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“Los que no fuimos capaces de suicidarnos, decidimos matarnos a largo plazo”: Luis Ospina

El director de cine caleño recorre el mundo con su más reciente documental - ‘Todo comenzó por el fin’ - un autorretrato de los pocos buenos amigos que fundaron ‘Caliwood’. Gaceta lo entrevistó antes de viajar a Japón, donde exhibirá el filme.

18 de octubre de 2015 Por: Santiago Cruz Hoyos, reportero de Gaceta

El director de cine caleño recorre el mundo con su más reciente documental - ‘Todo comenzó por el fin’ - un autorretrato de los pocos buenos amigos que fundaron ‘Caliwood’. Gaceta lo entrevistó antes de viajar a Japón, donde exhibirá el filme.

‘Caliwood’, el famoso  grupo de cinéfilos caleños fundado en los 70 por Luis Ospina, por otros buenos amigos y gente que ya no está entre nosotros -Carlos Mayolo, Andrés Caicedo-  cumple en este 2015           45 años.  

Y, como las buenas fiestas, las buenas ‘torcis’, esta será larga. Empezó hace unos días en el Festival de Cine de Toronto, Canadá, uno de los más importantes del mundo.  

Continuó en el festival de cine de Yamagata, en Japón. Después seguirá  en Mar del Plata, Argentina y en Morelia, México. ‘Caliwood’, es cierto, se hace universal. 

En todas esas ciudades, tantos festivales, Luis Ospina, como quien sopla una vela en su cumpleaños, exhibe su más reciente film: ‘Todo comenzó por el fin’. El documental cuenta, precisamente, la historia del ‘Grupo de Cali’, la crónica - “desde adentro”- de ‘Caliwood’. También la historia de esta ciudad, su evolución. “Todo retrato es siempre la reconstrucción de una memoria”. 

Luis: ¿por qué ‘Todo comenzó por el fin’? 

Ese título proviene de ‘El pobre Lara’, un guión que escribí con Sandro Romero Rey a mediados de los años 80 que nunca se realizó. Ese guión comenzaba con esa frase y, desde entonces, me quedó rondando en la cabeza.  

El título también hace alusión a la frase “En mi principio está mi fin”, que pertenece a los ‘Cuatro cuartetos’ de T. S . Eliot, a quien quería rendirle un homenaje en el cincuentenario de su muerte. 

El título, desde luego, es un oxímoron, es decir, una figura literaria que consiste en combinar dos expresiones de significado opuesto en una misma oración, con el objetivo de generar un tercer concepto con un nuevo sentido. 

A menudo, antes de comenzar a filmar una película, comienzo por un título y este título va adquiriendo significados inesperados. En este caso, cuando comencé la película no sabía que en el primer día de rodaje me iba a enfermar de una anemia aguda que resultó ser consecuencia de lo que posteriormente se me diagnosticaría como un cáncer severo que me llevó al borde mismo de la muerte. Esto le dio otro significado al título.    

¿Cómo nació el documental? ¿Por qué contar de nuevo la historia de ‘Caliwood’? 

La película nació de una necesidad que yo tenía de contar lo que realmente fue el Grupo de Cali o Caliwood, esa pandilla de amigos cinéfilos entre los cuales estábamos Andrés Caicedo, Carlos Mayolo y muchos otros buenos amigos, que durante los años 70 y 80 creamos un conjunto de obras que ya hacen parte de la historia del cine caleño. 

Vea también: Las fotografías inéditas de la película de Andrés Caicedo y Carlos Mayolo

Este grupo ha sido estudiado, documentado, mitificado, tergiversado y, hasta manoseado, por personas ajenas al mismo.  

Entonces yo decidí hacer la verdadera historia contada por sus propios integrantes, para conformar algo así como el autorretrato del Grupo de Cali. 

Sin embargo mi enfermedad me llevó a aumentarle al eje Caicedo y al eje Mayolo una tercera línea narrativa que no estaba prevista al inicio del proyecto. La película se tornó más autobiográfica y el tema de la mortalidad y el deterioro adquirió mayor resonancia. Saqué fuerzas de donde no tenía y seguí filmando. Gracias al cine, con su aparente inmortalidad, con su eterno presente y su perenne edad sin tiempo, el film se convirtió a la larga en el relato de un sobreviviente. 

También, por el título, pareciera ser un guiño a Andrés Caicedo, mención de su suicidio… 

Cuesta imaginar a alguien emprendiendo un proyecto autobiográfico sin que haya, en su fuero interno, algo que reclame de una u otra forma la elaboración de un duelo. Efectivamente es así como surge el punto de partida y el título de mi película ‘Todo comenzó por el fin’. 

La figura mítica de Andrés Caicedo y su suicidio a la edad de 25 años terminaría marcándome a mí y a mis amigos para siempre. Nuestra idea del suicidio cambió; dejó de ser una precoz reflexión acerca de la inutilidad de la vida y se convirtió en una evidencia contundente, palpable, física. Era más que obvio que el suicidio no era una amenaza, sino una posibilidad que rondaba a la vuelta de la esquina. 

Creo que hacer el duelo del suicidio de nuestro amigo ayudó a quitarnos la tortura de tener que pensar en la autodestrucción día a día, noche tras noche. Los que no fuimos capaces de suicidarnos, decidimos matarnos a largo plazo, como fue el caso de Carlos Mayolo, un adicto a conciencia, quien – entre vasos de vodka y líneas de cocaína – finalmente sucumbió a la edad de 61 años.  

¿Cuál es la Cali que se va a apreciar en ‘Todo comenzó por el fin’? ¿El documental es una manera de contar también la historia de esta ciudad, su evolución? 

Los años 70 y 80 fueron los más violentos y convulsionados de la historia de Colombia y el mundo, a su vez, iba de mal en peor. Las drogas y el alcohol estaban por todas partes y se consumían sin ningún problema. En Cali todo sabía a rumba y el narcotráfico era rey. Aunque Cali era diseñada para el fútbol, la salsa y la frivolidad, a través del cine nos inventamos una manera de estar en la ciudad, interpretándola, sin tener que salir de ella. 

Esa necesidad nuestra de fijar el flujo incesante de lo real en una imagen me provocó una profunda e inquietante angustia. Angustia por el paso del tiempo, ya que los materiales de archivo de esos años locos me llevaron a creer que todo instante no captado, no convertido en imagen, es un instante no vivido, y, por lo tanto, un anuncio de la muerte. 

A propósito del pasado, contemos brevemente la historia de Caliwood. ¿Cómo fue que se formó este grupo? ¿Quién lo bautizó Caliwood? 

El grupo surgió en Cali como muchos otros grupos de cinéfilos en otras partes del mundo, como una ‘familia’ de gente muy joven y muy precoz que descubrimos muy apasionadamente y muy desordenadamente el cine, el rock, la droga, el amor, el mundo. Había una comunidad de intereses entre nosotros; unos estábamos especializados en cine, otros en literatura, otros en las artes plásticas, otros en el rock, otros en el hipismo, pero todos gravitábamos alrededor del cine. El cine era nuestro refugio en un mundo hostil y gris. 

El origen de la palabra ‘Caliwood’ creo que surgió como un chiste en alguna de nuestras fiestas; no sé si se lo inventó Sandro Romero  o Carlos  Mayolo o yo mismo, haciendo alusión jocosamente a ‘Bollywood’, el cine que se hacía en la India, país de la diosa Kali.   

¿Cuál cree usted que es principal legado de ‘Caliwood’ a Cali y a Colombia? ¿Estamos viviendo un nuevo ‘Caliwood’ con el auge del cine local y nacional?   

No soy yo quien deba decir cuál es el principal legado del Grupo de Cali, ya que  hice parte de él. Pero sí puedo decir que nosotros con nuestras películas, con nuestro Cine Club de Cali, con nuestra revista ‘Ojo al cine’ y a través de la docencia y el mal ejemplo, quizá fuimos los que tiramos la primera piedra del cine moderno caleño. 

 Digo ‘moderno’ porque no hay que olvidar que Cali ya tuvo sus pioneros en los años del cine silente. Sin embargo, para dar solo un ejemplo de nuestro legado, yo fui el primer profesor de cine que tuvo la Universidad del Valle. Mis alumnos y colaboradores han sido, a su vez,  profesores de las nuevas generaciones del cine caleño, que en estos últimos años vive su mejor momento. 

¿Por qué estrenar ‘Todo comenzó por el fin’ primero en Toronto y Japón? Se inició con pie derecho… ¿pero por qué no estrenarlo antes en Cali? 

Festivales de la categoría ‘A’ como Toronto, que es quizá el segundo festival más importante del mundo, exigen que las películas de su selección oficial sean estrenos mundiales, por eso es que la película se estrenó ahí y no en Cali. Luego se exhibirá en varios festivales. Y al final de la correría mundial tendrá su estreno nacional en marzo del año entrante. 

¿Qué impresiones le ha dado la recepción del documental por parte del público del exterior? 

Comprobé que lo que ha podido ser una película muy local y para unos pocos buenos amigos, es una obra de carácter universal, ya que bandas de cinéfilos como nosotros han existido,  existen y existirán en todas partes del mundo. Mi cine siempre ha sido muy personal y, en algunos casos, muy regional, pero nunca ha sido hermético o provinciano. Creo, como Mayolo, que el cine de provincia puede ser universal, como lo expresó él en su artículo ‘Universo de provincia o provincia universal’. 

Por cierto: a estas alturas, ¿cómo se define Luis Ospina,  director? 

A lo largo de más de 45 años de carrera cinematográfica he sido un reconstructor de vidas ajenas porque creo que el cine documental es el arte por excelencia de la biografía y que todo retrato es siempre la reconstrucción de una memoria. 

Película tras película he tenido la secreta creencia de que mi obra es una permanente ‘work in progress’. He sido un retratista que intenta meterse en el lugar de sus personajes para mirar el mundo con sus ojos y hablar con sus voces. Fue así, de hecho, como surgió la idea de hacer el autorretrato de mis amigos del Grupo de Cali y de nuestra pasión por el cine. 

Un relato retrospectivo y reflexivo en el que intervienen varias voces y varias miradas en torno al cine y su tras escena, entre lo público y lo privado, entre el arduo quehacer cinematográfico y la fiesta sin fin. 

Hablando de fiesta, sin duda otra estación en la celebración de los 45 años de Caliwood es el Festival de Cine de la ciudad que se inicia el próximo 29 de octubre. Usted, como director del festival, ¿qué novedades nos puede anunciar para esta versión? 

Este año el Festival Internacional de Cine de Cali llega a su séptima edición y ya podemos decir que se ha consolidado como uno de los festivales más importantes de Colombia y Latinoamérica porque ha tenido una línea curatorial definida desde su inicio.  

Apostamos por un cine arriesgado, experimental e innovador apartado del camino trillado del cine de Hollywood y de las grandes producciones. No solo le damos cabida al cine argumental sino también al documental, así como a otras manifestaciones del audiovisual como la videoinstalación, el cinema expandido y  las nuevas tecnologías. 

El Festival también tiene un componente académico muy importante en el cual se hacen talleres, clases magistrales y debates. Además cada año el Festival se ha ido descentralizando y estamos llegando a lugares en los cuales no llega el cine con frecuencia. Este año tendremos 16 secciones, tres de ellas competitivas: la Selección Oficial Internacional de Largometraje, la Selección Nacional de Largometraje y la Selección Oficial de Cortometraje. Asimismo hay retrospectivas, panoramas de lo mejor del cine mundial, muestras de películas restauradas,  lanzamiento de libros, homenajes y exposiciones. 

¿Quiénes serán los invitados internacionales? 

Entre los invitados internacionales están el videoartista catalán Antoni Muntadas, el documentalista israelí Avi Mograbi, el artista y cineasta brasileño Cao Guimaraes, el documentalista francés Jean-Gabriel Périot, la directora francesa Valerie Massadian, la directora dominicana Laura Amelia Guzmán, las documentalista chilenas Macarena Aguiló y Tiziana Panizza, los directores españoles Javier Rebollo, Luis E. Parés y Jorge Tur Moltó, el director argentino Javier Olivera, la productora y archivista vietnamita Nicole Pham, y los talleristas de guion Rodrigo Moreno y Enrique Rentería.  

Además de la retrospectiva de Avi Mograbi, tendremos una muestra representativa del gran cómico norteamericano Jerry Lewis.  

¿Y qué representación tendrá el cine nacional y local? 

Este año ha sido muy afortunado porque tendremos películas nacionales con muy buena crítica, como ‘El abrazo de la serpiente’ de Ciro Guerra,  ‘Gente de bien’, de Franco Lolli, ‘Violencia’, de Jorge Forero, ‘Carta a los marcianos’, de Agustín Godoy,  y las producciones regionales como ‘La tierra y la sombra’,  de César Acevedo y ‘Las últimas vacaciones’, de Manuel Contreras. En cuanto al cine local,  tenemos nuestra sección habitual ‘Cali, ciudad abierta’, en la cual se le da difusión a producciones hechas en el Valle del Cauca. 

Por cierto, y a propósito de Andrés Caicedo y Caliwood,  ¿qué opinión tiene de la película inspirada en la novela Que viva la Música, dirigida por Carlos Moreno? 

No puedo opinar sobre algo que no he visto.

 

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