La historia de Samuel Ordóñez Carrillo: el niño prodigio del baile caleño que participará en el Salsódromo

Cuando Samuel tenía ocho meses de nacido —empezando a gatear— sufrió un accidente: fractura del fémur derecho. Su padre lo cargaba y arrullaba, mientras caminaba por la casa, pero, por desgracia, en un desnivel perdió el equilibrio y cayó con el bebé.

“Parecía que no tenía ningún golpe, pero de repente empezó a llorar mucho y luego le apareció un moretón en la pierna, de inmediato lo llevamos al hospital, donde con unas radiografías hallaron la causa”, cuenta Henry Ordóñez, su padre.

Debido a esto, lo enyesaron de pecho a pies y debió permanecer así por dos meses, lo que retrasó sus primeros pasos. En aquel momento, sus padres no podían suponer lo que sería Samuel Ordóñez Carrillo en el futuro, aunque seguramente habrían descartado profesiones relacionadas con el esfuerzo físico como, por ejemplo, el baile.

En la actualidad, Samuel tiene 13 años y es considerado el niño prodigio del estilo caleño, esa particular forma de bailar salsa que nació en esta ciudad. Desde los nueve años, cuando entró a la Escuela Estilo y Sabor, de Viviana Vargas y Brandon Pérez, Samuel empezó a demostrar su talento avanzado.

“Al mes de empezar las clases me llamaron para proponerme que lo dejara entrar en el grupo representativo de la escuela, con los que realizan presentaciones y van a competencias, y que como aprendía tan rápido, lo iban a poner en clases con un profesor particular para que se nivelara con los que llevaban más tiempo”, cuenta Jenny Johanna Carrillo, su madre.

El mismo año compitió en el Festival Mundial de Salsa en dos categorías infantiles: pareja y solista, en ambas ganó el primer lugar, y para el 2025 quedó nuevamente como campeón mundial en pareja y, aunque aspiraba repetir título como solista, no tuvo la oportunidad debido a que el evento no abrió esta categoría para bailarines de su edad.

Samuel y sus padres descubrieron que tenía talento para el baile por pura casualidad durante una verbena de diciembre en el barrio Junín.

“En el sector de La Luna nosotros teníamos un local de comidas rápidas y por esos días nos invitaron a una verbena en una cuadra por allí cerca, fuimos con Samuel y hubo un momento en el que hicieron un concurso de baile para niños y adultos, el premio era una bicicleta todoterreno. Yo le dije a Samuel: ”¿No te gusta esa bicicleta? Vaya baile y se la gana". Pero él tenía como pena y no estaba seguro, pero yo le dije que no perdía nada con intentarlo y se decidió. Comenzó a bailar con una niña, la hija de una amiga que estaba con nosotros", relata la madre.

“Yo no sé de dónde él sacó esos pasos, porque él sabía lo básico, nosotros no es que seamos muy rumberos, pero ese día quedó de finalista, superaron a parejas adultas y luego se enfrentó con su pareja, al final ganó como solista y se llevó la todoterreno”, agrega el padre.

Después de eso, tanto padres como hijo quedaron sorprendidos y fue la misma amiga, al ver el talento de Samuel, quien le sugirió que lo llevara a una escuela para que desarrollara todo su potencial.

“Yo le pregunté a Samuel si quería aprender a bailar en una escuela y él tenía miedo de que se le burlaran, pero yo le expliqué que al contrario, allá iban a valorar esa facilidad que tiene para moverse y le ayudarían a ser mejor bailarín”, dice doña Jenny.

Su primer reconocimiento lo ganó en Buga, en el concurso El Milagroso, fueron dos primeros lugares, en las categorías de pareja y solista, esta última la preferida de Samuel, quien ya recibió la bendición del legendario Carlos Paz, quien invitó al joven bailarín para una exhibición en su salón de eventos.

“Él ha venido ganando consecutivamente cada año y eso es algo que nunca se ha visto, porque, por lo general, un niño tiene que llevar un proceso como escalonado, pero quedar campeón desde el primer año es excepcional”, confiesa orgulloso don Henry.

En apenas cinco años de trayectoria, Samuel ya acumula decenas de trofeos, medallas y distinciones ganadas en concursos de todo el país, en la más reciente edición de los Premios Cristo Rey recibió un galardón como mejor bailarín infantil de Cali. También tiene un premio internacional obtenido en Ecuador, donde representó a su país.

Y tampoco ha faltado en los últimos cuatro Salsódromos de la Feria de Cali, donde encabeza junto a su pareja el desfile de su escuela Estilo y Sabor.

El padre explica que “nuestro sueño es que Samuel sea un referente del baile caleño y llevarlo a mostrar su talento por el mundo, nos gustaría que tuviera la oportunidad de competir en los concursos de México, España y Estados Unidos, donde ya nos han invitado, pero hacen falta recursos para poder inscribirlo y acompañarlo, ya que él es un niño”.

“Él se siente feliz haciendo esto, por eso nosotros siempre lo apoyamos, hacemos rifas, vendemos comida para mandar a hacerle sus trajes y zapatos, aunque él con sus premios se va consiguiendo lo que necesita, y también hay personas que nos ayudan ocasionalmente, aunque nos gustaría que él como referente de Cali pudiera tener más apoyo de la parte pública”, agrega.

Al respecto, el padre menciona que Samuel fue invitado para bailar en el video de la COP16 y hasta en eventos oficiales de Cali. Además, lo han contratado para videos de varios artistas como la agrupación Cali Flow.

Otro de los talentos que tiene Samuel es la actuación y ya debutó en dos producciones, como protagonista de la serie A Bailar, que estrenará Telepacífico en febrero de 2026, y en el cortometraje El Menor, de un director caleño.

Su historia recuerda un poco a la Billy Eliot, la famosa película de un gran bailarín que salió de los barrios populares. Por eso, cuando preguntan a Samuel qué siente al bailar, su respuesta es esperanzadora: “Siento latir mi corazón, un corrientazo de energía que me hace erizar la piel”. Como Samuel hay muchos otros niños en esta ciudad, sin duda la salsa caleña tiene el futuro asegurado.