali, previo concurso, y se dictaminó por medio de un jurado que el ganador frente a varias propuestas fue Diego Pombo. Ese fallo resolutorio se incorpora en el contrato correspondiente de ejecución de obra por encargo y prestación de servicios, que implica que Diego Pombo desarrolle una escultura en homenaje a Piper Pimienta para colocarla en el lugar que le ha señalado la administración municipal y en las condiciones que esta le da”.Es decir, “como la obra está mediada por un contrato efectivo, de carácter administrativo y público, esta no puede dejarse de hacer porque a unas personas les parezca que es o no una escultura”, destaca el abogado. También hay que señalar, de acuerdo con Charria, que la familia se está refiriendo a una escultura que no conoce, porque solo la ha visto su creador. “Y hablar sobre lo que se desconoce es a todas luces desatinado”.También es otro desacierto llamarle “caricatura, que en todo caso, es una manifestación artística de alto impacto. Pero aquí no estamos hablando de caricaturas, ni de rasgos caricaturescos, eso solamente se lo inventó la familia de Piper sobre la base de su propia imaginación, porque no conoce la obra”, anota Charria.El jurista asegura que “revisando la Decisión Andina 351 del 2000 y la Ley 23 de 1982 no se encuentra argumento jurídico alguno por el cual el maestro Diego Pombo le esté faltando al respeto, esté incumpliendo o haciendo una caricatura sobre la obra de Pimienta”.“Yo hago mi interpretación como artista de Piper Pimenta, no estoy haciendo un retrato hiperrealista, porque yo no trabajo así. Es una interpretación emotiva y expresionista, que ese es el estilo que caracteriza mi obra”, dice Diego Pombo, con 35 años de trayectoria. Y corrobora que esta obra no la ha visto nadie: “Nadie conoce la escultura, ni la Secretaría, ni los periodistas, ni la familia de Piper, ni siquiera mi familia”.El País contactó a Alba Inés Astudillo, viuda de Piper Pimienta, pero no fue posible lograr su declaración. Seguiremos a la espera de su respuesta.Esculturas polémicasOtro caso: Cuenta el abogado Fernando Charria que este año la senadora de la República María del Rosario Guerra desató una polémica en torno a la exposición Mujeres Ocultas de la artista María Eugenia Trujillo, en el Museo Santa Clara de Bogotá, que anteriormente había sido sede de rito católico cristiano y que se desacralizó por parte de la curia y se convirtió en museo. “Eran unos cálices en los que la artista puso unas vaginas en alusión a lo sagrado, en este caso, a la mujer. La señora Guerra consideró que eso era una falta de respeto a la religión, lo cual no tiene nada que ver, porque las obras de arte hacen críticas al statuo quo permanentemente”, dice Charria.

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