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'Noche y Niebla', la obra mexicana que abre el telón del Festival de teatro de Cali

Este martes 1 de noviembre la Compañía Nacional de México inaugura el Festival Internacional de Teatro de Cali con 'Noche y Niebla', una obra que nos habla sobre una problemática frecuente en Colombia: la desaparición forzada. Gaceta dialogó con su autor, el dramaturgo Jaime Chabaud.

30 de octubre de 2016 Por: Especial para GACETA

Este martes 1 de noviembre la Compañía Nacional de México inaugura el Festival Internacional de Teatro de Cali con 'Noche y Niebla', una obra que nos habla sobre una problemática frecuente en Colombia: la desaparición forzada. Gaceta dialogó con su autor, el dramaturgo Jaime Chabaud.

“No me entiendo haciendo otra cosa. Mira que sé hacer muchas y, lamentablemente para mis enemigos, me salen bien. Pero el teatro es un veneno que, una vez entra a tu torrente sanguíneo, nunca podrás sacar. Y te mata, te llena de amargura. O te eleva, te hace pleno y te realiza. Es cabrón el teatro, te exige todo, absolutamente todo, y solo cuando lo has dado todo, puede ser que te regrese algo de verdad… Pero momentáneamente, solo un ratito. Y tienes que comenzar otra vez”.

Jaime Chabaud nació en Ciudad de México en 1966. Es dramaturgo, guionista, maestro e investigador. Su currículo “corto” tiene cuatro páginas. Chabaud es Premio Nacional de Dramaturgia ‘Juan Ruiz de Alarcón’, el máximo galardón que otorga México a un escritor teatral por su trayectoria; ha sido Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte, el equivalente al Sistema Nacional de Investigadores; estudió Letras Hispánicas y Literatura Dramática y Teatro en la Facultad de Filosofía y Letras de la Unam. Después, cine.

Es director de Paso de Gato, además, una revista mexicana de Teatro, de publicación trimestral.En 2005 la revista ganó el Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo a la mejor publicación de cultura del país.

Chabaud también ha recibido otras 17 distinciones por su trabajo dramatúrgico y sus obras han sido estrenadas en Francia, Argentina, Chile, Colombia, Paraguay, Ecuador, Costa Rica, Venezuela, Brasil, España, Venezuela, República Dominicana, Cuba y Estados Unidos.Actualmente hace parte de la Compañía Nacional de Teatro de México, que inaugurará el Festival Internacional de Teatro de Cali este 1 de noviembre con una doble función a las 3:30 p.m., y a las 7: 30 p.m, en el Teatro Municipal. La obra, escrita por Chabaud, habla de México pero tiene que ver mucho con lo que nos pasa en Colombia. ‘Noche y Niebla’, se llama. 

Jaime, hablemos de lo que se encontrarán los caleños el próximo martes 1 de noviembre con la obra ‘Noche y Niebla’.

¡Ufff! Pues van a toparse con unas historias que les son absolutamente cercanas, tan próximas que habrá en la butaquería, en la sala, personas que hayan vivido muy cerca lo que los personajes de la obra. Las desapariciones forzadas son la pesadilla de los pueblos en guerra. Pesadilla que en México se ha instalado y será muy difícil salir de ella en corto plazo.

La numeralia es atroz, más de 36.000 desaparecidos reconocidos y más de 200.000 muertos en casi 10 años. No hay manera de no sentirse aterrado, sin tierra, sin centro. ¿Qué le puedo contar yo al pueblo colombiano, al que amo profundamente, sobre estos horrores si han pasado por todos ellos?

‘Noche y Niebla’ también habla del México que –después de escándalos internacionales que han tenido un gran costo para el imbécil de Enrique Peña Nieto- controla la información para que parezca que no pasa nada.Pero la guerra sigue, igualita, intacta. Y mis conciudadanos, en algunas zonas, han recuperado una cierta sensación de paz y estabilidad, pero es una fantasía.Toda gran historia esconde una segunda historia, algo que nos confronta. ¿‘Noche y Niebla’ qué pretende decirnos? 

En diciembre de 1941 Adolfo Hitler lanza su decreto ‘Noche y Niebla’, que habla sobre cómo deben desaparecer a los opositores en territorios ocupados por los nazis.

En él pide que no quede rastro para que ningún familiar pueda enterrarlo y no se le logren rendir homenajes ni se les convierta en mártires. Dice que no hay mejor manera de mantener aterrada a la población civil que mediante la suspensión del alma que significa no saber el paradero del ser querido.

Para mí las desapariciones forzadas no son una casualidad sino una manera sistemática de sometimiento al terror. Y, por supuesto, es obra del Estado y de los poderes fácticos, de las multinacionales que se quieren apropiar del oro, del petróleo, de los recursos naturales… Y ahora hasta del agua. La siguiente gran guerra será por el control del agua, ya lo verán. Desplazar a la población permite la apropiación de territorio rico en recursos.

Es lo que al parecer sucedió con los 43 estudiantes de Ayotzinapa..

Sí, eso lo vemos en la zona de Guerrero, donde pasó lo de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Debajo está uno de los yacimientos de oro más grande de México y, hacia la sierra, el segundo sembradío más grande de opio del mundo. En el norte del país está uno de los depósitos más grandes de gas natural del mundo. Las cifras de muertos, de desaparecidos, de desplazados, de pueblos arrasados, fantasmas, abandonados, es enorme. ¿Tengo que explicarlo más?

[[nid:589523;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/270x/2016/10/jaime-chabaud.jpg;left;{Jaime Chabaud, dramaturgo mexicano y editor de la obra 'Noche y Niebla' de la Compañia Nacional de México. Foto: Enrique corostieta - Especial para Gaceta}]]No, volvamos al teatro propiamente. La Compañía Nacional de Teatro de México es una de las más importantes de este lado del mundo. En 2008 fue reestructurada. ¿Por qué? ¿Cuál es su nueva apuesta que veremos en Cali?

Ahora mismo hay una guerra de opiniones que, sobre todo, las genera su actual director, Luis de Tavira, que genera emociones encontradas. Luis es un hombre de teatro inmenso y erudito, no hay otro igual en México. También con defectos grandes. Las discusiones son lamentables en su visceralidad y sus opositores se descalifican por la misma cuando tienen razón en no pocas cosas que critican.

Cuando los ánimos se calmen de verdad se podrá reformar a la Compañía. De Tavira ha terminado su segundo y último periodo como Director Artístico, dejando una estructura administrativa y una planta artística sólidas. Es un gran artista y gestor, eso es innegable. Al nuevo director le toca partir de esa base espléndida para poner cada vez más al día esa estructura. Antes de 2008 la Compañía era una sombra, casi nada. Tuvo sus momentos de esplendor muchos años atrás pero siempre tuvo un tufo de siglo XIX que se ha quitado casi en su totalidad. Una mirada nueva es necesaria pero lo que se le debe a De Tavira es impagable.

¿Cuál es la actualidad del teatro en México, por cierto?

De diversidad absoluta. En la primera década del siglo XXI terminaron de estallar los paradigmas, los cánones inamovibles que tenían bastante anclado al teatro mexicano. El mapa de poéticas hoy día es de múltiples aldeas con oficiantes de calidades bastante distintas. Muchos construyendo discursos cada vez más sólidos y muchos otros en la diletancia y en la imitación.

¿Y qué pasa con la actividad teatral en el resto de Latinoamérica?

Cada país es un caso. De verdad que es imposible dar un panorama porque los intereses y estéticas son muy diferentes. Resulta complicado decir algo abarcador e inteligente. Como director de la Editorial Paso de Gato te puedo dar un ejemplo. Cuando publicamos el libro ‘El Teatro Posdramático’, de Lemman, creímos que iba a ser un best seller en todos los países latinoamericanos. Y no. En algunos se agotan constantemente los ejemplares que logramos mandar, en otros no hay el menor interés.

¿Qué conocimiento tiene del teatro que se hace en Cali y esa apuesta por consolidarlo con el festival que se inicia esta semana? Hay una tendencia de los grupos por contar nuevas historias, explorar lenguajes, hacer también del teatro, por fin, una industria.

El teatro siempre será hecho a mano. Tiene un componente artesanal que no se puede someter a procesos industriales como la televisión, e incluso el cine (que también tiene su parte artesanal). Sin embargo tengo 9 años de no pisar Cali, destino muy frecuente para mí antes de eso. Recibo ecos y noticias que, sin permitirme hacer ninguna aseveración, me sugieren un cambio en las estéticas y los discursos. Un Festival, además, siempre es la posibilidad de ingresar a la casa de los espejos de la feria y mirarse de maneras diferentes y crecer. Será urgente institucionalizarlo y darle permanencia.

Para finalizar, ¿qué papel debe tener el teatro local en un momento como el que vive Colombia, esa búsqueda, todavía, de la paz?

El de estar cerca de la gente, siempre, y cada vez de manera más eficaz. No estoy diciendo “seamos concesivos”, jamás. Seamos eficaces en la comunicación, agarremos de las güevas al espectador y no lo soltemos durante todo el transcurso de la representación. Toquémoslo en el alma. Compartamos, convivamos. No importa el formato escénico, siempre tener al espectador en primer plano. Eso es pedirles a los teatreros que se dejen de mirar el ombligo, y eso es complicado porque es nuestro deporte favorito (ese y el de canibalizarnos). ¿En qué momento se nos olvidó que el espectador, el otro, es el más importante? Mucho teatro se hace de espaldas al espectador. No más, por favor. Y eso lo digo pensando quizá más en México que en Colombia.

“Mis conciudadanos, en algunas zonas, han recuperado una cierta sensación de paz y estabilidad, pero solo es una fantasía”. Jaime Chabaud.

“Desde el escenario intentamos abrirle un espacio a la verdad, a la dignidad, a la libertad y, sobre todo, al futuro”. Fernando Santiago, director de ‘Noche y Niebla’.

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